Mosaico histórico de LENDOÑO DE ARRIBA
Lo mismo que Lendoño de Abajo, se encuentra en una bifurcación del camino que, sorteando la peña de Goldecho, llegaba a Orduña. Esta derivación señalaba otra ruta importante en la comunicaciones en la Sopeña ayalesa: la que desde San Clemente de Arbileta, Lendoño de Arriba y la Venta Fría, bordeaba la cortadura del pico de Iturrigorri, hasta alcanzar las aldeas de Aguiñiga, madaria y otras situadas en el pie de la ladera Norte de la Sierra Salvada, ya en territorio ayalés.
El vecindario de Lendoño de Arriba fue siempre corto y muy limitados los recursos de su parroquia. En 1556 tenía 8 vecinos y un solo beneficiado en su iglesia que, en 1542 percibía, según el censo de rentas y frutos de aquel año, dieciséis fanegas y media de trigo, media de lentejas, siete corderos y 736 maravedís. Durante el siglo XVII vivían en la aldea seis vecinos y, duras penas, habían podido reparar la ruina del templo que “se iba cayendo”, en 1626.
Sin embargo, al finalizar el siglo, la parroquia de Lendoño de Arriba iba a disponer de recursos para la construcción de un nuevo templo y fabricar un vistoso retablo mayor para el mismo. El capitán Don Diego de Berrio y Landázuri, natural del lugar e investido caballero de Santiago en 1691, había enviado a su pueblo desde Méjico mil escudos de plata mejicana para ponerlos a censo y atender con sus réditos al alumbrado de la iglesia y costear otras necesidades del templo. El capitán Don Andrés de Berrio, sobrino y heredero de Don Diego, residente también en Méjico, manifestaba que, aparte de la cantidad citada, su tío había destinado otros dos mil pesos para que con ellos se construyese una nueva iglesia en Lendoño, obra acabada en 1698 que se terminaba de pagar en 1702. Las imágenes del nuevo retablo mayor de Lendoño, San Diego y San Andrés, recuerdan a los dos benefactores del templo y a sus antecesores los Berrios. El capitán Don Diego de Berrio, nacido en 1640, hijo de Andrés de Berrio y nieto de otro Andrés de Berrio, vecinos de Lendoño de Arriba, había llegado a Méjico “a los dieciséis o dieciocho años” con su tío Pedro de Bardeci, según se lee en su expediente de ingreso en la orden de Santiago. Allí llegó a “capitán a guerra en la frontera de Mazapil y protector de sus Yndios” y “sirvió a Su Majestad en el descubrimiento de ziertas minas en el Real de Mazapil”; mientras los virreyes “le ocupaban en los puestos de más confianza, así políticos como militares”, actuando como “protector de los indios guachacheles y chaneles”.
Como “vecino y minero de San Gregorio de Mazapil en la Nueva España”, figura Don Diego en la remisión de 6.000 pesos de plata mejicana, el 30-5-1686, para fundar dos capellanías en la iglesia de Lendoño de Arriba bajo el patronato de su hermano Don Juan Bautista de Berrio; el “capitán y minero” encargaba también misas y sufragios para las personas que le habían servido en sus oficios, “como son indios, mestizos, negros, mulatos, libres y esclavos”, según se lee en la carta de fundación, y destinaba también a la parroquia un cáliz de plata mejicana. Para el cumplimiento de estas donaciones y fundación de dichas capellanías, otorgaba el capitan el 25.6.1686 una carta de poder en “la ciudad de Nuestra Señora de Zacatecas del nuevo reino de Galicia”, para el envío en su nombre de los 8.000 pesos en reales de plata doble mejicana , más un cáliz con su patena de plata, que remitirían a Lendoño, desde Méjico, los capitanes Don Dámaso de Zadívar y Don José Sánchez de Retes: 6.000 pesos para las capellanías que fundaba en la parroquia y el resto para las obras indicadas. Los capitanes remitentes eran de la zona, del valle de Ayala, paisanos por tanto de Don Diego.
Un siglo antes, en 1584, otro Diego de Berrio, había intentado llegar a América. Era hijo de Juan López de Berrio y Marina Ortiz de Perea, vecinos de Lendoño de Arriba, pero pese haberse embarcado, no había podido llegar a las Indias. Un corsario francés había seguido a la nave española que lo conducía, la atacó cerca de Lanzarote y, en la lucha, murió de un arcabuzazo el vecino de Lendoño.
El legado de este benefactor solucionó a finales del siglo XVII las necesidades más urgentes de la fábrica del templo de Lendoño, pero continuó éste con la cortedad de sus ingresos regulares. Por eso en 1824, no pudiendo sus 10 vecinos sostener un cura propio, la parroquia era agregada a la de Belandia. Sin embargo, unidos su concejo y el de Lendoño de Abajo, pidieron y obtuvieron la aplicación del medio beneficio con el que contaba esta última iglesia (aparte del disfrutado por el cura de la misma), a la escasa congrua de Lendoño de Arriba para mantener de este modo a un clérigo que residiese en esta aldea, aunque con la obligación de servir con segunda misa a Lendoño de Abajo los domingos y días festivos.
Al mediar el siglo XIX, Lendoño contaba con 11 vecinos y 55 habitantes, en 1888 tenía 48 habitantes y 8 vecinos, reducidos a 5 en 1941. Hacia el año 1980 vivían en Lendoño sólo 30 habitantes.
Parroquia de San Pedro
La iglesia se construyó en los últimos años del siglo XVII.
Es de planta rectangular, construido en 1698. Esta iglesia se había reedificado de nueva planta, “en el mismo puesto y con algunos ensanches más” donde estaba la antigua, a expensas del dinero enviado desde las Indias por el capitán Don Diego de Berrio, natural de la aldea. Mientras se construía el culto se ofició en la ermita de Nuestra Señora de Poza, en Lendoño de Abajo. El pórtico tiene tres arcos de medio punto, dos cegados, al Sur de abre el de acceso. En 1846 se encontraba en ruinas el edificio construido siglo y medio antes. Ante el estado del edificio se reedificaba la cubierta del templo ”soltando y hundiendo “las bóvedas deterioradas y sus “dos arcos intermedios”. La reparación se estimó en 3.300 reales. El mismo año se revocaba el campanario anterior, desmontando y reconstruyendo el anterior, adosado a esta espadaña.
El retablo mayor es de estilo barroco, erigido al finalizar el siglo XVII. El mismo contiene la efigie de San Pedro, titular de la parroquia, también contiene las efigies de San Andrés y San Diego de Alcalá. Los retablos laterales estuvieron dedicados a la Virgen del Rosario y a San Bartolomé. Hoy en día tienen como titulares a la Virgen del Carmen y a la Virgen Milagrosa. En 1781 se establecía la Cofradía del Rosario en esta parroquia.
Fuente: Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria (Tomo VI), Micaela Portilla.
La historia de los Berrio en Nueva España es apasionante y hay mucha documentación al respecto.
Formaron el marquesado de Berrio en Zacatecas. Aun se conservan sus haciendas y Palacios en México.
El ultimo marques de Berrio..Juan Nepomuceno de Moncada y Aragón llegó a ser posiblemente uno de los hombres más ricos del mundo en los años anteriores a la independencia.
Andres de Berrio Obaldia era el hermano de mi 13 abuela.