Mosaico histórico de la CIUDAD de ORDUÑA (VII)
Orduña y su población en el siglo XX
En 1849 la ciudad orduñesa contaba con 435 vecinos, 2.246 habitantes y 300 casas, distribuidas en 11 calles, la plaza mayor, tres plazuelas y, extramuros de la ciudad, los cinco barrios de casas Blancas o San Juan del Monte, Ripa, Cedélica, Arbieto y la Cerca de Villaño[1]”.
En 1856 Orduña contaba con 508 vecinos y 2.342 habitantes; había 12 sacerdotes, el convento que fue de los franciscanos tenía 13 monjas de clausura y el hospital que se encontraba en el edificio del Colegio, contaba con una renta anual de 7.000 reales y una existencia en metálico de 12.000. Tenía Orduña una escuela de niños y otra de niñas, estaba a medio construir el camino de Orduña a Vitoria por Urcabustaiz y, en proyecto, el ferrocarril de Bilbao. La cosecha de chacolí decrecía por la enfermedad de las vides, y el cólera había invadido Orduña en la noche del 25-26 de agosto causando, hasta principios de octubre de 1855, 119 víctimas.
Relata el documento, por último, los esfuerzos del gobierno liberal por apoderarse de “los propios de los pueblos, los de la beneficencia, instrucción pública, iglesias y conventos”, el rechazo a la ley desamortizadora de 1º de mayo de 1855, los movimientos revolucionarios del momento y la resistencia general al proceso desamortizador del bienio progresista.
En 1888 vivían en 283 edificios habitados dentro de los muros, 2.402 habitantes, el barrio de Adoberías tenía 8 casas y 58 habitantes; el de Basaldúa, 4 viviendas y 28 personas; el del Buen Suceso, 4 casas y 41 habitantes; Cedélica, otras 4 viviendas y 24 habitantes; la Estación, 5 casas y 28 personas; la Muera, 3 casas con sólo 5 personas; el Prado, 5 casas y 31 habitantes y Santa Clara, 7 casas y 53 personas. Con sus aldeas y caseríos dispersos la población orduñesa era de 3.169 habitantes. En 1950 eran 3.312 habitantes y 4.822 en 1970.
La ciudad está servida por una sola parroquia, la de Santa María, centro principal del culto desde el siglo XIII. En 1870 volvió a abrirse el Colegio de los jesuitas que, en la segunda etapa de su vida, hasta la disolución de la Compañía de Jesús en 1932, fue centro de formación de notables profesionales en diversas carreras.
Parroquia de Santa María
El pórtico es de estilo neoclásico. Se abren en él cinco arcos de buena sillería en la fachada Oeste y 3 en la del Sur. Remata en frontón triangular erigido sobre el arco central del lado de Occidente, entrada principal al templo. Se construyó en 1789.
Este pórtico sirve de acceso a un segundo pórtico o atrio, cerrado con verjas de hierro; se abre un arco de medio punto hacia el Oeste y otro apuntado mirando al Sur. En el mismo se encuentra la portada Oeste, paso a la nave central del templo; el el costado Norte 2 arcos, hoy cegados, comunicaban el pórtico con el antiguo cementerio.
En 1788 se solicitaba licencia para la erección del actual pórtico, que se otorgaba en abril de 1789. Las obras comenzaron según proyecto de Manuel Martín de la Carrera. En 1791, dos años más tarde, la obra no se había concluido, llevándose gastados en ella 81.217 reales.
El 4 de abril de 1791 se tomaba a censo, junto con un representante de cada una de las 8 calles de la ciudad, 40.000 reales para la obra del pórtico, del que solo estaban acabados 8 arcos de los 11 diseñados. Por tanto, la Junta acordaba aplicar a la obra del pórtico “dos libras de vino por cada carga de clarete que entrase en las tabernas de la ciudad” para el pago de los réditos del censo, del que saldrían fiadoras las dos parroquias, cada una por 20.000 reales. El 5 de agosto de dicho año cedió los 40.000 reales a censo Don Íñigo Ortés de Velasco. El censo se redimió el 29-12-1800.
En 1782 y 1785, antes de emprenderse la construcción del actual pórtico, los maestros de la obra reconocían las obras de otro maestro que había hecho “en el cementerio de Santa María”, ya que existía un pleito con los maestros canteros y albañiles sobre “la obra del ruinoso pórtico de Santa María”.
En este pórtico o pie de torre se abre una portada con dos arcos rebajados. Encima había una ménsula de piedra con una imagen medieval de la Virgen, de madera policromada.
