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ARRASTARIA (organización eclesiástica)

ARRASTARIA (organización eclesiástica)

La situación del territorio orduñés y las aldeas de Arrastaria, entre la la Vieja Castilla y la costa del Cantábrico, propició el tránsito secular de gentes por sus pasos, a veces difíciles.

Esta situación explica, por otra parte, la organización eclesiástica del territorio a lo largo de la historia. A partir de la Alta Edad Media estuvo dividido entre la antigua diócesis castellana de Valpuesta, con sede en la actual provincia de Burgos, en un entrante, casi un enclave, en la comarca alavesa de Valdegovía, y el obispado de Álava con sede en Armentia, en el centro de la Llanada Alavesa.

La diócesis de Valpuesta se extendía hasta las Encartaciones vizcaínas y abarcaba el extremo del N.O. alavés hasta el río Llanteno; la diócesis de Armentia comprendía casi toda Álava y el Oeste de Guipúzcoa hasta el río Deva.

En los pasos de Valdegovía, Cuartango y Losa al valle de Arrastaria, existió el monasterio de Santiago de Langreiz que, documentado desde 1075, figura como “ermita” en los libros parroquiales de Délica ya que, en este año, el noble Lope Sánchez ofrecía a San Millán el monasterio de San Langreiz, con sus manzanares en el “valle de Orduña” y otras donaciones, entre ellas posesiones en Tertanga.

El “valle” en la documentación de la época sirve de asiento a una comunidad que, independientemente de su distribución en pequeñas aldeas dentro de él, mantiene una unidad de decisiones sin que exista entre ellas relación de subordinación. El valle de Orduña-Arrastaria, organizado de un modo más o menos rudimentario, englobaría una serie de pequeños núcleos o aldeas dedicadas a una actividad primaria, ganadera y agrícola. Las tierras bajas en las que posteriormente se ubicará Orduña, y el hoy llamado “valle de Arrastaria” (Aloria, Artómaña, Delika y Tertanga).

Al extinguirse en el siglo XI los obispados de Valpuesta y Álava, que dejaron de mencionarse documentalmente a partir de 1087, sus territorios pasaron, respectivamente, a las diócesis recién establecidas de Burgos y Calahorra, restaurada ésta en 1045, a raíz de la reconquista de la ciudad.

Las iglesias de Orduña y sus aldeas, así como las del valle de Arrastaria pasaron en 1087 de la diócesis de Armentia a la de Calahorra. Esta división permaneció hasta la creación de la nueva diócesis de Vitoria en 1862.

A finas del siglo XI el convenio acordado con Pedro, obispo de Calahorra, y los habitantes del valle sobre las percepciones de diezmos, fechado en 1095, se refiere entre otras iglesias o monasterios, a Derendano (Saracho). El obispo concierta que cuando deseara reunirse en concilio con los abades de Ayala, habrían de celebrarse en Arrastaria, donde concurrirían dichos clérigos. Este dato parece indicar la existencia en 1095 de la iglesia de Santa María de Delika.

Los pleitos sobre la percepción de diezmos, las actas de las visitas pastorales y los censos de las rentas y frutos de parroquias y ermitas, aportan importantes fuentes para el estudio y el conocimiento de las producciones y cultivos de la tierra en relación con la riqueza de sus templos.

Los principales pagos de diezmos y primicias eran: cereales (trigo, avena, cebada y centeno); eran también importantes las aportaciones de habas, manzanas, castañas, corderos y cabritos. Demás de estos productos, entregaban  también los feligreses, en calidad de “frutos menores”: quesos, pollos, ansarones, lechones, nueces, linos, miel y cera.

Aunque la cera aparece a veces como “producto menor” en los censos de diezmos de las parroquias de la zona., Orduña pagaba en cera su tributo al monasterio de San Millán de la Cogolla, en los siglos XI y XIII; entregaba además a los monjes ciertas medidas de lienzo. En estos momentos se documentan también diversos “manzanares” entre los bosques y cultivos de Orduña y su comarca.

Algunas de las ermitas existentes en la zona, actuales o desaparecidas, fueron parroquias de aldea o barrios despoblados, como la de San Clemente de Arbileta, próxima a Orduña y una de las primeras iglesias del territorio documentada en 1192. hoy, año 2023,  se encuentra en ruinas.

En la carta de Don Jerónimo Aznar, fechada en 1257, aparece como parroquia la iglesia de Berracarán, convertida más tarde en ermita dedicada a Santiago, aneja a la parroquia de Délica, hoy desaparecida.

Se documentan en el siglo XIV cosechas de uvas, vino, manzanas y sidra en las tierras de Orduña y Arrastaria, frutos sobre cuya participación pleiteaban en 1321 las iglesias de Arrastaria y el cabildo de Armentia.

Don Pedro López de Ayala tomó posesión de su señorío y jurando mantener  los fueros y libertades del valle, en la iglesia de Santa María de Delika, en 1380. El señorío de Arrastaria no llevaba consigo el patrón de esta iglesia porque, a mediados del siglo XVI, los clérigos de Delika manifestaban que en su iglesia “ no había otro patrono que los siete beneficiados“, que presentaban clérigos para cubrir las vacantes y tomando conceder exenciones para erigir capillas y disponer sepulturas.

