
Orduña en la Corona Real y Señorío de Vizcaya (siglo XVI)

Durante este largo período que corre hasta final de siglo, Orduña, como pieza del señorío de Vizcaya, corre las vicisitudes de la historia vizcaína, y sólo escasos datos extraordinarios son significativos en su historia.
Por ejemplo, en 1526, y bajo el corregidor don Pedro Girón de Loaisa, se celebra en Bermeo, el 4 de julio, la junta general, a la que asiste, representando a Orduña, Lope de Mimenza de Salas. En esta junta, en su punto 21, se determina: «Otrosi que se ponga en el harca el fuero que nuevamente se ha reformado desde que se confirmare». Igualment esta junta bermeana decide en su punto 27: «Por cuanto los procuradores de Orduña y Lequeitio sostuvieron diferencias sobre asientos en la Junta y sobre quien había de votar primeramente, por lo de esta vez no parase perjuicio al uno ni al otro, y que en adelante se observase lo que ya estaba dispuesto». Pero este tema no se resolvería por la chancillería de Valladolid hasta 1553.
Igualmente, Orduña sufrió la peste vizcaína de 1530-1531. Sin embargo, fue el año 1535 de triste recuerdo de la ciudad por el incendio que destruyó parte de la misma. En concreto, ardieron cuatro calles, el edificio que custodiaba el archivo y la casa hospital situada junto a la iglesia mayor de Santa María. Las calles incendiadas fueron: calle Vieja, calle de Francos, calle Morruma y calle de San Juan, todas ellas orientadas de Norte a Sur. El incendio sobrevino en el mes de octubre, durante la feria de San Miguel perdiéndose 300.000 ducados en mercancías.
Los esfuerzos para restaurar la ciudad se dejaron notar inmediatamente. Del 23 de febrero de 1536 es la real provisión que concede, para remediar los daños del incendio, imponer sobre las mercancías una sisa de hasta 2.000 ducados. La real provisión dice textualmente: Por quanto Ochoa Lopez de Loyando en nombre de bos el concejo, justicia, regidores, vecinos e moradores de la ciudad de Horduña nos hizo relacion diciendo que ya sabiarnos e nos hera notorio la antigí¼edad desa ciudad y edificios della e la vezindad y trato que en ella avia e que cadia se yva enobleciendo y enoblecia e como siendo nuestro señor servido en un dia del mes de octubre del año proximo pasado de quinientos y treinta e cinco que fue jueves dia de San Marcos papa e martir por la mañana se emprendio fuego en la dicha ciudad que duro siete oras sin se poder remediar e se quemo toda sin quedar mas de soja la yglesia mayor de nuestra Señora Santa Maria e asi mismo se quemó la mayor parte de las haziendas que en ellas avía asi de los vezinos como de los mercaderes e tratantes que en ella residian por ser en principio de la feria que a la sazon se hazia que podria valer mas de quatro cientos mili ducados e a causa de tan grandisimo desastre y pérdida e de no tener dichos vezinos moradas donde se recoger se fueron con sus mugeres e hijos por los campos a las buscar y porque la memoria desta ciudad e nobleza della no se perdiese siendo como hera tan ynsine e conviniente a nuestra corona real de Castilla nos suplicastes… fueseznos servidos de mandar que los cinco mil maravedís quesa ciudad da e paga al nuestro corregidor del nuestro noble e leal condado e señorio de Vizcaya y Encartaciones del por razon de la yr a visitar una hez en el año se librasen en otra parte por manera quesa ciudad fuese libre de los pagar.. – queremos e mandamos que por termino de diez años primeros siguientes… no sesis obligados a dar ni pagar al dicho nuestro corregidor.., durante los diez años los dichos cinco mill maravedis…
Otro año significativo para la historia de Orduña en el reinado del Emperador fue el de 1553. En efecto, del 16 de noviembre es la carta real ejecutoria en favor de Orduña en el pleito que sostenía con la villa de Lequeitio sobre el orden de precedencia en las juntas. El rey, aceptando la decisión del presidente y oidores de la chancillería de Valladolid, manda se siga la antigua costumbre en el orden de precedencia: «primeramente la villa de Bermeo y la segunda la villa de Bilbao y la tercera la villa de Durango y la cuarta la dicha cibdad de Horduña».
Si favorable a Orduña fue esta ejecutoria real, contraria le fue la orden real del 17 de mayo, que mandaba suspender la apertura y construcción del camino carretil que uniera Bilbao y la costa con Castilla a través de la Peña de Orduña. Las iguales pretensiones de Alava, Guipúzcoa y Navarra paralizaron el proyecto orduñés, si bien se ensanché el paso de la Peña, se repusieron los caminos de herradura por Ollargán y se cuidó la misma peña por medio de ordenanzas correspondientes.
