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MOLINOS de RUZABAL 

MOLINOS de RUZABAL 

En la fogueración de 1796 se citan tres molinos en Ruzabal:  Lendoño de Arriba,  Lendoño de Abajo y Belandia. Eran “para uso del pueblo “ y se hallaban sin habitación, dato característico de los molinos que no se daban en arrendamiento), cuyo régimen de explotación se alejará del seguido en la ciudad, optándose por una regulación en la que participan todos los vecinos; regulación que se realizaba mediante una serie de turnos, usual en toda Europa occidental, con una duración determinada y fijada de antemano, que no descartaba la posibilidad de que este derecho que tenía cada vecino pudiese ser vendido o donado, e incluso arrendado. Se trata de los llamados “vicos” de molino que aparecen en los documentos notariales, tanto de venta como de testamentos.

Belandia: en un documento del año 1554, ya se hace mención a la existencia de un molino (legajo 1615:  “venta de un manzanal que está entre el calce del molino de Ugarte y el arroyo, en el término de Belandia“). En el año 1747 un vecino de Belandia vende a otro vecino de esta aldea, un “vico[1]” de molino, entre otros bienes, que le corresponde en ése lugar. En 1728 los bienes hipotecados son los siguientes: dos molinos de los vecinos de Belandia y la fuente de Mimenza (eran molinos propios de los vecinos, no de los concejos ni de la Junta). En 1858 se reconstruyó el molino harinero de Belandia gracias a la venta de madera y leña, y a la renta de algunas roturas que ponían en renta. Este molino fue devorado por las llamas hacia 1860. En el año 2017 todavía permanece en pie un molino situado al borde del cauce del río Izardui-Isordio, que suponemos que es el que estuvo en funcionamiento hasta el año aproximado de 1970.

 

Lendoño de Arriba: en 1728 los bienes hipotecados son los siguientes: un molino de los vecinos (no de los concejos ni de la Junta) de Lendoño de Arriba y fuentes de los lugares de Lendoño de Arriba. Otro documento corresponde a 1737 (En una escritura de arrendamiento de dicho año encontramos incluída una parte del molino, el derecho de uso, “un vico”, de dicha aldea). En 1772 el concejo y vecinos de esta aldea hipotecaba, entre otros bienes colectivos, ”la presa, calce y molino de dicho lugar y pertenecidos anejos “ al obtener a censo 50 ducados de la fábrica de la iglesia de esta aldea, en Belandia a 1747.  En el año 2017 este molino ya no existía y sólo queda el antiguo edificio, transformado hoy en día en “caseta de aperos”. Estaba situado en el paraje de “las truchas”, al borde del río de Lendoño.

 

Lendoño de Abajo: la primera referencia a un molino aparece en el año 1653 ( venta de un cuarto de “vico” de molino que le pertenece al cura y beneficiado de Lendoño de Abajo en el molino de dicho lugar, que toca a moler de 15 en 15 días). En 1728 los bienes hipotecados son los siguientes: un molino del barrio de Poza y fuentes de los lugares de Lendoño de Abajo (molinos propios de los vecinos, no de los concejos ni de la Junta). En  Lendoño de Abajo aparece nombrado un molino en la fogueración de 1796, aunque es posible que  con posterioridad a esta fecha fuera construido otro, o al menos remodelado el antiguo. El año 1824 una señora de esta aldea cambia su derecho de utilizar 24 horas cada 10 días el “molino nuevo de Lendoño de Abajo“, heredado de su madre, por el derecho de utilizar las mismas instalaciones 12 horas cada 10 días que corresponde a otro vecino del lugar[2]. En el año 2006 se acabó de rehabilitar el molino de esta aldea junto con la balsa  del mismo. Este molino está situado al lado del puente de Zubiaga, en el curso del río Lendoño. Las obras comenzaron en el año 2004. Han supuesto una inversión de 60.000 euros.

 

Mendeica: en 1728 los bienes hipotecados son los siguientes: un molino de los vecinos de Mendeica y la fuente de Arteaga y Mendeica.  Parece que, posteriormente, no hubo ningún molino en algún cauce de agua.

 

[1] Vico: turno o parte del molino. Viqueros: son los socios del negocio que supone un molino.

[2] Las cesiones o ventas de derechos de uso continúan detectándose a finales del XIX, ventas realizadas por personas nacidas en Ruzabal que, al trasladarse a la ciudad, desean vender estos “vicos” heredados), pero sabemos que en 1942 todos ellos habían dejado de utilizarse.

 

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