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Poblamiento altomedieval en Ayala y Alto Nervión (IV)

Poblamiento altomedieval en Ayala y Alto Nervión (IV)

aiala4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
Los datos obtenidos son prometedores para el futuro de la investigación ya que nos ofrecen una dispersión de asentamientos analizable sólo de manera preliminar aportando diferencias cronológicas, orográficas y funcionales. Por lo tanto son muchos los interrogantes que se nos presentan. De cara al futuro, y a la realización de nuevos estudios, la Tierra de Ayala presenta caracterí­sticas similares a las regiones vecinas analizadas; como la notoria escasez de elementos pertenecientes a contextos habitacionales, la aplastante supremací­a de evidencias materiales relacionadas con necrópolis, con el mundo de los muertos o con iglesias, la escasez de materiales anteriores a los siglos IX-X o la falta de una visión clara de la herencia del mundo romano. Sin embargo sí­ que podemos citar como rasgo diferenciador la prontitud y cuantí­a de las referencias documentales en comparación con otras áreas, o la perduración del poblamiento desde al menos la Alta Edad Media. Este último punto es comprobable como un porcentaje elevado de los concejos, barrios o templos especí­ficos aparecen documentados antes del siglo XIII, tanto en el Valle de Ayala como en el de Orduña, siendo escasos los despoblados conocidos. Pero si analizamos las carencias de materiales anteriores al IX podemos estar ante el propio devenir histórico del territorio, pudiendo incluso intuir, a modo de hipótesis, un tipo de poblamiento condicionado en todo momento por los recursos que ofrece el territorio a sus propias gentes y a las de fuera. Estarí­amos por lo tanto ante un poblamiento estigmatizado por la herencia romana de explotación delos recursos minerales incentivada por los centros de poder y de administración exógenos. La herencia romana la conocemos de momento por los ejemplos proporcionados por las recientes excavaciones en Elexar en Amurrio, o los resultados de las excavaciones de Aloria y La Encina. Todos estos casos de-muestran que nos encontramos ante asentamientos rurales relacionados con actividades metalúrgicas o de explotación de recursos
El tipo de poblamiento surgido tras la caí­da del imperio podrí­a estar explotando, posiblemente hasta finales del VIII, los recursos que le son conocidos desde la etapa romana o incluso desde la protohistoria. Por otro lado estos asentamientos de época romana de los que tenemos referencia se encuentran geográficamente alejados de los centros embrionarios de poder que están a su alrededor. Parece que a partir del siglo VI se produce una transformación del poblamiento, observada en otros territorios, evidenciada en ocasiones por una recesión de zonas ocupadas hasta entonces que coincide con el surgimiento de nuevos asentamientos en términos como continuación o ruptura se han esgrimido continuamente en estudios, sí­ntesis, excavaciones arqueológicas, etc.). Sólo con la repoblación de Alfonso I a mediados-finales del siglo VIII podemos intuir estas poblaciones cuando entran directamente en la historia a través del registro textual directo. Del mismo modo en Ayala a partir del siglo IX la documentación y los elementos nos hablan de otra realidad que seguramente tenga origen en los dos siglos anteriores. Los primeros análisis desarrolla-dos en el entorno circundante nos acercan a una Tierra de Ayala con un tipo de poblamiento complejo que evolucionará a partir del siglo VIII. Se desarrollarán pequeñas agrupaciones campesinas con una iglesia o templo como eje que realizará las labores de captación de beneficios y rentas. En la actualidad en nuestro territorio es a todas luces difí­cil ver el origen de este fenómeno, su desarrollo y sus caracterí­sticas contando únicamente con referencias textuales y con la documentación arqueológica de unos pocos yacimientos que nos aportan escasos datos y materiales de estos tres siglos.
Por lo tanto nuestro objetivo es presentar las evidencias altomedievales halladas en los últimos años en la Tierra de Ayala y el Alto Nervión. Es mostrar preliminarmente los datos que tenemos, tanto en referencias arqueológicas como textuales, con el fin último de presentar una propuesta de actuación que permita, con una buena base metodológica, incentivar el estudio futuro del poblamiento altomedieval en el noroeste alavés. Esta revisión del catálogo ha sido acompañada de un examen documental y bibliográfico preliminar de las escasas referencias que poseemos, con el objetivo de construir una visión global del territorio, posibilitar la obtención de nuevas ubicaciones y establecer un discurso histórico preliminar. La investigación y el desarrollo posterior de la disciplina darán sus frutos. Muchas de los elementos estudiados y prospectados conservan bajo los depósitos actuales y bajo las estructuras conserva dos elementos pertenecientes a su pasado; debajo o cerca de muchas de las iglesias y ermitas actuales (como San Juan de Soxo), en los despoblados (como Perea), en las necrópolis (como Menagarai), en las terrazas agrí­colas, en los bosques, en la evolución en las divisiones parcelarias,…Las perspectivas arqueológicas de estos asentamientos pueden quedar ejemplificadas en el Santuario de La Encina en Artziniega. El hallazgo de una estela a mediados de los noventa aportaba pistas significativas que se vieron superadas durante la intervención practicada en el interior a finales de esa década. Todo puede sumar en un territorio poco antropizado como el ayalés. Si no sirva también de ejemplo y referencia los sorprendes hallazgos realizados por Félix Murga como consecuencia de obrasen el fondo del valle en Izoria y en Ibaguen. En ambos barrios se localizaron los denominados asentamientos de Ibarra y El Potrero respectivamente, posiblemente muy bien conservados dada la profundidad a la que se encuentran los hallazgos y dada la secuencia estratigráfica documentada al menos por los materiales recuperados ya que se localizan materiales adscritos comúnmente al calcolí­tico junto con cerámica común romana. La prospección realizada, en la que se ha visitado yacimientos de todo tipo (necrópolis, asentamientos al aire libre, hallazgos en cueva, iglesias, zonas de producción, elementos aislados o hallazgos ocasionales, menciones documentales, despoblados, etcétera), ha permitido incluir de cada localización apreciaciones acerca de su emplazamiento, las posibilidades de conservar elementos o alteraciones sufridas, las posibilidades de expansión de los elementos de los que tenemos noticias, los ratios de control e influencia de las ubicaciones con su entorno o la posible localización de elementos no reflejados hasta el momento por la historiografí­a tipo zonas de producción como terrazas agrarias, zonas de pasto, fuentes, seles, ferrerí­as de monte, etcétera.
El estudio ejecutado con la ayuda del IAA-AAI busca servir de andamiaje conceptual aportando los datos de partida necesarios para el desarrollo de una investigación en profundidad de la Alta Edad Media en un territorio como La Tierra de Ayala y Alto Nervión. Las caracterí­sticas esbozadas sobre estas lí­neas reflejan la idoneidad de un territorio como este a la hora de aplicar un estudio integro más intervencionista que aúna las últimas técnicas y métodos en análisis tanto documental como arqueológico del paisaje altomedieval y actuaciones concretas en varios asentamientos con variables en sus adscripciones cronológicas y funcionales.

 

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