Años después, y en este mismo sentido de atender el camino de Orduña es la real provisión de Felipe II de 8 de enero de 1576, que encomienda al corregidor de Vizcaya el que obligue a las villas a recomponer los caminos, puentes, pontones y calzadas que componen el camino de Orduña.
Sepades que Martin de Galdibar en nombre dese dicho Señorío nos hizo relacion diziendo que los caminos publicos del y sus comarcas que estavan desde la ciudad de Orduña y desde la Villa de Villarreal y des la villa de Balmaseda basta los puertos de la mar ansi que desta jurisdicción del dicho Señorío y en los valles de Ayala, Orozco y Aramayona confines del dicho Señorío estaban tal nial reparados que con mucha dificultad y travaxo se podra traxinar y llevar por ellos los mantenimientos y mercaduras que yban de Castilla al dicho Senono; que hiciesedes aderezar y reparar los dichos caminos y malos pasos que ubiese en el dicho señorío compeliendo a las ciudades, villas y lugares a que contribuyesen».
De los últimos años del siglo y de la vida de Felipe V conocemos datos referentes a la vida religiosa de la ciudad.
En 1586 se funda en Orduña el nuevo convento de los franciscanos. Primero se dio autorización pontificia de Sixto V, que concedía al concejo el patronato honorífico de la fundación. En este sentido, el 24 de noviembre firman en Vitoria las capitulaciones fundacionales, por parte de la ciudad su alcalde, don Baltasar de Gaona, y por parte franciscana su provincial, fray Tomás de Iturmendi.
Al constituirse el convento de religiosos observantes extramuros, pero de nueva planta, abandonaron los franciscanos el antiguo asiento en la ermita de Santa Marina, que les había donado la ciudad por el capitulado del 25 de febrero de 1469.
Este antiguo edificio, por donación franciscana, pasó a albergar a las clarisas que vinieron desde Santa Clara de Vitoria en 1598, teniendo como fundadora a doña Antonia Hurtado de Mendoza Igualmente, el 18 de junio de 1588 se designó el número fijo de beneficiados de las parroquias orduñesas de Santa Maria y San Juan Bautista, que en tiempos anteriores varió, llegando incluso a 18 y aún a 24. En esta fecha quedaron fijados para las dos parroquias ocho beneficiados enteros y seis medios. Para esto hubo que reducir los doce beneficiados hasta entonces existentes, ya que como dice el documento «volentes que ut juxta Sanctorum Patrum statuta tot sint clerici beneficiati in dictis ecclesiis quot ex fructibus earum congrue possint sustentan».
«Los beneficiados, prosigue Uriarte, los presenta el cabildo eclesiástico y gozan juntamente los diezmos de la ciudad, a excepción de 50 fanegas de trigo y 25 de cebada que lleva el Rdo. Obispo de la diócesis, la mitad de los tienen los vecinos de un barrio llamado La Paul que es de la jurisdicción de Délica».
Para terminar esta historia de Orduña en el siglo XVI habría que indicar los personajes famosos orduñeses de esta época. Entre éstos habría que señalar ciertamente al historiador y cosmógrafo Andrés de Poza y a Martín Pérez de Barrón, residente en Flandes e interesado en que el mapa de Vizcaya fuera incorporado en el Theatrum Orbis Terrarurn de Abraham Ortelio, que para 1588 había publicado su edición latina y castellana. Además, habría que referirse a los citados por Madoz en su diccionario y por E. Uriarte, a los que habría que añadir, caso de que fuera concluyente la comprobación histórica, al fundador de la ciudad de Buenos Aires.
José Luis de Orella Unzué
Para un trabajo que estoy realizando necesito saber el apellido de un beneficiado de Santa Maria de Orduña en el siglo XVIII. Tan solo se el nombre que es Andres de …, pero el apellido no puedo leerlo bien en un documento que tengo. Dudo entre Uribe, Vribe. También busco el apellido de otro vecino de Orduña, tambien del siglo XVIII, cuya mujer se llamaba Manuela de Alzibar y su marido Hemeterio de … Gracias de antemano, si me pudiera ayudar a localizar estos apellidos. Un saludo
Hola Buenos Dias.
Segun tengo controlado, durante el S XVIII, el monasterio de Santa Maria fue usado como horfanato o esclusa para multitud de niños/as, sin padres conocidos.
Posteriormente recibian el apellido Santa Maria y posteriormente Santamaria.
De alli procede mi familia. ¿es conocido algun registro de entradas de estos niños?
Muchas gracias.-