Menú

BALNEARIO de LA MUERA

BALNEARIO de LA MUERA

la-mueraInaugurado de cara al público en 1880.  Las aguas de sus manantiales eran salinas frí­as, clorurado sódicas y sulfatadas  ferruginosas. Estas aguas usadas en las proporciones y dosis recomendadas por los especialistas son muy adecuadas para los efectos gástricos, aparato intestinal, el apetito, las fuerzas  y el bienestar fí­sico, anemia y cloro-anemia, además de: linfatismo, raquitismo y escrofulosis,  y otra serie de enfermedades y dolencias. Constaba dentro del recinto con un hotel de 4 pisos, con capacidad para unas 200 personas. En el recinto balneario  existí­a  una capilla para celebrar actos religiosos y  también dentro del mismo, existí­a la famosa fonda «Paquita», donde tení­an mucha fama los platos cocinados por la misma. El balneario tení­a servicio de coche para traer y llevar a los clientes hasta la estación de ferrocarril de Orduña. Estuvo en funcionamiento hasta la guerra civil. Después ya no volvió a abrir sus puertas como establecimiento balneario. Los manantiales nacen a unos 1.500 m. al Norte de la ciudad de Ordu­ña y a 71 m. de la margen derecha del rí­o Nervión, próximos al balneario. En este punto nace el manantial principal, fuente de La Muera, en una fuente de piedra construí­da en 1852, y que tiene dos caños de salida. Está en una arqueta de 2,22 m. de largo por 1,70 m. de ancho, y 1,12 m. de profundi­dad, que representan un volumen de 4,226 metros cúbicos, según notas reco­gidas del análisis hecho por don Manuel Saenz Dí­ez en 1872. El agua tiene burbujas en forma de rosario, de color rojizo en las pare­des y en el recorrido del agua, debido al óxido ferroso. Los manantiales nacen de las montañas, antes citadas, cuya naturaleza es caliza con terreno cretáceo. Inmediato al rí­o Nervión y cerca del manantial principal, hay otro de idéntica composición y naturaleza, con gran cantidad de gases nitrogenados que son útiles para inhalaciones, sobre todo para enfermedades del aparato respiratorio. Este segundo manantial se ha rodeado de una pared resistente, y en for­ma circular de 80 cms. y 1,85 m. de diámetro. Después va elevándose obli­cuamente hacia adentro hasta 2,25 m. con un diámetro superior de 92 cms., terminando en forma de cono truncado. En el año 1300, poco después de la fundación de Bilbao, el terreno en el que está situado el balneario pertenecí­a a unos señores de Bilbao, que por entonces trasladaron aquí­ su residencia, levantando para vivir una torre en las cercaní­as del célebre Arbol Gordo, y así­ durante algunos siglos se llamó Arbol de Arbieto. Cerca de este lugar se construye el balneario. El edificio estaba compuesto de planta baja y principal en el año 1887. La planta baja ocupaba una superficie de 200 metros cuadrados. En la parte central habí­a un gran salón cuadrado, con luz natural que entraba por una claraboya. Era el salón de espera de los bañistas. Estaba rodeado de cuatro largos pasillos donde estaban los distintos departamentos de baños. Tres de estos gabinetes estaban destinados a du­chas de diversas clases (horizontales, descendentes, articuladas, en corona, en columna, campana, dorsal, perineal, en silla articulada, baños de asiento, escocesa, rusa, circular, etc.). El otro gabinete estaba destinado a pulveriza­ciones diversas, en copa o cáliz, de chorro, surtidor, con palas o tela metáli­ca para tamizar el agua. Cada aparato estaba colocado sobre cómodas me­sas de mármol, con un grifo de agua potable para lavar el aparato antes y después de su uso. Al lado de este gabinete habí­a una habitación con una bomba aspirante que pone en funcionamiento los aparatos. En los pasillos laterales al referido salón existí­an 12 gabinetes, indepen­dientes cada uno, con una pila de mármol, de Carrara, lavabo y una cama portátil por si fuese necesario. En otro gabinete estaba la piscina, revestida en sus paredes con el mismo mármol, y en el centro un doble trapecio. En la misma planta baja, e independientemente a estos pasillos, estaba la caldera de vapor, con su pulsómetro para elevar el agua desde el manan­tial hasta los depósitos para los baños o duchas. Los depósitos estaban en un extremo del edificio a una altura de 10 metros. En el piso principal estaba el departamento de vapor con sus duchas, baño ruso, estufa y al lado de estos departamentos