Hace diez años: Crónicas veraniegas (XI) (22 y 23 agosto 2010)

Amanece el Domingo radiante (¡ya nos parece que es un exceso de calor!). Con tranquilidad y mi libro a cuestas voy hasta la Antigua. La Misa es a las 10:30. Tengo un motivo especial para dar gracias a Dios y la Virgen. Comienza y termina con sencillez. Anuncia que la semana entrante comienza la «novena» a la Virgen con motivo de la «Fiesta de la Coronación». Una vez más, echo en falta a las madres Carmelitas que durante tantos años atendieron este recinto desde su adosado convento. Recuerdo que también lo hizo (en los años sesenta del siglo pasado) una pequeña comunidad de Servitas que viví­an en una casona ubicada frente al crucero en el lado contrario de la carretera. Finalizada la misa y un ratito de reflexión me siento en una de las «sillas» de piedra próximas a las «sequoias» y leo. ¡Se está de maravilla! Son las 12:00 y, con el libro abierto, desciendo. Llego a la Plaza y observo que la gente se encamina a la Parroquia para la misa de 12:30. Cuando estoy en el portal escucho las últimas campanadas. Mi madre me dice, cuando vuelve, que la Iglesia estaba llena. La tarde transcurre con normalidad. ¡Descanso, lectura y un poco de escritura! ¡No estamos para mucho! Veo el partido España-Estados Unidos (de Baloncesto).

Decí­an los «partes meteorológicos» que «nublado» (dí­a 23). ¡Ya! Un sol que quemaba. He salido a las 9:50. Documento los números impares de calle Burgos. ¡Se nota su antigua importancia! A las 10:45, más o menos, he tomado la carretera que me lleva a Delica. Desde las «casas baratas» he abierto el libro. Pega el sol, no hay ningún árbol. Sopla una muy suave brisa. ¡Quemada segura! De vez en cuando levanto la vista y veo el Puerto de San Bartolomé, la Paúl, el barranco por donde discurre el primer «Nervión» tras caer desde lo alo. ¡La cascada más alta de España!… Atravieso la aldea y me siento un momento en un banco ubicado cercano al viaducto de RENFE. Al poco me dirijo hasta «El Infierno» (un bar-restaurante) ligeramente alejado del poblamiento  y cercano al «viejo molino». ¡Un entorno excelente! «Cerrado todo el mes de Agosto». ¡Decepción! Vuelvo sobre mis pasos, me dirijo a la Iglesia y, por pista asfaltada, me encamino hacia Tertanga.  Llego a la carretera general, dejo al frente la aldea, y bajo a «la Venta». «Cerrado todo el mes de Agosto» ¡Decepción! Sigo la carretera y veo que está abierta la «venta pequeña». Entro y pregunto si dan comidas. Me dicen que sí­ y me llevo un «folletito». De paso me tomo una caña. ¡El calor es sofocante! Vuelvo por el nuevo «polí­gono» que me acerca por «La Florida» hasta la «ermita de San Roque». Me siento un rato a la sombra de una acacia. Al rato retomo el paso y por calle Nueva voy al Balneario. Encargo comida para el miércoles (¡habrá que despedir al «tí­o Paco»!), pido una caña en la cafeterí­a y me siento en una de las mesas. ¡Leo un rato en el ambiente de tranquilidad que han conseguido crear! A las 14:14 estoy en casa. Ligero reposo. A las 16:15 me voy a  huerta. La «calorina» se hace notar en todos los ambientes. Abro el agua y dejo el goteo. Recojo algunas cosas. ¡Un hermoso tomate!… De momento es el «cuento» de todos…. ¡Mucho tomate pero no madura!… ¡Habrá que esperar!… Abro una silla y me siento a la sombra de un manzano. Al Norte no se está nada mal. Saco el sexto libro que ya está en las últimas. ¡Bien por Casio o Qasi!… A las 20:30 cierro el libro, corto el agua, riego con un balde algunas plantas de mi cuñada Marta y me vuelvo. ¡Nadie en el camino! Llego a casa y quiero «subir» la última crónica. No sé lo que pasa al «pincho» pero no me es posible hacerlo. ¿Se habrá terminado el saldo?… ¡Ni idea!… Esto de la informática me supera… Me tomo un «pelotazo» para paliar el enfado. A la noche, ya en la cama, termino el libro.