
LA CASA TORRE DE LENDOÑO DE ABAJO (ORDUÑA) (I)

Lendoño se encuentra situado en el término municipal de Orduña, al noroeste de la ciudad, formando parte de las cuatro aldeas que conforman la Junta de Ruzabal. A su vez, el núcleo se encuentra dividido en dos: Lendoño de Arriba, donde se sitúa la Torre de Poza y la Iglesia de San Clemente de Arbileta, y Lendoño de Abajo, que acoge la parroquia de San Esteban.
El edificio que ha sido objeto de estudio se encuentra adosado al lateral oriental de la parroquia de Lendoño de Abajo. La aparición de elementos estructurales ajenos a la última función conocida del edificio, como son la presencia de una bóveda de arista o un gran arco de piedra en su interior, unido a las obras que el Concejo de la aldea planteaba realizar para rehabilitar el inmueble, provocaron la necesidad de realizar un estudio detallado de sus paramentos. El objetivo que se buscaba con ello era comprender y documentar la evolución histórico-constructiva del inmueble y, al mismo tiempo, crear un documento que sirviera de guía a las obras previstas, evitando de este modo la destrucción irreparable de elementos relevantes de la fábrica.
La intervención realizada se enmarca en las actividades llevadas a cabo por el Grupo de Investigación en Arqueología de la Arquitectura de la UPV/EHU dirigido por Agustín Azkarate. Siendo este trabajo uno de los numerosos ejemplos de la labor del grupo -entre los que destaca la intervención en la Catedral de Santa María de Vitoria, en la ciudad de Orduña o en el Valle Salado de Salinas de Añana-. Frente al estudio de estos yacimientos arqueológicos de gran representatividad se encuentran un gran número de pequeñas edificaciones, como el caso que nos ocupa, que es necesario estudiar, documentar y proteger, puesto que en sus paredes -legado de nuestros antepasados se encuentran en muchos casos las claves para comprender el discurrir histórico de la zona en la que se asientan. Además, creemos que este estudio se ha convertido en un claro ejemplo de la importancia que tiene analizar las edificaciones con la renovada visión diacrónica y las herramientas hermenéuticas que ponen a nuestra disposición la Arqueología de la Arquitectura, ya que el análisis detallado de la secuencia estratigráfica del edificio ha permitido recuperar del olvido uno de los edificios más antiguos y con más historia de la zona.
La metodología empleada durante el proceso de estudio posee una base común con la utilizada de forma genérica por el Grupo de Investigación y diversas adaptaciones acordes con las necesidades que plantea cada edificio. Los aspectos metodológicos comunes no serán explicados en el presente artículo, ya que han sido publicados en diversas ocasiones. Las adaptaciones realizadas durante el proceso de trabajo atañen principalmente a las herramientas de documentación. Por razones económicas no fue posible la documentación del edificio mediante técnicas fotogramétricas o taquimétricas que nos hubieran proporcionado planimetrías detalladas. La solución adoptada fue la generación en AutoCAD de un modelo tridimensional efectuado con medidas tomadas in situ, y el desglose del modelo en planos en 2D que nos sirvieran para señalar e individualizar las diversas unidades estratigráficas que componían la fábrica del edificio.
Una vez determinada la secuencia histórico-constructiva, el modelo tridimensional y los diversos alzados obtenidos fueron exportados a CorelDRAW, programa en el que creamos toda una serie de planos temáticos que reflejan de forma clara y concisa el proceso evolutivo del inmueble.
El estudio a priori no parecía de gran complejidad estratigráfica. Sin embargo, a medida que avanzaba el proceso analítico e interpretativo surgieron las complicaciones. Éstas se debían, principalmente, a que el edificio presentaba una compleja secuencia constructiva que abarcaba, como ha podido comprobarse, más de 700 años, lo que ha conllevado la necesidad de dividir su evolución en seis fases constructivas. En la Edad Media fue una torre defensiva medieval, en época moderna se transformó primero en capilla de un templo renacentista desaparecido actualmente y después -cuando se construyó el actual templo barroco pasó a servir de sede al Concejo de la aldea y, finalmente, en el siglo XIX se convirtió en escuela, función que mantuvo hasta que dejó de funcionar en el XX, momento a partir del cual se produjo el abandono del edificio y su consiguiente deterioro.