una pequeña habitación con una cama por si los enfermos la precisaran por indicación de su médi­co. También existí­a aquí­ una capilla provisional y el gabinete del médico di­rector con los aparatos necesarios para los reconocimientos. El gabinete de inhalaciones estaba próximo al rí­o Nervión y recogí­a los gases del segundo manantial. En este edificio se construye un suelo de madera para aislar a los pacientes de la humedad, y para recoger los gases azoados que se desprenden del manantial en forma de burbujas. A 2,25 m. de donde brota el agua y en el lugar donde empieza el pavimento de madera estaba colocado un brocal de pozo o púlpito de madera donde se recogí­an los gases y donde los enfermos se pueden colocar sentados a un metro y aspirar los gases azoados. Este gabinete de 11,5 m. de superficie con 3,58 m. de altura y en forma de anfiteatro tení­a una capacidad para 7 u 8 personas en cada sesión. Recibe la luz por dos ventanas que están a un lado y que tie­nen cristales dobles para que no se pierdan los gases. Está bien decorado y rodeado de pasillos laterales y vestí­bulo de entrada que lo aislan de las tem­peraturas exteriores. En un pasillo existe un pequeño gabinete particular en donde por un tubo una persona recibe los gases directos del manantial. Este gabinete fue inaugurado en la temporada de 1887. Las instalaciones balneoterápicas, se encontraban en un magní­fico edi­ficio cuadrado de 76 pies de lado con planta baja y principal. En la planta baja existí­a un gran salón de descanso, rodeado de gale­rí­as, el techo se encontraba a 35 pies y estaba cubierto de vidrios de colores y embaldosado a cuadros negros y blancos, con divanes para los enfermos. Una fuente brota en una de las galerí­as laterales, en una gruta de estalacti­tas. En cada uno de los cuatro ángulos de la planta baja habí­a una sala, siendo la izquierda destinada a pulverizaciones y duchas de Weber. Las otras tres salas son usadas para hidroterapia y en ellas se encuentran la du­cha en cí­rculos, la dorsal, aparatos para duchas locales, duchas escocesas, el hidromezclador, la silla articulada para duchas e inyecciones vaginales, ute­rinas y rectales, aparatos para la ducha móvil con boquillas para el baño o duchas en lluvia, corona, campana, columna, del cuello de cisne y sillón Fleury o estufa seca. En los cuatro frentes del edificio se encontraban doce espaciosos gabi­netes del baño, con bañeras de mármol rojo o negro. En el lado derecho ha­bí­a una bella piscina de mármol blanco con duchas y trapecio. En la planta principal estaban los baños de vapor o estufas, y aparatos para duchas de vapor y fumigatorias y camas de masaje. Cada gabinete de éstos se encontraba comunicado con una cama de descanso. Al Este del balneario estaba el depósito de agua para las duchas, en for­ma de bonito castillo. El agua es impulsada por el pulsómetro de Henry Hall. Al Sur del balneario, y sobre el pozo de la inhalación, habí­a un hermo­so edificio cuadrado con una sala para ello, y a ambos lados dos gabinetes para inhalaciones, por medio de tubos y boquillas directamente a la boca de los enfermos. Delante de la fachada principal del establecimiento de baños habí­a una gran plaza con plátanos y castaños de Indias en cuyo centro hay un estanque donde brota un surtidor con agua potable. Al lado opuesto del jardí­n y paralela a la fachada se encontraba la fon­da. Esta es moderna y cara y sólo se ha construido la quinta parte de la mis­ma. Estaba compuesta de planta baja, destinada a salones de tertulia, come­dores, cocina y otras oficinas y dependencias. El piso principal, segundo y tercero estaban destinados a habitaciones de los bañistas y tení­an una capa­cidad para unas 60 personas. Actualmente no existen ninguna de las edificaciones del balneario, en­contrándose en su lugar un complejo de piscinas municipales, que hasta ha­ce no mucho tiempo eran de agua salada, restando todaví­a una en igual situación. El manantial se encuentra protegido por una verja metálica y surge a unos dos metros por debajo del nivel del suelo, con un abundante caudal, que va a perderse en el rí­o próximo. Las edificaciones perdieron su utilidad y fueron deteriorándose hace más de 40 años[1].

 

[1] Sarrianonaindia «Historia de los balnearios…» pp.203.217

Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *