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La Primera Guerra Carlista en Orduña (1833-1839)

La Primera Guerra Carlista en Orduña (1833-1839)

1.- Comienzo de la guerra

El día 3-10-1833, en Bilbao, el marqués de Valdespina, apoyado por el resto de la Diputación se apodera del Corregidor y proclama rey absoluto a Carlos María Isidro (Carlos V). Su primera medida fue enviar tropas a Orduña[1] para apoderarse de los caudales existentes en su Aduana (500.000 reales) y expulsar a los carabineros.

El éxito de la operación fue total, logrando además el alzamiento de Orduña (4-10-1833), segunda población vasca que lo hace, a través de J. Felipe Ibarrola, teniente coronel, que se encontraba al mando de la guarnición existente en Orduña el cual hizo, el mismo día y acompañado por 3 compañías de voluntarios realistas de Orduña, una llamada a las armas en nombre del pretendiente. De este modo se convirtió la Ciudad en uno de los primeros lugares en los que fue proclamado Carlos V.

Pocos días después (22-10-1833) se sumó al alzamiento el ayuntamiento de Arrastaria a través de un comunicado del comandante en Jefe de la Cuadrilla de Ayala en el que se ordenaba una leva de “todos los mozos a partir de los 18 años”.

Para sofocar el brote carlista, llegaron de Vitoria[2] a Orduña 100 infantes del regimiento de San Fernando, 80 carabineros y 12 jinetes al mando de Jaime de Burgues. Les hace frente Ibarrola, acompañado de Goiri, pero cede ante el empuje de las fuerzas liberales y abandona la ciudad, dejando algunas armas[3]. La importancia de la Ciudad provoca que el gobierno central refuerce la guarnición de la misma con un destacamento a cuyo frente se encontraba el comandante Linaje[4] que se encontró con un ambiente francamente hostil[5] tanto con el ayuntamiento como con el cabildo (encarceló a ambos) y los frailes del convento franciscano[6]. Esta dureza, a veces violenta, motivó el abandono de la ciudad por los frailes franciscanos el 7-4-1834 a quienes en la Semana Santa celebrada poco antes de la fecha exigía pases a aquellos que salían a servir o predicar en las iglesias de la zona. A la huida de los religiosos franciscanos, el comandante de armas encargó al regidor que abriese el oportuno expediente, que se cerró con un inventario de los bienes hallados en el convento. Los muebles e inmuebles se sacaron a pública subasta[7].

2.- Desarrollo de la contienda

El 31 de mayo de 1834, Linage mandó cerrar los portillos y entradas de Orduña, dejando solo 4 puertas principales  disponibles (las de Bilbao, Castilla, Vitoria, y la de La Antigua) y una puerta secundaria, del portal de Orruño. Por otra parte, las salidas y comunicaciones que las casas tenían en las zagueras y rondas se habrían de tapiar. Además, tenían un puesto avanzado en Guecha[8].

Poco después (13 de julio), el mismo Linaje  obligó al Ayuntamiento a destituir al alcalde Pedro de Iturria Perea, ya que no le inspiraba confianza, siendo sustituido por Antonio de Aldama. Estableció, como cárcel la casa de José Francisco Bárcena Mendieta, sita en la plaza, encima de calle Orruño.

Entablada la guerra con los dos bandos bien definidos las “escaramuzas” son abundantes provocando las correspondientes respuestas[9]. Así, la noche del 23-24 de noviembre los carlistas mataron a un isabelino en el “puente del Bado” de la ciudad, que habían traído desde Izarra. Como consecuencia de esto, Linage multó al cabildo eclesiástico con 2.000 duros. Al final se mitigó algo esta pena, pero Linage fusiló a un prisionero carlista en el sitio anterior, emitiendo un bando en el que amenazaba a las familias carlistas, diciendo que cada vez que estos ejecutasen a un soldado, él fusilaría a diez.

