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La tierra del valle orduñés y sus habitantes en la historia

La tierra del valle orduñés y sus habitantes en la historia

1.- Arqueología y toponimia.

En el entorno orduñés se registran varios dólmenes  de montaña como el de las “Campas de la Choza” en Orduña. Se acusan también huellas prehistóricas en el valle de Arrastaria, como el hallazgo en un prado de Délica, fuera de yacimiento o estrato arqueológico, de un hacha de cobre de doble filo, relacionada con otras halladas en sepulcros megalíticos.

Varios restos materiales y algunos topónimos dan fe, por otra parte, del asentamiento romano en tierras del Nervión. Una calzada romana subiría  por Osma de Valdegovía, Mambliga y Orduña hasta llegar a la ría siguiendo el curso del Nervión.

La toponimia es otra fuente de interés para el conocimiento de la protohistoria y de la penetración romana en estas tierras. La palabra Nervión es un hidrónimo de origen indoeuropeo (Nerva), según estudiosos del tema, quienes también encuentran raíces indoeuropeas en topónimos como Lendoño, Salmantón, Lezama, etc,  y otros nombres de pueblos y barrios aquí relatados.

Algunos andrónimos prerromanos, después corrientes en la onomástica personal del medioevo (“ordu”, “ordo”, “orduntius”) parecen reflejarse en topónimos de esta comarca, como “Orduña” y “Ordunte”. Asimismo, refleja un origen numeral romano el nombre de “Tertanga”, lo mismo que el de “Cuartango”, valle limítrofe con las tierras de Arrastaria. “Tertiani” eran los soldados romanos de la Legión III, por lo que el nombre de la actual aldea de Arrastaria derivaría de “Tertianica”, de modo similar a Cuartango, derivado de “Quartanicus”. También son de origen romano los topónimos de los barrios de “Ripa” en Orduña; las mismas raíces, posiblemente, se hallan en el topónimo “Derendano”, nombre antiguo de la actual Saracho.

2.- Las primeras fuentes documentales.

Afirma la Crónica de Alfonso III (848-910) que Alfonso I de Asturias (693-757), hijo del Duque de Cantabria y yerno de Don Pelayo, en su expansión a comienzos de la Reconquista por los límites orientales de su reino, no tuvo que guerrear por la posesión de “Alaba, namque Bizcai, Alaone et Urdunia”, porque las habían mantenido siempre sus habitantes durante la invasión mulsumana: (“a suis incolis reperiuntur semper esse possesae”) lo mismo que el territorio pamplonés y otras comarcas navarras. “Alaone” o “Aiaone” se ha interpretado como “Ayala” y “Urdunia” es sin duda, la actual Orduña.

Orduña figura ya en el año 804, en la donación a la iglesia de Valpuesta otorgada por el rey Alfonso II al obispo Juan. En el documento de la “Reja de San Millán”, con el voto del conde Fernán González al monasterio emilianense, figura también “Ayala con sus villas” abonando su tributo en cera, y Orduña aportando cera y lienzo. Respecto a Arrastaria, el noble Lope Sánchez ofrecía a San Millán en 1075 el monasterio de Santiago de Langreiz, en la bajada a dicho valle, con sus manzanares en Orduña y otras donaciones, entre ellas posesiones en Tertanga, en una ladera de Arrastaria.

Pero uno de los documentos más significativos para el conocimiento de la historia eclesiástica de la zona de fines del s. XI, es el convenio acordado entre Pedro, obispo de Calahorra y los habitantes del valle sobre la percepción de diezmos y otras cuestiones. El documento que lo recoge, fechado en 1095, se refiere a varias iglesias ayalesas. En el acuerdo el obispo concierta que cuando deseara reunirse en concilio con los abades de Ayala habría de llegar a Arrastaria, donde asimismo concurrirán dichos clérigos. Este dato parece indicar la existencia, ya en 1095, de la iglesia principal del valle, Santa María de Délica.

