Consolidación urbana en la Baja Edad Media (siglo XV)
1. Espacio y población
La fogueración del año 1514 permite una aproximación a la densidad y la distribución de la población orduñesa de la época. En función de su análisis se observan diferencias muy importantes entre las distintas áreas de la Ciudad. A estos efectos, vamos a dividir la misma, en tres zonas distintas:
- Núcleo originario: Calles Yerro, Medio y Carnicería 49 fuegos.
- Ensanche A: Calles Vieja, Francos, Orruño y San Juan 149 fuegos.
- Ensanche B: Calles Burgos, Nueva y Cantarranas 118 fuegos.
La zona menos densa, con gran diferencia, se corresponde con el núcleo originario. En el se concentraban y se concentran los solares más amplios y residían los vecinos de mayores recursos económicos, hecho típico también en otras ciudades donde la existencia de grandes casas y palacios, reducía considerablemente la densidad de la población.
Por lo que respecta a los ensanches, la densidad es muy similar pese al distinto número de fuegos, debido a la menor extensión del primero.
Si comparamos las calles de ambas áreas obtendremos los siguientes datos. El número de fuegos de las calles principales, Burgos y Vieja, es el mismo: 45, lo que demuestra la pujanza económica del camino real y el interés de la gente por ocupar las calles más comerciales. Las calles Francos y Nueva tienen prácticamente el mismo número de fuegos, 43 y 42 respectivamente, lo mismo que Cantarranas y San Juan (31 y 32).
La densidad total del casco es muy baja si la comparamos con la de otras villas vizcaínas. Frente a los 128 fuegos por hectárea de Bilbao, 86 de Durango o 63 de Portugalete, Orduña tiene tan solo, según cálculos de José Angel García de Cortazar 53, o, probablemente, sean bastantes menos si consideramos que la superficie del casco orduñes es superior a la considerada por el citado historiador para calcular las densidades citadas. Esta baja densidad se explica, al menos parcialmente, por la existencia de una gran plaza y un amplio castillo, elementos insólitos en el urbanismo medieval vascongado, así como por la parroquia y cementerio de tamaño superior al habitual en las villas vizcaínas.
Un dato más puede explicar esta baja densidad. La existencia de huertas y parrales dentro de los muros de la ciudad aparece recogida en «las condiciones de los guardas de las heredades del campo» donde se indica que «los jurados de la ciudad puedan prendar en las huertas y parrales e otras heredades dentro de los muros de la ciudad».
Parte del suelo urbanizable, por tanto, es utilizado con finalidad agrícola, y si bien no conocemos el tamaño de esa superficie, sí es significativo que esa situación se de en el momento de mayor densidad demográfica (1514), lo que explica la suficiencia del casco urbano para absorber a la población existente y la innecesariedad de colmatar con viviendas toda la zona urbana.
2. Emplazamiento, situación y superficie
La elección del lugar de la nueva villa es un acto de planificación. Aquél no sólo obedece a simples hechos físicos, sino que se encuentra en directa relación con las causas del origen urbano, defensivas, logísticas, económicas o de otro tipo. Por ello, se ha visto la necesidad de analizar las motivaciones de su fundación, para mejor comprender la situación en que finalmente se ubica. No estamos en condiciones de asegurar lo que algún autor ha indicado, esto es, que Orduña en su primitiva fundación se situó en el lugar donde se halla el Santuario de la Antigua y que, con la nueva fundación de 1256, se trasladó la población. Opinión de la historiografía tradicional, Licenciado Poza, Iturriza, Cayetano de Palacio, basada exclusivamente en el texto de Alfonso X. Aunque el traslado de población pudo producirse nada hay, desde un punto de vista documental, que nos asegure se hiciese desde el Santuario de la Antigua, ubicado en una zona que, al menos, desde un punto de vista físico, no es el mas adecuado para el emplazamiento de población por sus pronunciadas pendientes.