Del mismo modo ocurre cuando los carlistas fusilan a algunos defensores liberales del fuerte establecido en los límites entre Orduña y Lecámana para defender los molinos harineros de Saracho. Linage, como represalia, impuso una multa de 2.200 reales a Saracho por no haber dado parte del suceso. Estando escasa de fondos la Diputación acordó en Regimiento General con Padres de Provincia el 30 de noviembre de 1834 gravar con un 10% las propiedades particulares. A Orduña le tocaba 7.476 reales y 8 mrs

El 6 de marzo de 1835 sabe el carlista Eraso que Espartero pasaba por Vitoria a marchas forzadas para proteger al pueblo de Maestu, dejando en Orduña 1.800 hombres mandados por Latre e Iriarte. Con objeto de llamar la atención cayó Eraso de noche desde Arratia sobre Orduña. Y eso que no hacía mucho, el 21 de diciembre, el comandante de armas de Orduña había lanzado una proclama en toda la zona, en la que hacía pública la derrota completa de los facciosos[10].

A fines de mayo de 1835 cuando pasaban por Arrastaria las tropas carlistas (5º Batallón de la 3ª Brigada de Álava), el concejo hubo de entregar cuantiosas raciones para la tropa.

El comandante general de Vizcaya, carlista,  Fº Benito de Eraso se apoderó de Orduña y su guarnición antes de junio de 1835. Como consecuencia se embarga los bienes muebles a los liberales de la ciudad que la abandonaron junto con las tropas

El día 6 de agosto de 1835 salió don Carlos a las 4 de la mañana de Murguía, a la cabeza del ejército con el objeto de atacar a la columna enemiga, que constaba de 19 batallones, y pernoctar en Orduña, sobre cuya Peña estaba el 5º batallón de Álava con Ibarrola.  Una oscura niebla y lluvia incesante les privó de las operaciones, permaneciendo el pretendiente casi todo el día en Oyardo, partiendo después hacia la llanada alavesa.

Las escaramuzas son abundantes en los meses finales del año 1835 protagonizadas por Iriarte (acción en Arceniaga), bastantes centradas en la posesión de la Peña de Orduña (Espartero, Cástor de Andechaga, Córdoba…).

Al comenzar el mes de marzo de 1836, el cuartel general de Espartero ocupaba Berberana, desde donde se dirigió a practicar un reconocimiento sobre Orduña, decidido a escarmentar al enemigo si lo hallaba. Con este objeto marchó a las 7 ½ de la mañana del 5 de marzo, con 13 batallones y 2 escuadras de húsares, ordenando al brigadier Alaix protegiera la operación con algunos batallones y a Ribero que siguiera a la llanura con la brigada a su mando.

Cerca de Orduña ocupaban los carlistas el mejor terreno y posiciones, y se propusieron impedir el paso de los contrarios. No estaba menos resuelto Espartero a lo contrario,  y al efecto destacó a dos compañías de cazadores, poniéndose él mismo a la cabeza de 2 escuadrones de húsares de la Primera que le había prestado Córdoba, bajando al trote  la Peña.

Se había propuesto vencer o morir, y vencieron. Espartero, que ve que el enemigo se abrigaba en la ciudad de Orduña, se decide a penetrar en ella, y lo hace con temeridad a la cabeza de unos cuantos húsares. Llegan a la plaza de la ciudad, sufren en ella el fuego de medio batallón, pero desalojan a los carlistas que huyen por la puerta que se dirige hacia Bilbao. En el extremo contrario de la población los resultados fueron similares, pasándoseles algunos enemigos. El triunfo fue completo.

Sin descansar en Orduña, regresaron las tropas a sus cantones, y al de pocos días después, vencedores y vencidos ocupaban las posiciones anteriores.

Los carlistas perdieron unos 200 hombres entre muertos, heridos y prisioneros. La compañía destinada a contener en Orduña a los liberales se pasó a estos, cundiendo el desaliento en el batallón y escuadrón que, al mando de Arroyo, cubrían Orduña. Entre las pérdidas que experimentó Espartero la más sentida fue la del coronel Regalado Elio, asesinado por un prisionero que aún conservaba su fusil.

La “acción de Unzá”

El 19 de marzo de 1836 tuvo lugar la llamada “acción de Unza” en los pasos de Arrastaria y Orduña, encima de Artomaña (entre el monte Bagate, la zona de Unza y el pueblo de Uzkiano)  a la zona del valle de  Zuya,  así como a la llanada alavesa. Los carlistas comandados por el general Eguía y los isabelinos por los generales Espartero, Rivero y Méndez de Vigo. Esta batalla fue una de las más cruentas de la “primera guerra”.

