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Entre el Señorí­o y el realengo, siglos XIII-XIV

Entre el Señorí­o y el realengo, siglos XIII-XIV

Fernando III de Castilla, para premiar el apoyo recibido del señor de Vizcaya Lope Dí­az de Haro, al casar éste con la infanta Urraca, hija del rey, les concede en 1218 la tenencia sobre Orduña y Balmaseda. El 11 de marzo de 1229, Lope Dí­az, en el mismo Orduña, concede a la villa el Fuero de Vitoria, otorgando carta de población donde aparece la figura jurí­dico-administrativa de concejo. Enfrentado su hijo y sucesor en el señorí­o, Diego López de Haro, a la corona, al querer convertir en patrimoniales las tenencias otorgadas a su padre (Orduña entre ellas), las tropas castellanas entraron en territorio orduñés para mantener la autoridad real. En 1255 el hijo de Diego López, Lope Dí­az, se enfrenta a Alfonso X, quien acaba de suceder a Fernando III, por el litigio sobre el señorí­o, produciéndose un levantamiento de nuevo sofocado por el ejército castellano.

Alfonso X otorga a Orduña el 5 de febrero de 1256 un Fuero real, distinto del señorial otorgado en 1218 por Lope Dí­az. Después de esta reafirmación del control real sobre Orduña, crecí­a el descontento de Lope Dí­az de Haro. Así­, en los preliminares de la conjura de los ricoshombres en 1271, reunido el señor de Vizcaya con otros miembros de la oligarquí­a nobiliaria en el hospital de San Juan de Burgos exponí­a al rey sus quejas y le pedí­a la entrega de Orduña y Balmaseda «que decí­a hera su heredad», cuestión que el rey prometí­a someter a un jurado de nobles, eclesiásticos y hombres buenos de las villas. Más tarde, cuando los nobles más poderosos, entre ellos Don Lope, se desnaturalizaban del rey y marchaban a tierras de Granada, el señor de Vizcaya le reclamaba otra vez Orduña y Balmaseda. El rey contestaba «e lo que decides que Orduña debe ser vuestra e que la dio el rey Fernando en donación a Don Lope e a Doña Urraca vuestros agí¼elos verdad es; mas vos guerreastes desde ella e desde alli fecistes mucho mal en la tierra, e fuero es de Castilla que si de la donación que el rey da le facen guerra e mal en la tierra, que la pueda tomar con fuerza e con derecho». La muerte del heredero de Alfonso X, Fernando de la Cerda, iba a cambiar las cosas.

El infante Sancho (después Sancho IV el Bravo) veí­a en el señor de Vizcaya uno de sus más fuertes apoyos en sus pretensiones al reino contra sus sobrinos los Infantes de la Cerda; y, muerto el rey Alfonso en 1284, Lope Dí­az de Haro se convertí­a en uno de los hombres más poderosos de la corte de Sancho IV. Lope aprovecha esta situación para afianzar su poder sobre los dominios patrimoniales y las tenencias tradicionales recibidas de los reyes por los señores de Vizcaya; por eso apenas muere el rey Don Alfonso X concede a Orduña su carta de «amayorazgamiento» el 17 de junio de 1284, a la vista del fuero de su abuelo que el concejo de Orduña le presentaba al respecto. Por esta carta daba a Orduña «por mayorazgo de Vizcaya para siempre jamás, que no se partan una de otra en ningun tiempo et que ninguna non la pueda heredar sino quien fincare señor de Vizcaya». A la muerte en 1288 de Lope Dí­az, pasó Orduña de nuevo a manos de la corona, que aseguró militarmente la retaguardia alavesa de las tierras de Orduña. Para reafirmar la posesión realenga y congraciarse con la población, el 1 de septiembre del mismo año, confirma Sancho IV a la villa el fuero de Alfonso X, concediendo una feria de ocho dí­as después de San Miguel.

En la minoridad de Fernando IV, Diego López de Haro, hermano de Lope, confirma en 1296 la carta de «amayorazgamiento» de Orduña, dentro del señorí­o de Vizcaya. Con esto se adelantaba a los intentos de separación de Orduña y Balmaseda de Vizcaya, suscitadas en los pleitos sucesorios tras la muerte de Diego López, problemas que llenaron gran parte del siglo XIV. La separación llegó, en efecto, aunque por breve tiempo al terminar la descendencia de Don Diego; entonces Orduña y Balmaseda pasaron otra vez a la Corona de Castilla, hasta que, en plena lucha dinástica entre el rey Pedro I y su hermano Enrique de Trastámara, daba éste la villa de Orduña a su hermano y Alférez Mayor Tello, señor de Vizcaya, quien en 14 de abril de 1366, reconocí­a y confirmaba los privilegios de Orduña, ampliándolos y anulando los «tributos echados a la villa» en tiempos del rey Pedro su hermano. Don Tello murió en 1370 y el señorí­o de Vizcaya quedarí­a incorporado a la corona en la persona del prí­ncipe Juan, después Juan I de Castilla. (Ref. Portilla, M.: «Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria», VI, Vitoria, 1988).

Enciclopedia Auñamendi

 

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