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Barranco de Tologorri, las aguas revitalizantes

Barranco de Tologorri, las aguas revitalizantes

Un murallón calcáreo como el mascarón de proa de un barco destaca en la sierra Salvada; es el monte Tologorri. A sus pies se sitúa el bucólico valle de Urduña y entre ambos un barranco que es el camino para acercarse a tan atractiva silueta montañera. Situados en la vertiente norte de la sierra Salvada, frente a la mejor vista del monte Tologorri o Iturrigorri (1.066 m) nos aproximamos a su base, en las inmediaciones del pueblo Lendoño Goikoa [Lendoño de Arriba], inicio de la ruta.

A la entrada del núcleo, a trescientos metros, desde la carretera vemos un indicador a la izquierda que marca hacia los montes públicos de El Haya y Mendiro. Entrando por esa pista asfaltada en apenas unos metros localizamos el aparcamiento para el vehículo. No hay duda, el monte con su grisácea silueta como una gran embarcación marca el sendero a tomar.

Fincas ganaderas y grandes fresnos y robles, entre encinas y avellanos, junto a los cercados de piedra acogen los primeros tramos de la pista. Seguimos la pista principal dejando desviaciones a los lados. Las golondrinas, capturando ágiles los insectos, y el escribano soteño acompañan el avance mientras el milano negro en vuelo recorta su silueta oscura contra el cielo.

A medida que las actividades ganaderas y los cultivos agrícolas van quedando atrás, los robles y encinas dan paso a las hayas. El arroyo Lendoño, que discurre por el fondo del barranco, cada vez queda más alejado con su bosque de ribera envolviéndolo.

En apenas unos metros, nos atrapa la frondosidad del hayedo y el verde característico de su sotobosque, donde apenas penetran los rayos solares, mientras subimos. Varios desvíos menores y un cruce en cruz no nos apartan de la senda marcada con hitos de piedra y señales amarillas pintadas en las piedras. Al pasar una gran curva hacia la izquierda, marcada convenientemente con su hito de piedras, hacia la derecha vemos el camino a seguir. Cuando alcancemos una gran roca, conocida como la Piedra del Cojo o Errena Harria -un pastor cojo descansaba en el lugar y apoyaba su pierna en la piedra- es señal de que llegamos al lindero del bosque donde dejaremos de estar emboscados en el hayedo de Lendoño.

Estamos a punto de transitar por la popular Senda Negra, un panorámico sendero a media ladera, por herbazal y bajo los paredones del monte Bedarbide (1.041 m) con unas vistas magníficas del Tologorri. Si está mojada iremos con mucho cuidado y atención pues un resbalón podría ser muy peligroso.

Al final de la senda surge el Portillo de la Barrerrilla, una brecha que nos sitúa por encima de los cortados de la sierra sobre el mismo barranco y su cascada. Ésta es visible en primavera si el año ha sido bueno en lluvias, porque recoge las aguas que discurren por la majada de Ponata, a la que acuden los pastores del burgalés valle de Losa con sus ganados. El barranco queda a nuestros pies, así como la decisión de continuar senda hasta coronar el Tologorri o bien disfrutar de las vistas panorámicas y descansar antes de regresar.

Si cruzamos la portilla ganadera veremos manar la fuente de los Nudos. Si bebemos de ella tendremos en cuenta que hay que hacer algún nudo en las hierbas de alrededor, como manda la tradición, para evitar dañar la garganta con su frialdad.

Si optamos por llegar a la cumbre del Tologorri, proseguimos hacia la derecha, por pradería entre caballos y vacas para alcanzar la majada y fuente de Iturrigorri. Este tramo en dirección noreste nos llevará una hora más hasta alcanzar la cumbre y su buzón montañero. Las vistas son espectaculares e invitan a deleitarse con calma entre el macizo del Gorbeia, Urkiola o las formaciones rocosas de Aizkorri, una buena recompensa para nuestros ojos.

Tomado de www.deia.eus

 

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