Estando las tropas de Espartero en las alturas de Unzá y Oyardo, Espartero decidió dirigirse hacia Orduña, con todas las cautelas que exigían la proximidad del enemigo. Cuando llegaban a las proximidades de la ciudad, que estaba abandonada por sus moradores, desobedeciendo órdenes de Espartero, cuando se les presentaron los carlistas  asomando por la Peña. Otras fuerzas carlistas ocuparon la zona de Unzá, donde se encontraba la vanguardia de tropas que mandaba Ribero, quien después de la marcha de Espartero y viendo que los carlistas salían detrás de él, hizo frente al enemigo.

Se proponían los carlistas empeñar a Espartero en un movimiento sobre la izquierda de Orduña, en tanto que el grueso de sus fuerzas batían a las de Ribero. Espartero que comprendió esta maniobra, trató de unirse a la división de Unzá, y al efecto salieron sus fuerzas de Orduña, avanzando en columnas paralelas a apoderarse del monte de Artomaña.

Los carlistas, que debieron darse cuenta de esta intención, se esforzaron en cerrar el valle  de esta zona, pero Espartero situó en la llanura al batallón de Gerona, mandado por O´Donnell, y al frente de 3 escuadrones intentó franquear la garganta de Artomaña y lo consiguió.

Los carlistas, no obstante, se presentaban en actitud de batallar. Creyó Espartero que su enemigo aspiraba a dominar la altura de Uzquiano, sitio estratégico, por lo que se apresuró a ganarlo, cubriendo con sus fuerzas una línea de más de una legua, operación tan acertada como bien ejecutada. Ribero al ver que los movimientos de los carlistas se encaminaban a hacerse dueños de Uzquiano, se dispuso a impedirlo, y lo consiguió.

Este era el punto que interesaba a ambos combatientes. A él llevaba el jefe carlista, Eguía, tropas de refresco. Los más atrevidos subían las dos terceras partes de aquellos montes, pero también lo hacían las tropas cristinas, que hacían un fuego mortífero.

Los carlistas no cedían, y estos a pecho descubierto y los otros guarecidos en las quebraduras del terreno, lucharon a vida o muerte. Los de Espartero tenían instalada una batería de 4 cañones en una pequeña cima, que hizo mucho daño a las tropas carlistas.

Tras una larga batalla, que duró horas, Espartero se impacienta, preparando un golpe un tanto atrevido. Recorre a galope su línea y excita el ánimo de sus soldados, ordenándoles atacar todos a una, deslizándose monte abajo hacia las posiciones carlistas y hacia Orduña, pero tras duros combates fueron rechazados por los carlistas.

Espartero reunió sus fuerzas en Unzá para dirigirse a Vitoria. Le faltaban municiones y no tenía comunicación con el general en jefe, y los carlistas no se consideraban vencidos. Ambos bandos se jactaban de sus hechos. Mil hombres costaron a unos y otros ganar y abandonar las posiciones La división que más sufrió, la vanguardia, fue la de Ribero.

Tras la batalla Espartero regresaba a Vitoria el día 21 y entraba victorioso en ésta, aunque Eguía se “jactaba del resultado del encuentro”. La acción fue así, según Pirala: ”para todos gloriosa e inútil en sus resultados “. En definitiva: La acción de Unzá fue gloriosa pero estéril para ambos bandos[11].

El día 3 de mayo, Vigo ocupaba Villalba de Losa, al mismo tiempo que Córdoba regresaba a Vitoria. Eguía se había propuesto apoderarse de Villalba, punto estratégico, pero la oportuna llegada de Córdoba frustró su plan, obligándole a retirarse a Orduña.

El día 15 de mayo el brigadier Villalobos salió de Orduña en dirección a la peña de Aro en Sierra Salvada.

El 4 de enero de 1837 Espartero confiaba al general Ribero la ocupación de Orduña, contando para ello con una división de éste, la de Narváez y 400 caballos, quien dirigía la vanguardia del Norte. Ribero se encontraba entonces en Burgos y al recibir la orden se dirigió con sus tropas hacia Briviesca, pero luego tuvo que desistir de la ocupación de Orduña, pues ésta y la zona del valle de Losa se encontraban intransitables por la mucha nieve que había.

El 25 de enero se enviaba un oficio desde el ministerio de Guerra indicando la conveniencia de formar una línea desde Puentelarrá a Castro Urdiales. Para el mantenimiento de la misma serían necesarios, entre otros pueblos, el asentamiento de una fuerza militar de 500 hombres en Orduña.

