ARRASTARIA (Yeseras)
1) Antiguas YESERAS en TERTANGA (Araba)
En 1591 se documenta por primera vez la existencia de una “yesera”: el señor Pedro Urtaran autorizaba a sacar todo el yeso que fuera preciso para edificar el convento de San Francisco el Real de Orduña (actual “ Residencia de Ancianos“) de una “yelsera” que tenía en la aldea de Tertanga.
En 1738 se documenta la existencia de otra yesera en Tertanga: Manuel Francisco de Herrán Zuazo Ochoa de Lupidana incluye entre los abundantes bienes del mayorazgo que poseía, una “yelsera” que da en arrendamiento y que se halla en el término de San Cristóbal o la Butrera, en el límite jurisdiccional entre Orduña y Tertanga. A finales de la centuria esta cantera de yeso aparecerá en manos de Bernardo de Cazaña y Aznar, vecino de Madrid (este propietario da en renta a Lucio García Villoslada, vecino de Orduña, una heredad en el sitio de San Cristóbal, “donde existe desde antiguo una mina o cantera de yeso“. La renta ascendía a 6,5 pts el vagón extraído, y el plazo contratado era de tres años. A finales del siglo XIX esta cantera será el inicio de la fábrica de “Yesos de Basaldúa”, teniendo años después varios propietarios diferentes.
2) La YESERA de BASALDÚA (Tertanga- Álava)
Esta yesera, como ya se ha señalado, comenzó a funcionar a finales del siglo XIX. Dicha explotación contaba en estos años con un “cable aéreo movido por una máquina de vapor”, que transportaba “las piedras de yeso” hasta las instalaciones fabriles. Este sistema de transporte de materiales de la cantera hasta la fábrica, se sustituyó años después por una vía férrea, que comunicaba ambas instalaciones. En estos primeros años trabajaban en la cantera unas 30 personas.
La cantera de yeso estaba situada en el término de San Cristóbal, en el límite entre Tertanga y Orduña, en territorio de Tertanga. La cantera, a cielo abierto, tenía unos 50 metros de profundidad, unos 100 metros de largo y unos 25-30 de anchura.
Constaba, además, de un galería principal subterránea, con orientación Suroeste, de unos 3 metros de altura y otros 3 de anchura, con una longitud de unos 100 metros. A unos 20 metros de la entrada, partían 2 ramales laterales, uno con orientación Sur y otro con orientación Oeste, con unas longitudes cada uno de unos 50-100 metros. En estas galerías había bóvedas donde se encontraban vetas más grandes de yeso, por lo que sus dimensiones eran más grandes tanto en anchura como en altura.
La cantera tenía una vía de comunicación con las instalaciones fabriles, que, a poca distancia de la misma, transcurría por un túnel de 200-300 metros de longitud, el cual tenía unas medidas muy ajustadas a las vagonetas que usaban, de tal forma que cuando bajaba alguna de éstas, casi no había espacio para una persona. Esta vía, una vez salía a cielo abierto, transcurría unos 60 metros hasta llegar a una bifurcación de la misma, que se dividía en dos ramales. Esta bifurcación se situaba a unos 8 metros de distancia de la vía férrea Bilbao-Miranda de Ebro.
Uno de esos ramales llegaba hasta la escombrera situada al Norte, al otro lado de la vía férrea, pasando para llegar a ella por un puente de hormigón que salvaba la misma.
El otro ramal se dirigía a las instalaciones fabriles, donde estaba la zona de cocción y fabricación del yeso, situada a unos 200-300 metros, en las cercanías del antiguo paso a nivel existente en el antiguo camino que se dirigía a Tertanga[1].
Las vagonetas con las piedras de yeso o con escombros bajaban hasta las instalaciones fabriles o la escombrera (ambas situadas en terrenos del municipio de Orduña), de una en una, por una ligera pendiente, por su propio peso, al mando de un operario que las iba frenando, con un freno manual, en función de la velocidad que tenía prevista.
Una vez la vagoneta en éstas, se descargaban mediante un volquete lateral, manual, que tenían las mismas, por ambos lados. Para subirlas desde las instalaciones fabriles a la escombrera o hasta la propia cantera, las subían empujando por operarios, de una en una, durante todo el trayecto.
Hacia el año 1950 el gerente de la empresa yesera, denominada, “Artículos de la Construcción”, era una persona llamada Teodoro Arregui Goraygordobil. Dicha sociedad tenía en Bilbao dos almacenes- depósitos.
Hacia el año 1954, esta sociedad vendió la cantera de San Cristóbal a otra sociedad, formada por Fidel Ascabide y Agustín Aguirrebengoa, que a su vez tenían otra yesera en la zona de Amézaga (Zuya).
Estos dueños vieron que la cantera de San Cristóbal se estaba agotando, por lo que trajeron a unos zahoríes, que detectaron que en la zona de “abajo” (en la zona de una finca próxima a las instalaciones fabriles y a la vía férrea Bilbao-Miranda, al Oeste de la misma), término de San Vicente, ya en el municipio de Orduña, existían buenas vetas de yeso, por lo que decidieron empezar a horadar la zona, a mano y con explosivos, dando con éstas. A partir de entonces el yeso lo extraían de dicha zona, abandonando la antigua cantera de San Cristóbal. Esta fue la última veta yesera de esta empresa, que se agotó aproximadamente hacia el año 1970[2].