La naturaleza defensiva de la villa exige unas mínimas condiciones de seguridad. Ello explica, en mi opinión, el emplazamiento en ligera altura en que se halla la Ciudad dominando al tiempo el valle y, además, entre dos pequeñas colinas. En una de ellas se construiría el Castillo que tanta importancia tendría en la época bajomedieval, la otra, la de Guecha, solo será utilizada para la instalación de un fuerte en el siglo pasado, con motivo de las guerras carlistas.
Ya han sido explicadas las razones económicas que hacen de Orduña lugar de paso por donde transcurre el camino real de acceso a la meseta. También esta circunstancia tiene su influencia en la formación de la Villa y, lógicamente, en su ubicación. Pierre Lavedan ha dicho que los caminos son el elemento más activo en esa formación, llegando a clasificar un tipo de villa como de caminera. Parece claro que en nuestro caso, el camino de Bilbao (calle Vieja) condiciona la ordenación del segundo núcleo urbano que se forma en paralelo al mismo. Igualmente el camino a Burgos está determinando la planificación del tercer núcleo, también formado en paralelo a esa vía. Lo que ya es más difícil de determinar es que el núcleo originario de la Ciudad se ordenase sobre la ruta a la meseta, por la hoy denominada Barrerilla, y que aquella coincidiese, con la Calle de la Carnicería, tal y como afirman algunos autores. No estamos en condiciones de afirmar que la ruta más importante en el período fundacional de nuestra villa fuese aquella, ni tampoco que coincidiese con la citada calle a su paso por la Ciudad. Tampoco, por tanto, que en un momento indeterminado la dirección de la ruta cambiase a la actual. Lo que sí resulta evidente, es la importancia de las vías de comunicación, no solo en las razones fundacionales de la villa, sino también en su situación. Es más que probable que existiesen vías secundarias, tanto romanas como medievales, estas últimas en relación con el tráfico de la meseta a la costa y con el camino de peregrinos a Santiago. La vía compostelana puede remontarse a la época fundacional o ser incluso anterior, tal y como lo atestigua la existencia del monasterio de Santiago de Lancreriz, el año 1075, en lo alto de la peña orduñesa.
En relación con el emplazamiento general de Orduña, a modo de resumen se puede decir que se halla en ligera altura dominante del valle, no lejos del puerto de montaña que da acceso a la meseta y, en relación con el relieve, con escasa pendiente. Cayetano de Palacio en el siglo XVIII, dejando aparte ciertas exageraciones, lo explicaba con gran claridad «esta Ciudad está situada en medio de una amena y deleitosa campiña, que tendrá como una legua corta de longitud, y cerca de media de latitud, abundante de trigo, cebada, maíz, legumbres de toda especie pasa por muy cerca de ella un río que nace como a distancia de media legua en una peña llamada nervina goza de un temperamento sano y templado, aunque no tanto como el resto de Vizcaya, a causa de estar rodeada de unas montañas, que son de las más encumbradas y ásperas de España que circumbalan toda su planicie, excepto a la parte del norte en donde la naturaleza abrió un boquete por donde pudiere pasar el río».
En lo que se refiere a la situación territorial hay que remarcar lo privilegiado de la misma. A los pies de la meseta, es punto de enlace básico para el transporte de mercancías a la costa, de tal forma que se convierte en paso obligado de productos de Vitoria a Castro Urdiales, de Miranda de Ebro a las Encartaciones por Arceniega y, cuando se funda Bilbao, enlace esencial para la Villa del Nervión.
Se ha dicho que el casco medieval de Orduña es el cuarto en superficie de toda Bizkaia, solo superado por Bilbao, Bermeo y Lekeitio. Sin embargo, una medición más correcta aproxima a las diez hectáreas la superficie orduñesa, lo que situaría a su casco medieval como el más extenso de Bizkaia y, aún, de los dos territorios históricos marítimos del País Vasco peninsular.
Bonjour,
Vivo en Bayonne, mis antepasados han salido de Bakio a principios del siglo XVI.
Seria muy interesado por saber como se puede aceder a la foguercion de 1514.
Muchas gracias por un consejo o una repuesta