A finales de enero de 1837 los carlistas inutilizaron el portillo de Gualdecho y trataron de hacer lo mismo en el puerto de San Bartolomé con el objeto de aislar la zona de todo tipo de incursiones liberales desde la zona del valle de Losa. En adelante y durante los años siguientes el ejército cristino apenas puso un pie en la zona de Orduña.

El 16 de febrero de 1837 fue nombrado Espartero general en jefe del Ejército del Norte, virrey de Navarra y capitán general de las Provincias Vascongadas, después de la batalla del “sitio de Bilbao”[12].

El rey don Carlos estuvo en Amurrio tras el fracaso de la “expedición real”[13] hacia Madrid en octubre de 1837. En el discurso de Arceniega don Carlos se inclinó por “los apostólicos”, endureciendo su línea de actuación.

3.- Últimos movimientos

En 1839 Espartero reconoció la Peña de San Bartolomé y trazó en la misma “un reducto que los asegurase la carretera”[14]. Su alzado cuadrangular aún se puede observar junto al camino que desde el puerto de San Bartolomé lleva al monte Arando, en un alto y cruzado por una alambrada.

Cuando la columna del general Espartero bajó a Orduña (26-3-1839), antes de entrar, en Tertanga, “desapareció el archivo de la iglesia con los ornamentos y objetos de culto.

Ése día  Espartero tomaba Orduña, y empezó a construir un fuerte en el monte Guecha utilizado como defensa adelantada desde los inicios de la contienda. Con él regresó  Linage, su mano derecha, el cual cesó al ayuntamiento y nombró otro con personas de su confianza. El nuevo alcalde fue Pedro Ortiz Ruiz. Antes lo había sido Saturnino de Urrutia Madariaga.

Estos triunfos liberales, que se fueron sucediendo a raíz de la caída de Bilbao, fueron obligando a las tropas carlistas a ir abandonando las zonas de Carranza, Amurrio, el valle de Ayala, LLodio así como  Orduña, el 26 de mayo de 1839. El ejército liberal, al mando del general Espartero, se ubicó en Orduña. En tal ocasión, siendo necesaria la fortificación de la ciudad, fueron derribadas buen número de casas, casetas y paredes.  Las indemnizaciones por tales perjuicios fueron de 616.790 reales y el número de afectados cuarenta y dos

La firma, poco después, (agosto) del Convenio de Vergara dará fin de esta 1ª Guerra Carlista. Las tropas cristinas, isabelinas o liberales en mayo de 1840 todavía seguían acuarteladas en Orduña, mandadas por un coronel gobernador. Aun en 1842 se hallaban acuartelas 6 compañías con 24 oficiales.

4.- “Oficios”[15] relacionados con la Ciudad en estos años

1835:

  • Borrador de oficio de la Diputación Carlista de Vizcaya dirigido a la Comandancia General Interina del Ejército Real de Vizcaya informando que el jefe del Destacamento de Orduña ha dado aviso de la entrada de Espartero en Puentelarrá y Bergüenda.
  • Oficio del ayuntamiento de la ciudad a la Diputación carlista informando que la muerte de Ignacio Zulueta en prisión fue debida a causas naturales y que fue detenido por los liberales por tener un hijo en el ejército carlista. (44)

1836:

