La Ciudad de Orduña en los siglos XVII y XVIII
La situación geográfica y los medios de comunicación son factores fundamentales en el crecimiento y desarrollo de las poblaciones, y la Ciudad de Orduña, situada en la línea divisoria del Señorío de Vizcaya y Castilla fue, como ya se ha visto en el capítulo anterior, un punto vital en las relaciones comerciales entre la Meseta y el Puerto de Bilbao y lugar importante para el abastecimiento del Señorío de productos de consumo de los que carecía, tales como trigo, vino, aceite, etc. Sin embargo, dada su situación geográfica carecía de fáciles accesos siendo el camino más utilizado hasta el siglo XVI, el llamado «la Venta de Arbín» o el que rodeando la sierra por el Monte de Santiago, bajaba a Orduña desde el pueblo de Unzá, por la más transitable antigua calzada de los peregrinos del Apóstol. La afluencia de mercaderes y el interés del Señorío en su adecuado abastecimiento de víveres, hizo que fuese estudiado en serio el problema de las comunicaciones con Castilla por Orduña y se llegase a construir el primer camino carretil.
Armona refiere «que hacia finales del siglo pasado, en 1681, se llegó a tomar providencia formal entre Orduña, la Villa de Bilbao y su Consulado, pero con muchas oposiciones de los pueblos inmediatos como sucede siempre y en todas partes sobre la dirección que había que dar al nuevo camino. Al fin se capituló abrirle con la posible comodidad y anchura por la parte de la peña que se llama de Goldetxo, entre Orduña y Bilbao, costeándole el Consulado a partes iguales. Transitaban por él y todavía lo usan muchos arrieros y los carros del país. Orduña cobraba un corto peage de estos dos caminos que le proporcionaban 7.000 reales alaño.»
Para la mejor organización, reparación y explotación del peaje y transporte, el Ayuntamiento estableció un reglamento titulado «Guías de la Peña» en el que se determina alquiler de explotación, obligaciones de conservación, tasa de peajes, etc. El cobro del peaje era de sumo interés para el Ayuntamiento de Orduña, no admitiendo privilegios ni exenciones de pueblos comarcanos y de interés comercial aún después de la construcción de la carretera de Bilbao a Pancorbo con lo que se redujeron los ingresos anuales a 600 ó 700 reales.
Aduana
El establecimiento de esta nueva vía de comunicación trajo como consecuencia la afluencia de mercaderes y tránsito de mercaderías entre la Meseta y el Señorío, creándose la necesidad del establecimiento en Orduña de una Aduana que representó a través de los años importantes ingresos tanto para la Corona como para el Señorío. Efectivamente, existía por Bilbao un comercio extranjero de consideración, cuyos derechos de entrada en Castilla se cobraban por Orduña; por otra parte el embarque y extracción de lanas y otros artículos cuyos tributos cobraba el Señorío, dieron lugar a que la Ciudad se convirtiese en un centro económico importante con la consiguiente necesidad de crear una dependencia administrativa en lugar apropiado para controlar con seguridad y debidamente estos saneados ingresos. El aumento de ingresos de la Aduana a partir de la apertura del nuevo camino, proporcionaba a la Corona ingresos del orden de los 6 ó 7 millones anuales, lo cual dio lugar a que, de acuerdo la Corona y el Señorío, se construyera en 1782 una nueva Aduana donde con comodidad y servicios adecuados se pudiesen despachar con celeridad y sin molestias para los traficantes en tránsito la liquidación de los derechos arancelarios.
El Rey determinó comprar terreno dentro de la Ciudad para levantar el nuevo edificio, y ésta se lo ofreció siendo aceptados por R. O. del 22 de marzo de este año, ofreciendo asimismo la Ciudad sus canteras, maderas y piedras sillares del Castillo. Así el 15 de setiembre se empezaron a abrir los cimientos. La idea aprobada manifiesta una fachada al oriente con trece arcos a la plaza, todo de buena piedra y gran consistencia. Por la parte interior tenía un patio cuadrado con arcos y columnas.
Fueron muchos los beneficios económicos que reportó la construcción de esta nueva Aduana a la Corona y Señorío como puede apreciarse por la diferencia de ingresos en la Aduana de Orduña antes y después de su erección, según el siguiente cuadro comparativo:
Quinquenio 1784-1788: 34.690.037 Reales de Vellón.
Quinquenio 1784-1788: 34.690.037 Reales de Vellón (así figura en el original).
En la Guerra de la Independencia y en las revueltas y alborotos políticos de 1823 a 1833, sirvió la Aduana de Orduña de fortaleza militar. Con posterioridad a 1841, se trasladaron las aduanas a la costa, por Real Decreto de 19 de octubre de este año, con lo cual quedó sin servicio utilizándose en algún momento como cuartel para la guarnición acantonada de la ciudad.
José Ramón Madaria
Bonita referencia de la importancia que tuvo la ciudad de Orduña gracias a su estratégica situación geográfica. Me he quedado con la curiosidad de conocer la diferencia de ingresos que experimento la Aduana comparando el antes y después de su construcción, ya que los datos dados están repetidos, y no se refleja ninguna comparación.
Siento la repetición. Así está en el original «La Ciudad de Orduña» p. 28. NO he encontrado más datos