FASE l. CASA TORRE (SIGLOS XIV-XV)
La fase constructiva más antigua documentada en los alzados del edificio se corresponde con gran parte de su fábrica. Si bien su morfología original está desfigurada al haberse realizado en etapas cronológicas posteriores numerosas aberturas y reformas en sus alzados.
El edificio se asienta sobre una terraza artificial conformada por un muro situado a escasos metros de su paramento oriental. que presenta aproximadamente 3,30 metros de altura. Su construcción responde a la necesidad de salvar el desnivel de la roca natural que buza hacia el Este y elevar la cota del suelo hasta el nivel de los terrenos situados al Oeste. Además, también se aleja la base de la construcción de la posible venida de aguas proveniente del pequeño riachuelo que discurre algunos metros al Este y, por último, se consigue incrementar sus defensas por su zona oriental.
La planta de la edificación es cuadrangular de 8,18 metros de lado, sus muros poseen 1 metro de grosor y su altura conservada alcanza los 8 metros. Su fábrica es en gran medida de mampostería regular aparejada en hiladas horizontales, reservando sillares para el refuerzo de los esquinales. En estos puntos, los bloques están bien escuadrados, se disponen de forma encadenada y presentan una talla oblicua realizada a tallante. El tipo de piedra utilizado es la pizarra y la caliza margosa local, siendo esta última la predominante en la mayor parte de la obra y la utilizada con exclusividad en los esquinales. En cuanto al tamaño, éste varía según su localización, predominando los de mayor envergadura en la mitad inferior del edificio y los de menor en el resto.
Atribuibles a esta fase inicial, se han documentado varios elementos estructurales que se integran perfectamente en la obra y nos aportan información sobre la primitiva funcionalidad de la construcción.
En primer lugar, se ha conservado parcialmente en el paramento Sur la parte inferior de un vano cortado por actividades posteriores que se encuentra situado a 4,58 metros del suelo actual. Por otro lado, en el alzado Norte se han registrado tres huecos de similares dimensiones y sección rectangular que se encuentran separados entre sí 2,83 metros y elevados sobre la cota del suelo unos 3,15 metros. Esta altura no debió ser, sin embargo, la original, puesto que puede apreciarse como el terreno está sobreelevado por la sucesiva acumulación de rellenos antrópicos depositados en cronologías posteriores.
La morfología del vano, de marcado carácter defensivo, nos induce a pensar que se trata de una saetera. En cuanto a los huecos, creemos que están en relación con un acceso elevado, siendo mechinales destinados a la fijación de un armazón lígneo que permitía la entrada al interior del edificio por el primer piso. En esta zona, y asociado a los anclajes, hemos documentado una gran abertura -cegada cuando la construcción cambió de funcionalidad que parece corresponderse con el acceso principal.
Los datos generados por la lectura de paramentos respecto a esta fase se complementan con los aportados indirectamente por las obras de rehabilitación realizadas una vez concluido el estudio, y que creemos de una importancia clave en el discurrir histórico de la edificación, ya que no solamente nos han confirmado las hipótesis realizadas en un primer momento, sino que nos aportan una fase constructiva anterior a la descrita más arriba.
En concreto, hacemos referencia a la retirada del suelo durante las obras al objeto de proceder a su saneamiento y reposición. Dicha labor puso al descubierto -circunscrito en el interior del edificio la cimentación de tres muros paralelos a los paramentos Norte, Este y Sur de la construcción, todos ellos de 0,85 metros de grosor. El muro correspondiente al lado Oeste, el más próximo a la iglesia, había desaparecido, dado que en esta zona la roca natural -sobre la que debió apoyar dicho muro afloraba en superficie.
En conjunto, los restos documentados definen un recinto de planta cuadrangular de 6 metros de lado, en cuya construcción se han empleado similares materiales constructivos y aparejo que los documentados anteriormente.
Las características morfológicas y técnicas descritas en ambas fases constructivas se corresponden tipológicamente con edificaciones fortificadas, caracterizadas por el hermetismo de sus alzados, planta cuadrangular con tendencia a la verticalidad, escasez de motivos ornamentales y puertas elevadas a las que se accede mediante «patines» o escaleras exteriores adosadas a los muros. Además, a juzgar por la relación estratigráfica de anterioridad de los cimientos descubiertos durante las obras, respecto a los muros perimetrales de la torre que hemos identificado en alzado, nos encontramos ante dos etapas constructivas de una torre edificada sobre un mismo solar. Una inicial que, por causas que veremos a continuación, fue arrasada hasta sus cimientos y una segunda fase, correspondiente a la reedificación de la torre, en la que los artífices de la nueva construcción ampliaron ligeramente sus dimensiones y reaprovecharon los materiales de la anterior, provocando con ello la práctica desaparición de los indicios de su existencia.