A la derecha de esta doble portada, que da paso a la nave central del templo, se encuentra otra puerta, abierta recientemente, hacia la nave lateral derecha del mismo. En 1913 se pagaba la obra de esta “nueva puerta” al cantero orduñés Tomás de Izaga, por un coste de 2.046 pts. Zacarías de Echevarría hacía la puerta y José Cruz Aguirregaviria los herrajes. En 1769 se hacían “dos medias puertas principales” para el acceso del Poniente.
La iglesia parroquial de santa María es un templo gótico, construido en piedra de buena sillería, con planta de cruz latina, tres naves y seis capillas laterales, tres en cada lado.
El presbiterio, de cabeza recta, contiene la Coronación de la Virgen. El carácter de iglesia- fortaleza queda patente en la vista exterior de la misma. Corre a lo largo de la cabecera un paseo de ronda que perfora los contrafuertes del edificio. La sacristía está construida en el lado Sur de la cabecera del templo.
El carácter de fortaleza de este templo, un bastión defensivo en la muralla de la ciudad, se acusa también en el voladizo de su adarve. Hacia el costado Norte, separada del templo, corre la muralla del siglo XIII, de mampostería y con dos torreones cuadrados. En el paseo de ronda pueden verse varios signos lapidarios.
Este templo debió comenzarse ya a finales del siglo XIII. Se estima que la mayor parte de la obra puede fecharse a lo largo del siglo XIV y llegar al XV, terminándose en la segunda mitad del XVI.
La cubierta del coro es de 1818-1819. En 1825 se obtenía licencia para hacer la “linterna del coro” y en 1826 se pagaba la obra.
En la iglesia de Orduña existen seis capillas muy interesantes por la historia de sus fundadores y patronos en la vida de la ciudad y por los valores artísticos que representan.
- La capilla de la Inmaculada se abre en el primer tramo de la nave izquierda; fue patronato de los Ortés de Velasco y su mujer Doña María de Salazar, denominada “capilla de Don Íñigo”, fundada a fines del siglo XVI. Esta capilla tiene sacristía propia. Además del retablo tiene gran interés la reja de hierro que cierra el arco de ingreso a la capilla. La reja se hizo en 1584 y la capilla en 1581. La reja costó 400 ducados y la hizo el maestro rejero de Bilbao, Gonzalo de Velasco. Esta capilla fue comprada a Don Pedro de Vidaurre en 1575, donde los Ortés de Velasco-Salazar hicieron la suya, la actual. En 1962 era propietario de esta capilla el marqués de la Alameda, vecino de Vitoria.
- La capilla del Pilar se encuentra a continuación de la de los Ortés de Velasco, en la nave izquierda del templo y es del siglo XVI. Se entra a ella por un gran arco apuntado cerrado por una reja de madera. En 1923 se anota la pertenencia de esta capilla a los herederos de Don Patricio de Aranguren, vecino de Orduña. Se había llamado “capilla de las Banderas” por haber existido en ella algunas antiguas, desaparecidas. La Virgen del Pilar preside el retablo. Esta capilla en 1818 se denominaba “capilla de Terreros”, siendo su dueña vecina del valle de Gordejuela, que parece la poseían de fechas aproximadas al año 1781. En el siglo XVI, año 1584, esta capilla era propia del capitán Francisco de Echegoyen que “tenía su altar privilegiado”
- La capilla de la Escuela de Cristo está situada en el último tramo de la nave izquierda del templo. Tiene planta de cruz griega. Después de instalada en Orduña la Congregación de la Santa Escuela de Cristo con nutrido número de asociados. Esta fundación fue creada por San Felipe de Neri para seglares junto a los “Oratorios” de clérigos para sacerdotes. La parroquia orduñesa cedió a la Congregación el lugar que ocupó la antigua sacristía para que la convirtiesen en capilla propia. El promotor de la fundación de Orduña fue el dominico fray Tomás de Isla; la primera reunión de la misma tuvo lugar el 11-5-1676 y el 17 de mayo del año siguiente se solicitaba la aprobación de las Constituciones de la Congregación, dispuestas según las de la Santa Escuela de Roma, fundada por el propio San Felipe de Neri, y las de la Escuela de Madrid. En 1927 se construía el “salón de los pasos”, anejo a la capilla, para custodia de los pasos de Semana Santa para las procesiones organizadas por la Congregación. En la obra se empleaban los materiales de la ruinosa ermita de Santa Cristina.
