Alimentación (siglos XV-XVI)
ALIMENTACIí“N (siglos XV-XVI): el alimento principal (como en todo el Medioevo y muchos siglos después) fue el pan. Frente a la existencia de dos pescaderías y una carnicería, hay nada menos que ocho panaderías distribuidas por todo el casco urbano. El abastecimiento de pan debía hacerse todos los días del año y, si acaso faltase un día, el arrendador era sancionado con una multa de 48 maravedíes. Que el consumo de harina de trigo y de cebada era fundamental lo atestigua además la existencia de media docena de molinos en la jurisdicción de la Ciudad, según datos que conocemos por la fogueración de 1511. Si hacemos caso al volumen de información que poseemos el consumo de la carne era mucho más importante que el de pescado. Este llegaba a sus pescaderías era tanto seco como remojado y debía abundar la sardina frente a otras especies. Esporádicamente aparecen otros pescados como el besugo, el congrio, el arenque y el salmón. La alimentación se completaba con los productos que cultivaban los vecinos en su propia tierra y con los ganados que poseían. Las huertas, objeto de especial protección en unas ordenanzas aprobadas en 1518, producían berzas, puerros, ajos, cebollas, lechugas, nabos, zanahorias y otras hortalizas. La dedicación del «ager» (valle) era básicamente agrícola en la que abundaba el trigo, cebada, avena, habas y alubias. De los árboles frutales el más frecuente era el manzano del que se tiene noticias cuando menos desde el siglo XI, sin olvidar la vid que servía para la abundante y protegida cosecha de txakolí de gran importancia hasta el siglo XIX. Otros árboles citados en documentación bajomedieval son los perales, ciruelos, higueras, duraznos y nogales. En el «saltus» (aldeas) la actividad ganadera ha sido de primera importancia y por los documentos medievales que hemos podido analizar entre el ganado mayor el que más abundaba era el vacuno y en menor medida el equino. Entre el ganado menor el más abundante era sin duda el ganado ovino[1].
[1] Salazar-Llano «Orduña: camino y frontera», 44