  • Oficio del Ayuntamiento de Baracaldo a la Diputación carlista informando de la suspensión del embargo de bienes a los realistas decretado por las autoridades liberales en atención a la orden de la Comandancia del Fuerte de Orduña, cuyo oficio remite.
  • Oficio de la Superintendencia General de Vigilancia Pública dirigido al subdelegado de Vizcaya diciendo que a todas las personas procedentes de las zonas ocupadas por el enemigo y que han sido detenidas por los comisarios de vigilancia de Orduña y Miravalles y que quieran servir en las filas reales se les expida pase para presentarse ante el general en jefe….
  • Oficio de la Superintendencia General de Vigilancia Pública dirigido al subdelegado de Vizcaya comunicando estar enterado de la llegada a Orduña de las siete personas procedentes de Madrid y de lo que se ha dispuesto acerca de ellos; y en cuanto a los que solicitaban el pase para el cuartel real se les diga que se dirijan al encargado en…
  • Oficio de la Comisaría de Vigilancia Pública de Orduña y su distrito a la subdelegación de Vigilancia Publica de la Comisaría Regia de Vizcaya informando de la concesión de pase para el Cuartel Real a don Gregorio Morales Pantoja, don Nemesio y don Tiburcio Pingarrón, padre e hijo; a fray Santiago Aguilar y fray Vicente Gómez, refugiados.
  • Oficio de la Comisaría de Vigilancia Pública de Orduña y su distrito a la subdelegación de Vigilancia Publica de la Comisaría Regia de Vizcaya subdelegación de Vigilancia Publica de la Comisaría Regia de Vizcaya informando de la recepción de una orden de la Comandancia de Armas de la ciudad para que remita inmediatamente al Cuartel Real a los jóvenes que quieran tomar las armas.
  • Oficio de la Subdelegación de Vigilancia Pública de la Comisaria Regia de Vizcaya a la Comisaría de Vigilancia Pública del distrito de Miravalles ordenándole prevenir al comisario de vigilancia de Orduña que don Juan Llerandi, criado del rey, tiene licencia para pasar al cuartel
  • Oficio del Ministerio de Gracia y Justicia carlista a la Comisaría de Vigilancia Pública de Orduña informando de la concesión de licencia a don Juan Gutiérrez Piñero para pasar al Cuartel Real.

1837:

  • Oficio de la Comisaría Especial de Vigilancia del Cuartel Real dirigido al subdelegado de Vigilancia Pública de Vizcaya solicitando información sobre la ideología política de fray Antonio Abásolo, capuchino, detenido en Orduña, para concederle o no el pasaporte para ir a residir a Galdácano.
  • Oficio de la Comisaría de Vigilancia Pública de Orduña dirigido al comisario regio de Vizcaya informando que han llegado a la ciudad procedentes de Madrid: José Escobedo de Nestrosa, natural de Martos, coronel del Provincial de Jaén, destinado al depósito de Mondragón; Manuel García, natural de Casarrubios del Monte, oficial de coches del taller del infante don Sebastián y Manuel.
  • Oficio de la Comisaría de Vigilancia Pública de Orduña dirigido al comisario regio de Vizcaya informando que se ha dado pase para el Cuartel General del Ejército Real a Antonio Garrido, cabo de rentas cesante, y a Tomás Pérez, natural de Valladolid, escribiente, sargento retirado de carabineros, pues han expuesto sus deseos de tomar las armas en favor de la causa…
  • Oficio de la Comisaría de Vigilancia Pública de Orduña dirigido al comisario regio de Vizcaya dando cuenta que ha expedido pase para el Cuartel General del Ejército Real a Benito García, estudiante de filosofía, natural de Zarzosa de Río Pisuerga, a Aniceto Rojas Frías, labrador, natural de Santa Cecilia, y a Pedro Barbero Sánchez con el objeto de tomar las.
  • Oficio de la Comisaría de Vigilancia Pública de Orduña dirigido al comisario regio de Vizcaya dando cuenta de que ha llegado a la ciudad procedente de Burgos, Evaristo Moragas, pasante de escribano, y ha manifestado sus deseos de tomar las armas en favor de la causa del rey por lo que le ha expedido pase para presentarse en el Cuartel General del Ejército Real.
  • Oficio de la Comisaría Regia de Vizcaya dirigida al comisario de vigilancia de Guernica, indicándole que haga las diligencias necesarias para averiguar el paradero de Miguel Labourdette y otros 3 castradores y caldereros franceses que entraron en Navarra por Santesteban, dirigiéndose dicho Labourdette a Orduña, ordenando se le observe y en caso de ser sospechoso de trabajar para…
  • Oficio de la Comandancia General de Vizcaya dirigido a la Diputación Carlista dando cuenta de que el comandante de armas de Orduña le informa de que el alcalde de la ciudad no cumple con su deber de dar las raciones a los oficiales y partidas que llegan a ése punto e incluso a la guarnición tampoco se las suministra, por lo que se le debería imponer una fuerte…

1838:

  • Oficio de la alcaldía de Orduña a la Diputación Carlista adjuntando el inventario de ropa de cama que necesita la guarnición acuartelada en el fuerte de la ciudad.
  • Oficio de la Presidencia de la Junta del Distrito de Villaro a la Diputación Carlista relativo a las camas solicitadas por el ayuntamiento de Orduña con destino al fuerte del mismo.
  • La Diputación de Vizcaya se dirige al Ministerio de Hacienda, informando que Pedro de Alday y Emeterio de Amillaga, vecinos de Orduña, fueron embaladores en la Real Aduana de la ciudad y que Alday fue desterrado por los liberales cuando su hijo se incorporó al Ejército Real.
  • Borrador de un oficio dirigido por la Diputación Carlista al ayuntamiento de Orduña solicitando el envío de una relación de la ropa de cama que se necesita en el acuartelamiento del fuerte de la ciudad.
  • Borrador de un oficio dirigido por la Diputación Carlista dirigido a la presidencia del distrito de Villaro informándole de la queja de la Comandancia de Armas de Orduña contra las localidades de su distrito por no remitir los operarios que necesita para las obras del fuerte.
  • Oficio de la Comandancia General del Ejército de Vizcaya dirigido a la Diputación Carlista de Vizcaya informando del oficio del comandante de armas de Orduña en el que da cuenta de la negativa del ayuntamiento de la ciudad a dar las mudas de ropa para la tropa que guarece el fuerte y para los oficiales que están arrestados en ella, aduciendo que no tiene de…
  • Oficio de la Diputación Carlista de Vizcaya enviado al encargado de la Secretaría de Estado y del Despacho de la Guerra, informando que Vicente de Durana, vecino de la ciudad, se halla inutilizado de un brazo por su edad septuagenaria, y que maneja su hacienda con criados pues tiene sus 3 hijos en el servicio de las armas, estando uno de ellos prisionero de los…

1839:

  • Borrador de un oficio de la Diputación carlista a la Intervención de la Maestranza de Bedia ordenándole suministrar 14 cerraduras al fuerte de la Aduana de Orduña.

5.- Gastos ocasionados

Las enormes deudas contraídas a raíz de los gastos derivados de la Primera Guerra Carlista continuaban pesando sobre la ciudad, como lo demuestra la relación de obligaciones que, en 1858, recaían sobre ella. Solamente los réditos anuales que debía satisfacer por ese concepto alcanzaban la cifra de 54.742 reales, y en la nómina se incluían tanto los 8 censos como diferentes préstamos a interés, en especial el realizado para la ejecución del camino a Vitoria, réditos atrasados y acreedores varios; como en otras ocasiones, Orduña solicitaba de la Diputación permiso para vender leña de sus montes y así facilitar la amortización de sus deudas.

6.- Tres personajes

a.- ZUMALACARREGUI IMAZ, Tomás: general carlista español, nacido en Ormaiztegui y muerto en Cegama (1788-1835). Estando de gobernador militar del Ferrol (para entonces ya tenía un bagaje notable como militar) se alejó del cargo por ser afecto a don Carlos y se retiró a Navarra, hasta que muerto Fernando VII, se presentó al jefe carlista Iturralde, que le cedió el mando de las fuerzas legitimistas (1834) y logró, sin recursos, organizar un ejército, con el que obtuvo señaladas victorias contra las tropas de Isabel II, siempre con menos elementos de combate. En el sitio de Bilbao fue herido y, mal curado, se le infectó la herida y murió a los pocos días. Amigos y adversarios han hecho justicia a Zumalacárregui, reconociéndole como uno de los más insignes caudillos del siglo XX.

Monumento a Zumalacárregui, en la plaza de Los Fueros  de Orduña

20-9-1939. Parece ser que el primer busto del general Zumalacárregui se colocó con un procedimiento un poco clandestino y sin permiso del ayuntamiento.

En un primer momento, este monumento “más que objeto de veneración, podía servir de mofa, por su estructura y composición”, según la expresión de un concejal.

18-10-1939. Se pagan 1.050 pts al escultor, Juan Esteve, por hacer un busto del general Zumalacarregui e inscripción de “los caídos por España”.

Este busto en forma de estatua, se situaba  en las escalinatas de la plaza de Los Fueros de Orduña. Tenía una altura de 2.65 m. (entre la peana y el busto) con un peso superior a la tonelada. Actualmente, una vez retirado, debe encontrarse en el pabellón de Obras y Servicios del ayuntamiento.

b.- GÓMEZ DAMAS, Miguel: militar español, nacido en 1785 en Torredonjimeno (Jáen). Al estallar el primer conflicto armado carlista se alistó de los primeros en las filas de don Carlos. Dirigió la expedición que saliendo de Orduña, el 26-6-1836, tomó Oviedo, Santiago de Compostela, pasó a Castilla y Andalucía, volviendo después al norte, cuando se libraban las batallas más fuertes del “sitio de Bilbao”. Pero a pesar de sus triunfos maravillosos fue procesado por razones que la historia no aclara demasiado. Emigró a Francia y murió en Burdeos en 1849.