- La capilla de San Pedro, primer tramo de la nave derecha, es una obra de las primeras décadas del siglo XVI, cerrada por una buena reja neogótica. La planta es cuadrada. En su interior están las imágenes de la Virgen y San José. Los escudos de armas del apellido Olaso, linaje de gran solera en la parcialidad gamboína. El restaurador, en 1906, de toda la capilla fue Don José Rufino de Olaso y Lapuente, casado con Doña Dolores de Madaria. Anteriormente fue de los Herrán, adquirida a esta familia por los Olasos. En 1897 los hermanos Don Enrique, Doña Trinidad y Doña María Concepción de Herrán y Velandia habían vendido su casa y varias posesiones en Orduña y pueblos limítrofes, incluyendo la capilla y su patronato como anejos a la casa principal, sita en la ciudad, a Don José Rufino de Olaso. Los hermanos Herrán eran patrones de la capilla como lo habían sido su padre y su abuelo. En 1596 esta capilla se llamaba “capilla de San Juan de Herrán”, en 1597 comienza a titularse ya “capilla de Don Marco Antonio Herrán”, hijo de Juan de Herrán. Don Marco Antonio, patrono de la capilla, en 1605, figuraba como “administrador y dezmero de la aduana de Orduña” y en 1606 como alcalde de la ciudad. En el siglo XVIII los Herranes salieron de Orduña. Don José Joaquín de Herrán y Zárate era Canónigo de Santiago, y Don Miguel Antonio de Herrán, su hermano, Corregidor de Lorca.
- La capilla del Santo Cristo se encuentra en el lado derecho del templo y se cierra mediante una reja con balaustres de madera. Es obra del siglo XVI. Su retablo es neogótico y tiene coro propio del mismo estilo. En 1673 esta capilla se documenta como propiedad del marqués de Villarreal, Don Francisco Díaz Pimienta, caballero de Santiago, casado con Doña Antonia de Zaldívar y Velasco. En 1577 se suscribía una concordia entre el cabildo de Orduña y Don Martín de Aguinaga, casado con Doña Margarita de Arbieto, “sobre una capilla que esta familia tenía en la iglesia mayor”. Esta capilla fu hecha por Martín López de Aguinaga, arcediano de Vizcaya y canónigo en Calahorra. En 1619 la capilla pasó a Don Juan de Zaldívar y Eguíluz, casado con Doña Jerónima de Velasco, que fue alcalde de la ciudad. En 1791 se denominaba de Santa Teresa. En 1908 pertenecía a Doña María Teresa Irazazábal y Echevarría, casada con Don José María de Lezámeta y Echevarría, quienes realizaron importantes obras en ella. En 1923 estaba a nombre de Don José de Lezámeta.
- Capilla de Santa Lucía, actual del baptisterio. En esta capilla se encuentra la pila bautismal, es neogótica y llegaba a la parroquia procedente de Madrid en 1887. Esta capilla recibía en el siglo XVII el nombre de “capilla del Heno”, porque “se guardaba en ella el heno o la yerba que se echaba sobre el pavimento o suelo de toda la yglesia quando no tenía enlosado”. En 1820 se encontraba “cerrada y abandonada”, hasta que la adecentó por su cuenta la Cofradía de San Antonio Abad. Esta capilla parece fue fundada por Francisco de Arias, que murió en Indias. En 1581 había muerto el heredero de la capilla, Juan de Uriondo y sus herederos costeaban algunas reparaciones en la misma.
- Capilla de Nuestra Señora la Blanca. En 1633 y 1791 parece existía esta capilla, que se encontraba en el pequeño recinto abierto hoy en el brazo derecho del crucero y que aún conserva restos de su primitiva construcción como capilla. En 1633 se vendía esta capilla por el capitán Don José de Villarreal, vecino de Sanlúcar de Barrameda, que actuaba en nombre de Doña Juana de Urtado de Arbieto. La propietaria residía en Sevilla y vendía la citada capilla y un solar en la c/Medio de Orduña a Don Álvaro de Ribaguda y Luyando, vecino de la ciudad. En 1791 la citada capilla era propiedad del conde de Berberana, “sucesor en los mayorazgos de Don Rafael Gil Delgado, vecino que fue de la ciudad de Burgos” y se encontraba en estado indecoroso, siendo en estas fechas su desaparición.
- Tampoco quedan restos visibles de una capilla que acaso llegó a fundar Don Juan de Luyando, caballero de Santiago, al lado del evangelio “pegante a la capilla mayor”.
El coro actual está construido sobre tres arcos rebajados, correspondientes a cada una de las tres naves del templo. En 1818 el arquitecto orduñés Félix Hilario de Echevarría proyectaba “el plan del nuevo coro “, la caja del órgano y la bóveda. No obstante, en 1819 se pagaba un “diseño y plan del coro” a Eugenio de Murga. En 1825 se obtenía la licencia “para hacer la linterna del coro de Santa María”, y en 1826 se pagaba la obra de la misma. En esas fechas se entregaban fuertes cantidades de dinero al organero prusiano Juan Agustín Hau y a Manuel de Eguíluz por la caja del órgano. El organero había concertado la fabricación de un nuevo órgano en 10 meses, aprovechando los materiales del antiguo, con exclusión de la caja, por la cantidad de 13.300 reales.
