El Monumento a la Virgen de la Peña
Se trata sin duda del elemento más característico en el perfil de la sierra Gorobel/Sálvada y que ya figura en la memoria colectiva como elemento inseparable de su silueta, como lo pueden ser las formas del monte Tologorri o Ungino. Es visible desde los cercanos valles de Orduña y Ayala, y desde otros montes de la zona pero, además, constituye un mirador excepcional de la ciudad de Orduña.
Sin embargo, quizá no sea tan conocido que esta construcción fue una de las edificaciones pioneras en el uso del hormigón armado en toda España. La primera fue la Fábrica de harinas «La ceres» en Bilbao, cerca del mercado de la Ribera, entre los años 1899 y 1900. El monumento del Txarlazo fue inaugurado en el año 1904, solamente 4 años después.
Aunque es propiedad de Orduña, se encuentra situada en terrenos de la población de Villalba de Losa (Burgos).
El edificio
El monumento representa la figura de la Virgen de la Antigua sobre una morera. Se pueden distinguir tres partes: el tronco, la copa y la imagen de la virgen. Tiene en total unos 28 metros de altura y unos 8,5 de diámetro en la parte más ancha que corresponde a la copa del árbol. El interior es accesible a través del tronco mediante una escalera de caracol que llega al espacio interior de la copa, iluminado por seis pequeños huecos situados en sus paredes. Subiendo un nivel más, se puede acceder a un balcón exterior, justo debajo de la imagen de la virgen y orientado hacia el desnivel de unos 600 metros sobre el valle. Bajo el pedestal, y en su parte posterior existe una capilla, realizada con posterioridad que tiene acceso independiente.
Estructuralmente, tanto la planta primera como la segunda están resueltas mediante losas circulares de hormigón de 14cm de canto y 12 vigas radiales de hormigón armado de 13x20cm.
Las plantas están conectadas entre sí y apoyadas en el suelo mediante un cilindro de hormigón de 10cm de espesor y 245cm de diámetro. Por su interior circula una escalera helicoidal de hormigón armado apoyada en el centro en un pilar circular de 40cm de diámetro que va desde la cimentación del monumento hasta la cota de coronación de la imagen.
Las vigas de la planta primera disponen de dos apoyos intermedios mediante puntales a 45º de hormigón armado atracados contra el cilindro central.
El techo de la planta baja soporta el cerramiento de la planta primera. Este consta de un cilindro interior de 8.65metros de diámetro de 5cm de espesor y de una hoja exterior de espesor variable separada mediante una cámara de aire intermedia. Para conectar las dos hojas, se disponen unas celosías verticales cada 115cm formadas por redondos de acero de barra lisa.
La hoja exterior del cerramiento no es un elemento original del monumento, pues se restituyó en la rehabilitación de 1974 tras haberse perdido años antes. La hoja interior, en cambio, si lo es y resuelve el apoyo de las jácenas del techo de la planta primera, las cuales deben soportar el conjunto que formaliza la imagen de la Virgen.
La representación de la virgen consta también de dos hojas de hormigón separadas entre sí por una cámara de aire. La hoja interior se trata de un cono recto de 4.80m diámetro y 5,45m de altura, el cual se intersecciona con el cilindro central de hormigón y cuyo vértice coincide con la coronación del pilar circular central. La hoja exterior también tiene una
forma sensiblemente cónica, aunque al reproducir el manto de la virgen adquiere numerosos pliegues perdiendo la directriz recta.
Su construcción
La obra fue promovida por una asociación de antiguos/as alumnos/as del colegio de la compañía de Jesús de Orduña, concretamente, la decisión final se adoptó en la asamblea realizada el de 25 Octubre de 1903. No hay que olvidar que entre ellos figuraban nombres ilustres de la época entre ellos Ingenieros y arquitectos como, por ejemplo, el arquitecto Jose María Basterra autor entre otros de la torre de la basílica de Begoña o de uno de los edificios de la Universidad de Deusto.
Uno de los puntos que preocupaban era la ubicación del monumento. Como los terrenos del monte Txarlazo pertenecían a Villalba de Losa se pensó en una situación alternativa en la sierra que perteneciese íntegramente a Orduña. Finalmente, el lugar elegido fue la zona de Solaiera y, para tener una visión del efecto de la futura construcción, el día anterior a la asamblea se colocó una silueta de la virgen con el tamaño final del monumento
Sin embargo, la construcción comenzó en el lugar actual el 12 de Junio de 1904 bajo el proyecto del arquitecto catalán Claudio Durán i Ventosa. La ejecución corrió a cargo de su propia compañía Claudio Durán, S. en C, y empleando la patente Monier, jardinero francés al que se considera inventor del hormigón armado. No hay que olvidar que, al tratarse de un material novedoso, no se empleaba como en la actualidad, sino que se hacía a través de diferentes patentes, como por ejemplo; Hennebique en Francia y Bélgica; la de Monier adquirida y desarrollada por la compañía Alemana «Wayss und Freytag» o Ransome en Estados Unidos. Cataluña fue la región pionera en el uso del hormigón armado en España de la mano del Ingeniero Francesc Maciá empleando la comentada patente de Monier, aunque posteriormente cayó en desuso y perdió peso en favor de Madrid, donde se concentró el empleo de este nuevo material.