La hipótesis cronológica sobre la edificación, uso y destrucción de ambas fases constructivas se basan en los acontecimientos históricos acaecidos en la zona. Hay que tener en cuenta que las obras realizadas en cualquier tipo de edificación no son gratuitas, sino que responden a unas necesidades -en un gran número de los casos relacionadas con acontecimientos históricos que han quedado reflejadas en sus paramentos.
Primera fase: el origen de la primera construcción creemos que se ubica cronológicamente en época bajo medieval, y más concretamente durante los siglos XIII-XIV, cuando la bonanza económica del señorío de Orduña y los cambios económicos negativos que afectaron a las tierras alavesas durante el siglo XIII favorecieron la construcción de casas torres de hidalgos rurales en los valles septentrionales alaveses y meridionales de Bizkaia. En cuanto a su límite cronológico superior, no poseemos referencias documentales específicas del momento de fundación del edificio estudiado. Sin embargo, sí tenemos noticias indirectas de su destrucción, ya que creemos que tiene que estar temporalmente acotada por los acontecimientos acaecidos en la zona en 1477, cuando el Conde de Treviño realizó un ataque que afectó tanto a la ciudad de Orduña como a las aldeas del señorío, entre las que se encuentra Lendoño de Abajo. Esta agresión tuvo como consecuencia la destrucción de los baluartes defensivos de la zona, existiendo datos documentales que nos informan de la ruina producida en la Torre de Poza, situada en la misma aldea, por lo que resulta lógico que también se viera afectado el edificio estudiado.
Segunda fase: tras la destrucción de la primitiva torre se procedió a su reconstrucción en el mismo solar que ocupaba la anterior. Para ello, los artífices de las nuevas obras reaprovecharon sus materiales pero no sus cimientos, ya que la nueva edificación amplió ligeramente sus límites y, por tanto, su superficie en planta. Además, la nueva torre vio acrecentado su potencial defensivo con el aumento del grosor de sus muros.
La reedificación se ubica en una horquilla temporal acotada por la información documental de la que disponemos. Ésta, a pesar de no referirse expresamente al edificio estudiado, nos está mostrando el contexto general de la zona en el que forzosamente tiene que incluirse. Por un lado, tenemos como límite inferior la destrucción de la primitiva torre en 1477 y, por otro, en el año 1499 se establece en las Ordenanzas Municipales de Orduña que: » ningund vezino nin fo rano non faga nin frague casa fuerte alguna en la dicha çiudad nin en sus aldeas e jurediçion syn liçençia e espreso mandamiento del rey e de la reyna e el que de otra forma la feziere e afraguare, le sea derribada e desmolida e quemada a sus propias costas, e mas pague de peina por lo asy fazer dies mill maravedis … «. Las ordenanzas nos están mostrando que, tras la destrucción de las torres acaecida en 1477, algunos de sus dueños estaban procediendo a su reconstrucción. Ante esta coyuntura, el Concejo intentó, a través de la legislación, frenar el avance de las obras con un fin muy claro: impedir la reedificación de las estructuras defensivas de los señores para, de este forma, acabar con las sedes de su poder y con la conflictividad social producida por la luchas entre los distintos linajes durante este periodo.
En cualquier caso, la torre se reconstruyó probablemente antes de la puesta en vigor de las ordenanzas. Sin embargo, su funcionalidad defensiva se fue perdiendo progresivamente como consecuencia de la pacificación del territorio y la reactivación económica impulsada por los lazos de la corona castellana. Estos, entre otros factores, provocaron un incremento de la población de Lendoño -derivado tanto del aumento de la natalidad como de la emigración atraída por el atractivo económico del señorío y, además, hicieron que la torre y su solar cambiaran de funcionalidad, pasando del uso laico al religioso.
FASE 2. CONSTRUCCIÓN PRIMITIVA IGLESIA DE SAN ESTEBAN Y CAPILLA 1 (1494-1579) La segunda fase está en directa relación con la construcción en torno a 1494 de la primitiva iglesia de San Esteban. Su existencia sólo es conocida a través de las fuentes Documentales, ya que, debido a que fue sustituida íntegramente a finales del siglo XVIII por la actual parroquia, no quedan restos de su fábrica, siendo su morfología -tanto interna como externa totalmente desconocida hasta el momento.