A partir de esta fecha aproximada, las piedras de yeso las traían de una cantera-yesera existente en la localidad de Amézaga (valle de Zuya) por medio de camiones. La empresa que regentaba esta yesera, cuya última razón social desconocemos, cerró definitivamente sus instalaciones hacia el año 1978.
3) Notas complementarias
3.1. La yesera de Basaldúa en las actas del ayuntamiento de Orduña
1889 (16 de junio): Daniel de Basaldúa, dueño de la fábrica de yesos “la Antigua” solicita del ayuntamiento de Orduña la reposición del camino de la Paúl hasta dicha empresa, disponiéndose a poner toda la mano de obra que hiciese falta, de su cuenta. 20 de octubre: Daniel de Basaldúa, pide permiso para arreglar el camino de la Paúl por su cuenta. También solicita se arregle el otro camino, el de Rondina, con lo que iba a gastar el ayuntamiento en el arreglo del primero de ellos.
1890 (17 de noviembre): se da permiso a Daniel Basaldúa para arreglar el camino de la Paúl con escombros de las ruinas de la antigua iglesia de San Francisco.
1892 (5 de junio): el alcalde pedáneo de Tertanga envía una instancia sobre los caminos de Basaldúa y varios. Se pone el asunto en manos del perito municipal.
1894 (17 de septiembre): en esta fecha ya existía la viuda de Basaldua (el de la yesera), doña Manuela Abadiña, orduñesa, que era la dueña de la misma.
1900 (8 de agosto): en el ayuntamiento se debate de la posibilidad de dar una corta de leña para los vecinos, con el permiso de la Diputación, ya que ésta era escasa y cara, ya que las dos yeseras[3] de Orduña consumían mucha y había demanda.
1906 (14 de febrero): el camino de San Cristóbal a Tertanga se hallaba obstruido por algún corrimiento de tierras de las propiedades de la yesera de Basaldúa (algunas personas decían que dicha obstrucción existía desde hacía años y que ése camino se usaba poco, ya que los vecinos de Tertanga utilizaban la carretera provincial). Se acordó que se despejase el mismo por la persona de la yesera de Basaldúa. La viuda de Basaldúa, con este motivo, construyó un puente sobre el río Tertanga, muy cerca del molino del pueblo, con sus medios, para solventar dicho problema y que los vecinos de la aldea pudiesen acceder a Orduña.
1907 (19 de julio): Daniel de Basaldúa se compromete, a la finalización de las obras del monumento a la Virgen, en el Charlazo, por 10.000 pts., poniendo como condición que se le entreguen 5.000 pts., después de acopiar al pie del monumento los materiales, instalar los andamios y empezar las obras; y el resto, hasta las 10.000 pts, después de terminadas las obras y certificadas, por José M.ª Basterra, arquitecto de la misma, y Juan de Eguidazu (ingeniero), responsables técnicos de las mismas. Se aprueba lo ofrecido por Daniel Basaldúa.
1915 (8 de septiembre): la empresa “Artículos de la Construcción”, propietaria de la yesera de Basaldúa, solicita permiso al ayuntamiento para desviar en sus terrenos y otros adyacentes el camino de Tertanga, para mejorarle.
1923 (11 de abril): la Sociedad Anónima de Artículos de la Construcción recurrió el acuerdo del ayuntamiento, por el impuesto al consumo de leña y carbón, que usaba en su fábrica de yeso, en Basaldúa.
1925 (14 de septiembre): se cita el paraje Lendugulo (¿Lendujuelo?), en la zona de Basaldúa. (23 de septiembre): Ángel Linacero Recalda, era mandatario de la Sociedad de Artículos de la Construcción, empresa que regentaba la yesera de Basaldúa.
1941 (26 de febrero): Alberto de Goiri y Ruiz de Aguirre solicita permiso de una serie de “pertenencias” para ampliar la yesera de Basaldúa con una nueva galería, “La Esperanza”.
3.2. Puente del molino de Tertanga y su relación con la yesera de Basaldúa
El actual cementerio fue construido a unos 200 metros de la antigua parroquia, en el término de Los Caños, en 1878, por Manuela Abadiña, natural de Orduña, viuda de Gerardo Basaldúa, de acuerdo con el cura y el Concejo de Tertanga, por el que se le cedió el terreno de la antigua iglesia de San Cristóbal, en las cercanías de la cantera en explotación, para seguir explotando la vena yesera allí existente.
El puente del Molino lo debieron edificar los herederos de Basaldua al desprenderse parte de la escombrera que tenía la cantera al lado del camino que se dirigía al puente de La Venta de la familia Bardeci (el de Renfe) y tapar dicho vía de comunicación. Para ello se construyeron el actual puente del molino, y el camino antiguo pasó a discurrir por la orilla del río, contraria a la anterior (al estar ésta inhabilitada), hasta que vino la Concentración Parcelaria, al no tener ésta en cuenta el antiguo camino.
[1] Parte del trazado de estas vías las aprovechó, años más tarde, la empresa que regentaba “La Cerámica”, que se instaló en unos terrenos cercanos a las instalaciones fabriles de la yesera.
[2] Esta instalación, a diferencia de la de Uría, utilizaba para la cocción del mineral hornos eléctricos.
[3] Además de esta yesera de Basaldúa existía la de Luciano Uría y Torre ubicada (la fábrica) al final del Paseo de la Antigua.