Se utilizaron 50 Toneladas de cemento y 20 de acero con un coste de 150.000 pesetas (unos 900 €). Pero supuso, sobre todo, un reto en la adecuación de las infraestructuras necesarias. Como por ejemplo, el suministro de agua (se realizaron depósitos en la fuente Gualdetxo) o la mejora caminos de acceso, tanto el directo al Txarlazo como el que actualmente
constituye el puerto de Orduña. Para conseguirlo, se movilizó a toda la población de la zona que colaboró en estas tareas y en otras propias del monumento como la construcción de la base.
También se habilitaron barracones para albergar a los operarios llegados desde Cataluña y a los que se abastecía de víveres diariamente. Sin embargo, se cuenta que, al ser una tecnología tan innovadora, los trabajadores catalanes, no dejaban acercarse a los lugareños mientras se realizaban las obras, para «mantener el secreto»
A pesar de las difíciles condiciones, la climatología, la lluvia, el frío y, sobre todo, los fuertes vientos habituales incluso en verano y una huelga de los obreros catalanes que retrasó la obra, el edifico fue inaugurado el 16 de Octubre de 1.904, unos cuatro meses después de su inicio.
Breves notas de su historia
Durante su vida, el edifico ha sufrido diversas reformas. La primera de ellas consistió en la construcción de la capilla, inaugurada en el año 1.946 en la parte trasera del monumento y con acceso independiente, a la vez que la plataforma, graderíos y escaleras de acceso: Un año antes, el ayuntamiento había decidido realizar una aportación anual de 200 pesetas para su conservación.
En las siguientes décadas cabe destacar una reparación con hormigón realizada entre los años 1.951 y 1.952, seguramente de conservación superficial y la colocación de iluminación exterior en torno al año 1.962.
Sin embargo, no es hasta el año 1.969 cuando se propone una intervención en profundidad en el edifico, dada la precaria situación de conservación que preocupaba a los habitantes y autoridades de la
la copa se había desprendido completamente dejando la celosía de acero a la vista, fruto de los efectos de la guerra, de los agentes atmosféricos y de la iluminación colocada años antes. Por ello se funda la «Junta promonumento del monte Txarlazo» formada inicialmente por párrocos y alcaldes de los municipios de la comarca que trabaja en un proyecto de reforma y en su financiación. No fue, sin embargo, hasta los años 1.974-1.975 cuando se acomete la reforma que deja el monumento con el aspecto con el que lo conocemos en la actualidad.
Su proyecto lleva la firma del arquitecto Germán Aguirre y la ejecución corrió a cargo del contratista Retolaza en el periodo de 1974-75. El objetivo consistió en realizar obras de consolidación, recuperación de la decoración y rediseño del sistema de iluminación, ascendiendo el presupuesto a 2.500.000 pesetas. (15.000,00 €). En su financiación colaboraron desde particulares como antiguos alumnos de los Jesuitas hasta las diputaciones de Bizkaia y Araba.
Para el refuerzo estructural, se actuó principalmente en el techo de la planta baja, donde se procedió a introducir un cono invertido de hormigón con el fin de mejorar el apoyo de las jácenas radiales. Para el apoyo del nuevo cono se procedió al recrecido del cilindro interior con una hoja de 12cm de hormigón, y se introdujeron dos zunchos circulares de 40x20cm bajo las jácenas radiales en los puntos de entrega con el cilindro interior y con el cerramiento exterior. Estos zunchos se enlazan mediante jácenas secantes que evitan los puntales originales. También se colocó un zuncho perimetral de refuerzo a nivel del segundo forjado.
Esta rehabilitación modificó sustancialmente la imagen del monumento, distorsionándose las proporciones originales y perdiendo la imagen de la copa del árbol y de las ramas, que pasaron a ser relieves esculpidos sobre el nuevo cono de hormigón.
Posteriormente, tras la celebración del 75 aniversario (1.979), la junta promonumento se extinguió, quedando el monumento poco a poco abandonado a su suerte hasta hoy en día, ya que parece que ninguna institución es capaz de afrontar su mantenimiento con garantías
Proyecto de reforma 100° aniversario
Con motivo del centenario, un año antes, en 2.003 el Ayuntamiento de Orduña encargó dos informes a la empresa Labein para realizar un diagnóstico de las patologías de la construcción, especialmente la corrosión de las armaduras del hormigón armado. Se realizaron inspecciones visuales, mediante endoscopios en zonas inaccesibles, catas y toma de testigos, elaborando un levantamiento final de lesiones, patologías y aportando datos como la resistencia del hormigón.