 

c.- SOPELANA LECANDA, Prudencio de: nació en Tertanga en 1800. Murió en 1864. Estudió Derecho en Valladolid, alistándose en el batallón realista de voluntarios en 1822. Después de distinguidos servicios es ascendido a capitán. Al morir Fernando VII ingresa en las filas carlistas. Su hoja de servicios está llena de brillantes acciones en las batallas más destacadas entre 1836 y 1839.

En esta guerra aparece varias veces al frente de fuerzas carlistas en Amurrio y su contorno. Es nombrado comandante general de la 3ª Brigada del Ejército Real de Álava y jefe del Ejército carlista del Norte, participando en el sitio de Bilbao. Tras la victoria de Oriamendi, el pretendiente don Carlos le hace mariscal de campo. En la batalla de Retuerto fue herido gravemente. Al final de la campaña acompaña a don Carlos al exilio en Francia, volviendo en 1849 a España, retirándose de la vida militar y política.

 

[1] La Ciudad conservaba entonces su recinto amurallado en bastantes buenas condiciones para su defensa. Hacia 1823 el coronel comandante en Orduña, Fermín de Mendialdúa, decide tomar una serie de medidas para fortificar la ciudad: se reparan los boquetes en la c/San Juan (unos 10 m.), en el portal de Orruño (8 m.), en el arco de Santa Marina ((2 m.), y en el arco de San Francisco o de c/Burgos (34 m.).  En la zona del castillo se tuvieron que reparar unos 60 m de pared,  así como los numerosos agujeros existentes a lo largo de toda la muralla. El presupuesto previsto para el arreglo de la muralla asciende a 3.185 reales, y  los gastos para la fortificación de la Aduana se elevan a unos 6.000 reales.  En la Aduana las obras para adecuarla en cuartel se fueron sucediendo desde 1823 (5.553 reales ) hasta el año de 1832 (10.783 reales ).

[2] El diputado general de Álava, el orduñés, Íñigo Ortés de Velasco, no pudo hacer otra cosa que convocar una junta particular, para mantener el orden interior de Vitoria y manifestarle a Verastegui, jefe de los carlistas vitorianos, su actuación antiforal. De este modo Íñigo Ortés de Velasco consiguió mantener a la provincia bajo la bandera de la reina Isabel II. En tanto, Verastegui fue nombrado, posteriormente, presidente de la Diputación y comandante general de toda la fuerza armada carlista.

[3] Ibarrola que fue cogido prisionero en un combate contra los liberales en Bilbao, una vez liberado, emprendió nuevas acciones con las fuerzas vizcaínas al mando del brigadier Rotaeche (cura párroco de la parroquia de Orozco), quien ocupó Orduña sin resistencia, esperando allí el resultado de los movimientos de las fuerzas cristinas.

[4] Según parece Linaje permaneció en Orduña hasta abril o julio de 1835. El comandante Linage, liberal, que tuvo una alta participación en la zona de Orduña, falleció en 1847 con el grado de general. El comandante Linage, liberal, que tuvo una alta participación en la zona de Orduña, falleció en 1847 con el grado de general. El comandante Linage, liberal, que tuvo una alta participación en la zona de Orduña, falleció en 1847 con el grado de general. El comandante Linage, liberal, que tuvo una alta participación en la zona de Orduña, falleció en 1847 con el grado de general.

[5] El pueblo orduñés, mayoritariamente carlista, mantiene una clara connivencia con las partidas, lo que obligó al comandante liberal al frente de la guarnición, a expulsar a los familiares con parientes en la llamada “facción “.

[6] Esta situación motivó que el Ayuntamiento (7-11-1833) solicite ayuda a la Diputación ante los numerosos gastos derivados de las tropas acantonadas o de las partidas que por ella circulan. Al mismo tiempo se vio obligado a efectuar recargos en los artículos de consumo, así como a la venta de algunos de los bienes municipales. Por otra parte, las tropas de uno y otro bando (el carlista, emboscado en los montes), exigían a los pueblos de la zona víveres y raciones, con los consiguientes perjuicios para la población en cuanto a requisas, robos y contribuciones.