En la parroquia se documentan dos coros anteriores al actual. En 1569 se recogía “tabla para la obra del coro” y, después de estas obras, el maestro organero, vecino de Orduña, Vicente Alemán y Oñate, cobraba varias partidas “por hacer el órgano”, cantidades registradas a raíz de 1576. El segundo coro documentado en la parroquia orduñesa se erigía a mediados del siglo XVII
En el siglo XVIII se construía un nuevo órgano y en 1743 se reparaba. En 1883 se necesitaba reponer el órgano o adquirir otro nuevo. El órgano actual se colocó en la década de los años cincuenta, procedente del antiguo Colegio de los jesuitas. El órgano se hizo hacia 1910, en Azpeitia, Guipúzcoa.
La sacristía es obra neoclásica del siglo XVIII, así como la cajonería. La primera sacristía documentada en la parroquia orduñesa es de 1544.
La torre, cuadrada, de piedra de sillería, se construyó a partir de los últimos años del siglo XVI y las primeras décadas del XVII. El tejado es a 4 aguas con una cruz de hierro forjado en su vértice. En su ángulo Sureste se levanta una pequeña espadaña. Comenzaba su construcción a finales del siglo XVI, acabándose bien entrado el XVII. En 1592 tres carpinteros se comprometían a edificar un nuevo campanario. Se apuntalaba el campanario viejo que estaba “encima de la puerta principal de Santa María” y se concertaba la edificación de uno nuevo, en la torre de la muralla que estaba junto a “la casa de la frayla”. Las obras de la torre actual comenzaban en 1597.
En 1552 se bendecían cuatro campanas. Este era el campanario viejo, situado a los pies de la iglesia y las campanas se llamaron: “María”, “Bárbara”, “Santiago” y “San Pedro”, esta última un esquilón. En 1609 se hacía de nuevo la campana principal. La construcción de la nueva torre motivó la reposición de las campanas a lo largo de los años 1635, 1648, 1755, 1768, 1806, 1817, 1825 y 1890.
El retablo mayor es un gran conjunto de mediados del siglo XVII del primer barroco. Se trabajaba en él en 1648. En él existen efigies de: evangelistas y doctores; San Lucas, San Agustín, San Ambrosio, San Juan Evangelista, San Gregorio Magno, San Marcos, San Mateo, San José, san Zacarías.También existen relieves de la Anunciación y la Visitación, además de Santa Isabel. Hay una talla de Cristo Crucificado. También existe el misterio de la Epifanía, así como las cabalgaduras de los Reyes Magos. Además, existen figuras de San Juan, San Pedro, San Pablo y Santiago. Existe también un retablo del Crucero, otro de la Virgen del Carmen, de la Virgen del Rosario, de San José, de la Purísima Concepción, del Perpetuo Socorro. En las capillas existen además los retablos de: la Inmaculada, Virgen del Pilar, La Dolorosa, San Pedro, Santo Cristo, San Antonio Abad, Santa Lucía,
En 1927 se construyó una sala, junto a la capilla de la Escuela, para guardar los pasos que recorren la ciudad en la Semana Santa. En 1796 se enumeraban los siguientes pasos: “el Apostolado”, “La Cena”, “El Huerto”, “ la Cruz a cuestas”, “ El laurel”, “El triunfo”, “ La Resurreción”, “ Virgen de los Dolores”, “San Juan”. En 1798, el “Ecce Homo”. En 1796, la nueva urna del “Santo Entierro”. En 1800, “la Flagelación”, en 1899 “Cristo Resucitado” que sustituía a la de “El Triunfo” fechada en 1796. El paso de la “Última Cena” es de 1796, que se restauraba en 1955. en 1971 se admitía el paso de la “Santa Escuela del Cristo del Amparo” de Portugalete, que se incorporó a la procesión de aquel año. En 1912 se agregó el paso “del Descendimiento” . En 1913 se donaba la imagen del “Santo Entierro”. En 1922 se hacía la imagen de “San Juan”. En 1923 se donaba la imagen de la “Coronación de Espinas”.
Fuente: Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria (Tomo VI), Micaela Portilla.
[1] Este barrio, como una reliquia histórica, del siglo XVI, estaba unido al mismo pueblo de Villaño y contaba de 11 casas, 8 pertenecientes al partido de Villarcayo y 3 a Orduña con los fueros y libertades de la vizcainía (según cuenta Madoz en 1849) “nunca se han visto deshabitadas y en la cocina y fogar de cada una de ellas está el mojón divisero de las tierras y jurisdicción