Posteriormente el Ayuntamiento promueve el concurso del «proyecto de consolidación, refuerzo estructural y adecuación del monumento a la virgen de la antigua», del cual resultó ganador el estudio Eskubi Turró Arquitectes S.L. y en el cual, el que suscribe, tomó parte como colaborador. El proyecto fue terminado de redactar en 2.006, siendo su valoración de 1.600.000€ aproximadamente
Se planteaba la intervención a tres niveles:
1-Reparación: De las distintas patologías en la estructura de hormigón, de los revestimientos exteriores del monumento, dotándoles de tratamientos de impermeabilización y de los revestimientos interiores y pavimentos de la construcción y de la capilla, así como la restitución de la imagen de la virgen.
2-Recuperación de la imagen original del monumento: Eliminando, en la medida de los posible, las intervenciones introducidas durante la vida del edifico que alteraron su aspecto exterior.
Fundamentalmente se proponía la sustitución del cono invertido de la zona de las ramas por una estructura tubular de acero inoxidable y la intervención en la fachada del tramo correspondiente a la copa con la disposición de un entramado metálico de tubos curvados de acero inoxidable y chapas de acero lacado anclado en la piel de hormigón existente.
3-Intervención en el entorno, consistente en la eliminación de las construcciones que se fueron colocando alrededor, fundamentalmente, antenas de comunicación, que restaban protagonismo al monumento. Además, se reformaban los graderíos de la base y se realizaba una ordenación del entorno con una sencilla urbanización integrada en el paisaje. Finalmente, se remodelaba el sistema de iluminación y se proponía un sistema de seguridad con vigilancia mediante cámaras y control de acceso al monumento mediante tarjetas.
Como parte del proyecto se realizaron diversas tareas; como el escaneado laser en tres dimensiones de la construcción, el levantamiento de lesiones y patologías, y un análisis estructural de tres situaciones; la original del monumento, la de 2.004 con las intervenciones del año 1.975 y la propuesta del proyecto. Como conclusión se obtuvo que las deficiencias de la estructura portante del monumento consistentes, fundamentalmente, en la aparición de fisuras y la pérdida de material eran debidas a procesos patológicos asociados a la durabilidad del hormigón y no a solicitaciones excesivas del mismo, debiendo corregirse los primeros para asegurar la durabilidad del conjunto.
Los trabajos de consolidación, refuerzo y adecuación del monumento se proyectaron bajo la premisa del respeto estricto a la composición original del monumento, modificando o eliminando sólo aquellos elementos aparecidos en las sucesivas operaciones de rehabilitación que ha sufrido a lo largo del tiempo y que han acabado por desfigurar la imagen original
del conjunto. Así pues, la aparición de los elementos modificados fue documentada previamente en el desarrollo de cada una de las intervenciones: cincuenta Aniversario de la construcción (graderíos, escaleras, plataforma y capilla); setenta y cinco Aniversario de la construcción (cono invertido, reposición de la piel exterior de la copa)
El diseño de los elementos que se introdujeron para la adecuación del monumento se realizó a partir del criterio de reversibilidad de los mismos. Es decir, no se modificaban de manera permanente los elementos originales del monumento y se podría llegar a despojar al mismo de las intervenciones previstas en un tiempo futuro. Los elementos de nueva disposición se establecieron bajo un lenguaje deliberadamente diferenciado del existente, evitando en lo posible los mimetismos (excepto en las restituciones de la imaginería) para remarcar el carácter contemporáneo de las intervenciones respecto a los elementos originales.
Desafortunadamente la falta de financiación y la crisis económica de los años posteriores dejaron el proyecto aparcado definitivamente.
El monumento en la actualidad
El edificio, como ha ocurrido en toda su vida, ha seguido sumido en el olvido, hasta que se acerca alguna efeméride. Este año, en el que se conmemoraba el 752 aniversario de la coronación de la Virgen de la Antigua se ha vuelto a recordar con la celebración de una conferencia por parte de Antón Ortega, arquitecto técnico, experto en la construcción en hormigón armado, en la que se repasaba la historia y el estado de conservación del edificio. Ya ampliamente superado su centenario (116 años), se encuentra en unas condiciones bastante deficientes, en las que las diversas y abundantes patologías de 2.004 no han hecho sino agravarse: oxidación de armaduras, humedades, carbonatación…
Actualmente no está permitido el acceso a su interior por motivos de seguridad, aunque sí a la capilla de la parte inferior, que se abre en ocasiones puntuales.
Esperemos que estas pequeñas aportaciones consigan impulsar otras iniciativas de mayor calado que impidan que la construcción acabe definitivamente abandonada, de lo contrario acabaremos por perder un elemento importante de nuestro patrimonio.
Agradecer infinitamente la desinteresada colaboración de Txetxu Lambarri, vecino de Orduña, quien aportó gran información y documentación gráfica sobre la historia del monumento que fue de gran utilidad para la elaboración del proyecto de rehabilitación y como consecuencia para la redacción de este artículo.
Por Javier Eskubi