En 1135 el rey Alfonso VII entregaba a San Millán la villa de Gaviña en tierras de Orduña. Poco antes de finalizar este siglo, en 1192, el rey de Castilla, Alfonso VIII donaba a la iglesia de Calahorra el “monasterio” de San Clemente de Arbileta, próximo a Orduña.

3.- Señoríos y patronatos eclesiásticos

Don Sancho García, hijo de Garci Galindez, que llevó el apellido Salcedo, incorporó al patrimonio ayalés la tierra de Urcabustaiz y las aldeas de Arrastaria. Los descendientes de esta familia fueron señores de Arrastaria, entre otras tierras.

Don Pedro López de Ayala, el comunero, en su intento de levantar a Álava a favor de la Comunidad, fechaba una carta llena de coraje y razonamientos en apoyo de los rebeldes; derrotado Don Pedro en abril de 1521, moría en prisión 3 años después. La Casa de Ayala antes de sublevarse contaba con unos 6.500 vasallos en tierras alavesas, entre ellas Arrastaria y Ayala. El levantamiento de Don Pedro a favor de la Comunidad acarreó la confiscación de sus bienes y señoríos. El 6-5-1525 le fue restituido  el valle de Arrastaria, entre otros territorios; en cambio el castillo de Orduña, punto clave en la defensa de la ciudad, se demolió por orden del emperador.

Don Fernán Pérez de Ayala “ovo bien pleitear” con la entonces villa de Orduña sobre las aldeas de Arrastaria y, tras obtener sentencia favorable en la real Chancillería de Valladolid, tomaba posesión de su señorío y juraba mantener los fueros y las libertades de Arrastaria en la iglesia de santa María de Délica en 1380. El señorío de Arrastaria no llevaba consigo el patronato de esta iglesia, una de las más antiguas del territorio, porque, poco antes de mediar el siglo XVI, manifestaban los clérigos de Délica que en su iglesia “no había otro patrono que los siete beneficiados” que presentaban clérigos para cubrir las vacantes y concedían licencias para erigir capillas y disponer sepulturas.

Don García de Ayala y Herrera, hijo y heredero de una nieta del Canciller, había ayudado al príncipe castellano, Don Alfonso,  reconocido como rey al ser destronado en Ávila su hermano, Enrique IV.  Sirvió al rey con gentes pagadas a su costa y asegurando la guarda de importantes fortalezas, entre ellas la de Orduña, reparada y pertrechada por el señor de Ayala en las tensiones entre Don Alfonso y Enrique IV su hermano.

Muerto Don Alfonso, el rey Enrique, necesitado de apoyo, concedió en 1473 a Don García de Ayala “los oficios de justicia” de Orduña. Los Reyes Católicos “consintieron“ esta alcaldía a comienzos de su reinado, en los momentos duros de su guerra con Portugal, hasta que en 1476 anulaban la merced de Enrique IV a Don García; en 1481 renunciaba este a sus posibles derechos sobre Orduña, a la que los reyes confirmaban sus privilegios y prometían no separarla de la Corona.

Los Eguíluz, procedentes de la torre de Lasarte en Zuya y señores también del solar torreado de Eguíluz en Ayala, fueron asimismo patronos y diviseros de Santiago de Berracarán, en el valle de Arrastaria. En 1257 esta iglesia era parroquia de la entonces aldea de Berracarán, pero quedó convertida en ermita aneja a Santa María de Délica al ser Berracarán un simple barrio de la misma.

Seguramente arrancaba también del medioevo el derecho de los Arbieto de Orduña a percibir parte de los diezmos de Olábezar (12 fanegas de trigo). A mediados del siglo XVI recibía esta cantidad “el bachiller Arbieto el Mozo” y, más tarde, en los siglos XVII, XVIII y comienzos del XIX, los Ortés de Velasco, también de Orduña.

Fuente: Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria (Tomo VI), Micaela Portilla.

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