En algunas ermitas de la zona, a veces, se ocupaban de las mismas matrimonios sin hijos, llamados “santeros”;  los encontramos en la ermita de  San Pedro de Beraza, entre Lezama, Uzquiano y Aloria. Otras ermitas fueron centros religiosos de barrios, algunos bien poblados aunque alejados de los núcleos principales de los pueblos.

En la subida al puerto de Orduña, antes de la construcción del “camino del Señorío” había una ermita dedicada a San Bartolomé; cuando se proyectó dicho camino se planeó colocar una efigie del santo en las proximidades de la ermita, plan que no llegó a efecto.

También se puede documentar desde el siglo XIV la celebración de las Juntas de Arrastaria, “ a campana repicada según uso y costumbre”, junto a la iglesia de “Santa María de Odélica”. A veces las actas de estas juntas se encabezaban “en el campo de Arrastaria” o en el “campo de Uriondo”, desde donde los junteros se trasladaban a oir misa a la parroquia de Santa María. En una casa aneja a la iglesia se custodiaban las armas (cascos y coseletes, picas y otras armas), de que disponía la Junta de Arrastaria para entregar a los soldados que el valle debía tener prestos en casos de levas o llamamientos de guerra.

Encontramos en Aloria la “Cofradía de Santo Domingo y San Íñigo”, con ordenanzas medievales recogidas por el bachiller Acebedo en 1508, aprobadas en la Junta de San Juan de Aloria el 1 de junio del mismo año, y refrendadas en 1527. Solo podían pertenecer a ella hidalgos de nobleza escrupulosamente probada que celebraban sus juntas ante la parroquia en el “Campo de San Juan de Aloria” hasta que se construyó “la cámara”de reunión en la misma iglesia de San Juan, la primitiva de Aloria. Había ermitas con cofradías muy antiguas, exclusivamente para cofrades hidalgos, por lo que la entrada a ellas requería pruebas de nobleza y limpieza de sangre, y su pertenencia a las mismas constituía, a su vez, testimonio fehaciente favorable en los expedientes de hidalguía.

Las relaciones de diezmos y primicias, que conservamos entre 1542 y 1545, incluyen aportaciones de “borona” o mijo, nombre que pasaría al maíz después del cultivo de éste en la zona.

Estos diezmos de “borona” se refieren como se ha indicado a aportaciones en mijo. El cultivo del maíz, propiciado por el clima oceánico de la zona, alternó pronto en el paisaje de cultivo con los prados, hasta superar en algunas zonas del país, la producción de trigo. En estos momentos se documentan también diversos “manzanares” entre los bosques y cultivos de Orduña y su comarca.

En el censo de de rentas y frutos de 1542 a 1545, Orduña entregaba a los beneficiados de su cabildo, aparte de trigo, cebada, corderos y cabritos, 1.555 cántaras de vino y 194 cántaras y media a los fondos de fábrica de las parroquias, prueba de la riqueza vinícola de la comarca. Los derechos a percibir los diezmos de vino, junto a los de granos, corderos y cabritos, se registran asimismo en todas las parroquias de Arrastaria.

El lino se recogía y se elaboraba como industria familiar en varios pueblos de la zona.

En esta zona del valle de Arrastaria, Ruzabal y Orduña, en el siglo XVI y posteriores, existía bastante devoción a la Virgen de Valcorta, situada en la Sierra Salvada, en la zona del pueblo de Llorengoz, cuya fiesta se celebra el día de La Petronila, 31 de mayo.

Con piedra caliza de las canteras de Los Castillares de Orduña se construían en el s. XVI una capilla en el actual convento de las Clarisas de la ciudad, así como el palacio de don Íñigo Ortés de Velasco; la cantera llamada “de la Dehesa”, de Saracho, se extraía piedra en 1788 para la fábrica del edificio de la Aduana de Orduña.

En las obras de las iglesias estudiadas se empleaba cal de algunas caleras y yeserías. Se citan así las caleras orduñesas de San Juan del Monte y del Castillo, cuya cal se empleaba en la erección de la torre de Santa María de Orduña, en 1625. Unas décadas más tarde se “quemaba un  calero “en la “hoya de San Juan” para las obras del convento de San Francisco, de la ciudad, obras en las que se había empleado cal de Tertanga, en 1591; aún a comienzos del s. XX existía en Tertanga la yesería de Basaldúa con treinta operarios y buena maquinaria. Cerca de Tertanga se encontraban las caleras de Paul, que aportaron la cal necesaria para las obras realizadas en la iglesia de Délica en los años 1767 y 1781.

Son varias las tejerías de esta comarca, cuyos materiales “ teja y ladrillos”se emplearon en la construcción de los templos y casas de la zona.

La ermita de San Pedro de Beraza se cita en las visitas pastorales a Aloria desde 1740, encargándose al cura y feligreses de Aloria que la mantuvieran con decencia. En la visita de 1757 se ordenaba que “en la ermita de San Pedro de Beraza, que parece se arruinó, se ponga una cruz que sirva de memoria”.

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