[7] Los franciscanos abandonaron a escondidas la ciudad la noche del  7 al 8 de abril de 1834. Al de pocos días enterado el gobierno de dicho abandono, por un Real decreto se incautó del edificio. El padre guardián era fray Juan Sebastián de Garibi. En 1836 el convento de franciscanos de Orduña pasó a poder municipal. El convento quedaría convertido en asilo municipal y su iglesia en almacén.

[8] A finales del año 1834 se cerraron todas las calles con pared de mampostería a cal y canto, a excepción del camino real en c/Burgos y c/Vieja, donde se instalaron sendas puertas, así como en C/Medio. Se acomodó el palacio de Mimenza para cárcel, el convento de Santa Clara para hospital, se construyeron 2 tahonas y 2 depósitos de trigo y maíz dentro del casco urbano, para hacer frente a las necesidades alimenticias.

[9] Orduña fue una de los pueblos más ocupados sucesivamente por ambos contendientes.

[10]En este año 1835 se gastaron varias partidas en obras y fortificación. En el cuartel de la Aduana 9.866 reales y en la propia ciudad 3464.

[11] En esta batalla participaron como mandos del bando cristino: Espartero, Ribero, O´Donnell,  Moltó y otros. Por el lado carlista, lo hicieron: Eguía, Guibelalde, Sanz, Arroyo e Iturriza.

[12] Se denomina sitio de Bilbao o primer sitio de Bilbao al conjunto de operaciones que se desarrollaron en torno a Bilbao entre el 10 de junio y el 1 de julio de 1835, como parte de la estrategia del Ejército Carlista por conquistar la ciudad, y durante las cuales las tropas isabelinas defendieron la ciudad frente al intento carlista de ocuparla.

[13] En verano de 1837, tras cuatro años de lucha, la contiende civil parecía abocada a prolongarse indefinidamente, sin que ninguno de los dos bandos lograse una ventaja significativa. De resultas de ello, aun con la oposición de sus principales generales, el pretendiente dispuso una gran expedición militar, la Expedición Real, como demostración de fuerza, que lo llevaría a través de Aragón, Cataluña, Valencia y Castilla, territorios donde su presencia debía insuflar vigor a la causa carlista, hasta la capital del reino, donde esperaba que la regente se echase a sus brazos. La realidad fue muy distinta: tras una ardua marcha –jalonada por cinco batallas campales– a través de zonas hostiles y asoladas, en la que las estancias en territorios amigos solo aliviaron breve y parcialmente las penurias de la tropa, don Carlos halló un Madrid hostil y dispuesto a defenderse. A la postre, la expedición, reducida a la mitad de sus efectivos, regresó derrotada al País Vasco y Navarra.

[14] El Fuerte de San Bartolomé estuvo situado en la jurisdicciones de entre Villaba de Losa y Berberana, a 929 m. de altitud. Cuadrado, de 39 m. de lados, con un foso perimetral de 2,50 m. y una anchura de muros exteriores de 0,90 m. Se levantó durante la Primera “guerra carlista”. Este tipo de fuertes se denominaban de “campaña”, del tipo fortín “centinela”, que se solían construir en colinas o altozanos que dominaban puntos estratégicos, en este caso en la carretera del Señorío de Vizcaya, a su paso por el puerto de San Bartolomé. En marzo de 1836, el general Espartero, situó en el mismo, a más de 100 hombres, con los que campeó sobre estos pasos estratégicos. Desde la zona donde estaba situado este fuerte, del que aún quedan restos, se divisaba todo la carretera o camino real del puerto de Orduña, en su parte más alta. Desde el mismo se podía defender  lo escarpado del paso de la peña con bastante ventaja. Parece que lo construyeron las tropas liberales al mando del general Espartero.

[15] El oficio es un tipo de documento que sirve para comunicar disposiciones, consultas, órdenes, informes, o también para llevar a cabo gestiones de acuerdos, de disposiciones, de felicitación, de colaboración, de agradecimiento, etc. Estas redacciones se utilizan en instituciones como: ministerios, embajadas, municipios, colegios profesionales, sindicatos y oficinas de gobierno, entre otros.

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