Tras el estudio arqueológico de los alzados del edificio planteábamos diversas hipótesis que hacían referencia tanto a la localización del primitivo templo como a su orientación e interrelación con el edificio analizado arqueológicamente. En líneas generales, proponíamos que la construcción renacentista debía ocupar el mismo solar que la parroquia actual pero dudábamos que su orientación fuera la misma (la cabecera del edificio está al Norte y los pies al Sur). La hipótesis que planteábamos era que el templo del XV seguía la orientación canónica Oeste-Este, localizándose en este último punto cardinal la cabecera como resulta típico en una construcción cristiana de dicha cronología-. Esta teoría se ha visto confirmada durante la remoción del suelo realizada en las obras de rehabilitación, puesto que aparecieron diversas sepulturas orientadas Este-Oeste, o lo que es lo mismo, con orientación contraria al templo actual, pero siguiendo muy probablemente la orientación del templo desaparecido, ya que como suele ser habitual en las necrópolis asociadas a las iglesias, los enterramientos se sitúan, salvo ocasionales excepciones, con igual orientación que éstas.
La construcción de la iglesia supuso, como ya se ha dicho, un cambio radical en la funcionalidad del edificio, pasándose del uso militar al religioso. El incremento constante de la población desde la segunda mitad del siglo XV -aunque no fue continúo y sufrió diversos altibajos producidos por crisis epidémicas y agrícolas y la importante recuperación acaecida en el último cuarto del siglo XVI, influyeron directamente en la construcción de la primitiva parroquia de San Esteban y en su posterior ampliación.
Concretamente, poseemos una referencia documental en 1579 (Portilla, 1988) en la que se dice que la iglesia de San Esteban «resultaba pequeña para los vecinos del lugar», por lo que se edificó una «capilla» para adecuarla a las necesidades de los feligreses.
El estudio ha permitido averiguar que la capilla que amplió el espacio de culto de la iglesia no fue erigida de nueva planta, sino que se reaprovechó la antigua torre que se ubicaba junto a ella. No obstante, esta transformación obligó a ejecutar importantes cambios en la morfología de la torre, tanto en su parte externa -para acomodar la fábrica de ambas estructuras como en la interna -para acondicionar el antiguo edificio a su nueva funcionalidad-.
Las obras de acondicionamiento comenzaron con la amortización de la entrada defensiva elevada de la fase anterior y la construcción de un acceso que enlazara de forma adecuada la iglesia y la torre. El nuevo vano se localiza en el paramento occidental, y para su ejecución se realizó un gran corte que arrasó desde los cimientos la parte central del muro original de la torre. De él, sólo se conservaron los esquinales de sillería, entre los cuales se levantó un gran arco apuntado de 2,87 metros de luz y 5 metros de flecha que apoya sobre dos pilas de nueva factura de aproximadamente un metro de grosor. Una vez construido el arco y debido a que éste no protegía toda la altura del paño occidental, se construyó -apoyando sobre el trasdós un pequeño muro que limita con los esquinales del edificio anterior. Esta pared tiene como particularidad la integración en su estructura de una pequeña ventana que, debido a su situación, quizás pudiera estar informándonos sobre la distribución de la capilla en dos plantas, adscribiéndose esta ventana al piso superior.
Una vez finalizadas las obras principales de acondicionamiento se construyó un espacio porticado en el lateral exterior Sur del edificio. Su presencia se ha podido constatar ya que se han conservado cuatro ménsulas de sección a cuarto bocel situadas a 4,55 metros del suelo actual que estaban destinadas al apoyo de su estructura. El pórtico pertenece, sin duda, a esta fase, puesto que una de las ménsulas se encuentra integrada en la fábrica original del acceso construido en este momento. En cuanto a su límite cronológico superior, creemos que necesariamente fue desmontado durante las obras de construcción de la iglesia actual fechada en 1773, cuyo brazo de crucero Norte ocupó gran parte del espacio en el que se encontraba el pórtico.
Tras la construcción de la Capilla 1 no se registran cambios físicos en la fábrica del edificio. Sin embargo, conocemos a través de las fuentes escritas la ejecución de reformas en el 1717, año en que se llevó a cabo su restauración.
Tomado de www.bizkaia.eus
Alberto Plata Monter