Menú

El leguario de Saratxo

El leguario de Saratxo

Hoy en día el leguario de Saratxo pasa desaperci­bido, comido por la maleza, pegado a la carretera nacional, expuesto al paso continuo de camiones que hará que algún día sea derribado por cualquier tipo de vehículos.

Es un elemento, el leguario, que es imprescindi­ble recuperarlo. ¿Pero qué es un leguario? Lo po­demos calificar como el antecedente de un mojón kilométrico que jalonan todas nuestras carreteras. Estos están construidos en piedra e indican, en leguas, la distancia de un punto concreto a otro.

En nuestros alrededores tenemos dos, uno en Orduña y otro en Saratxo, de tipología muy pare­cida, una base tallada en piedra de ochenta y seis centímetros sobre la que se asientan unos sillares en forma de pilar, rematado con una estructura cónica con formas artísticas. El de Orduña está esculpido por una peana acabada en una bola. Sin embargo, el de Saratxo hace años que perdió su re­mate. El de Orduña tiene una altura de tres metros veinte y el de Saratxo es un poco más pequeño. Al medir la distancia hasta el fin del trayecto y hacerlo en leguas nos habla de una antigüedad de por lo menos dos siglos.

En julio de 1849 se implanta el sistema métrico decimal en España aunque la norma tardará más de 30 años en imponerse. El sistema de medidas y pesas del antiguo régimen era farragoso y distinto en cada localidad, leguas, varas y pies podían tener mediciones diversas según la zona de España en la que te encontrarás. Una lengua suele equivaler a unos veinte mil pies lineales burgalesas, equiva­lentes a 6.666 varas lineales que hacen un total de 5.572 metros. Con la llegada del siglo XVIII, con Carlos III, la legua cambia de medida equivaliendo a 24.000 pies y 8.000 varas lo que hace unos 6.687 metros.

Estos dos lugares que hoy en día sobreviven, los tenemos que asociar al camino real que unía la meseta castellana con Bilbao. Hacia 1773 ya están acabadas las obras del puerto de Orduña por el portillo de San Bartolomé, abandonando el viejo camino carretil que bajaba por el portillo de Goldecho. Es de suponer que es en esa época cuando se moderniza el camino real y se colocan estos leguarios, pero hay algo que no concuerda:

La distancia entre ellos es de cinco mil cua­trocientos treinta metros. Al ser una obra promovida por el monarca Carlos III debería estar cada mojón a unos 6.680 m. Es posible que se mantuviese en los lugares donde es­taban instalados los antiguos hitos y se colo­casen unos nuevos a pesar de su inexactitud. Por la tipología de los leguarios, de su estilo neoclásico, los podemos fechar entre finales del dieciocho y la primera mitad del diecinueve, si no la distancia vendría puesta en kilómetros.

Sabemos que en 1863 las distancias se adminis­tran en kilómetros. Existe un contrato de Miguel de Urkizu, vecino de Urduña, con la Diputación de Bizkaia para la colocación de 88 postes kilo­métricos en la carretera de Bilbao a Pancorbo en los puntos que le han sido designados con su inscripción y numeración, a razón de sesenta y cinco reales cada uno.

Los dos leguarios el de Orduña y el de Saratxo tienen una pequeña inscripción. El de Orduña A BILBAO SIETE LEGUAS. El de Saratxo A BILBAO SEIS LEGUAS. Las medidas de los dos son similares por lo que es factible que el mismo taller de canteros esculpiesen todos los leguarios hasta Bilbao. Del resto de leguarios del camino real a Bilbao todos han desaparecido aunque era habitual colocar mojones en los caminos carretiles de las provincias vascas. En Bizkaia quedan algunos ejemplos como el de Sollube, Artebakarra, Zugastieta, lzpaster, Urrechua, Gizaburuaga y Urkuiola.

Existen otros mojones que no marcan distancias sino el límite entre provincias. En las cercanías tenemos el mojón de Areta en la carretera hacia Orozko de más modestas dimensiones que el de Saratxo y que marca la divisoria entre Araba y Bizkaia.

El leguario de Orduña ha sido restaurado en Mayo del 2021. El de Saratxo todavía no. La asociación etnográfica Aztarna se ha puesto en contacto con la alcaldesa de Saratxo para mover el leguario de su ubicación actual y trasladarlo cincuenta metros más al sur en el cruce de Ulizar, con lo que quedaría protegido y así evitaríamos su deterioro. Al Ayuntamiento de Amurrio también le ha parecido oportuna la idea y pronto comen­zarán las obras para su traslado, puesta en valor y dignificar un pequeño monumento menor, pero importante para toda la comarca como eran las antiguas comunicaciones terrestres del territorio.

Testigo mudo, este leguario, de como el camino real vertebró el territorio y la economía en los siglos pasados.

Tomado de AZTARNA

Ramón Zurimendi

 

Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *