Menú

LA TENENCIA NABARRA DE ORDUÑA (I)

LA TENENCIA NABARRA DE ORDUÑA (I)

PRIMEROS DOCUMENTOS SOBRE ORDUÑA

En las crónicas neogóticas de Alfonso III de Asturias del año 886, es cuando aparece por primera vez Urduña-Orduña («Urdunia»), también Bizkaia («Biscai») y Alaba («Alabanque»), pero en referencia a Alfonso II el Casto (760-854), por tanto, al período que sigue a la muerte del duque baskón Waifre a manos francas (768).

En esa crónica se dice que Bizkaia junto a Alaba, Orduña y Alaone (¿Ayala?), eran «tierras poseídas por sus moradores», junto a las tierras de lo que ya era el núcleo de los “nauarri”, nombrados así por primera vez en las crónicas francas en el año 769: Berrueza, Deio y Pamplona donde está el castillo de Garaño datable de esta época.

Es la primera mención a un municipio de la actual Bizkaia, aunque como veremos, el término Orduña era mucho más extenso que la ciudad actual.

GABIÑA DE ORDUÑA EN ALABA Y EN CASTILLA

En los «Falsos Votos de San Millán», el conde Fernán González de Castilla, en pago por la ayuda del Santo riojano contra los sarracenos, otorgó un privilegio al monasterio de San Millán de la Cogolla por el que las poblaciones del condado alabés debían pagar unos tributos estipulados, entre ellos las «Campas de Gabiña» que podrían corresponder a Lendoño de Arriba o Goikoa en Orduña como vamos a ver.

Fernán González (910-970), estuvo casado con la infanta nabarra Sancha desde el año 932 (hija de Sancho Garçés I y Toda Aznarez), casada con anterioridad con Ordoño II de León y con el conde de Alaba Alvaro Herremellariz, del que poseyó a su muerte el condado, pero dentro del reino de Nabarra.

Fernán, por tanto, se convirtió en conde consorte de Alaba tras el enlace matrimonial. Fernán González consiguió unificar desde su condado de Lara los pequeños territorios de Castilla o «los Castillos» como se llamaban entonces, además, logró cierta «independencia» del reino de León en el año 950.

En el año 959, el pretendiente al trono leonés de nombre Sancho, apoyado por cordobeses y pamploneses, avanzó hacia León, mientras, los nabarros caían sobre el condado castellano. Sancha habría muerto para entonces en ese mismo año 959, no sin dar a luz a 8 vástagos; probablemente, su viudo Fernán González retenía el condado contra la voluntad de Nabarra.

Los condados o tenencias en Nabarra no eran hereditarios, sino que los asignaba el rey, pudiendo un mismo tenente tener varios o ser desposeído de los mismos en cualquier momento.

Vencido en Zirueña, Fernán González fue hecho prisionero y llevado a Pamplona junto con su nueva mujer, Urraca, con la que tuvo dos hijos más. Urraca era también hija de los reyes de Pamplona García Sánchez I (hijo de los anteriores) y de la condesa de Aragón Andregoto Galíndez.

Aún después de recobrar la libertad, el conde castellano quedó bajo la influencia de Pamplona-Nabarra, pero sin ejercer ya más en el condado sobre Alaba, el cual pasó a manos del tenente nabarro Alvaro Sarracines, como se lee en una escritura tardía del año 988.

Pero, estos votos son «falsos» y fueron redactado hacia el siglo XIII por el monje emilianense Fernandus y buscaba hacer publicidad para el monasterio. Sin embargo, tenemos este topónimo otra vez en el año 1133: «Villa que vocatur Gavinea et est sita in territorio de Ordunia», que Alfonso VII de León y conde de Castilla, donó a San Salvador de Oña (Burgos) y a su presbítero Álvaro, el cual estaba «en territorio de Orduña».

En 1149, este abad Álvaro Velaz de San Clemente de Obaldia (Madaria, Ayala), ofreció a San Millán de la Cogolla «la villa de Gabiña».

Hoy en día no hay una población con ese nombre, por lo que es difícil saber su ubicación, aunque probablemente estaba en Lendoño Goikoa o de Arriba en Ruzabal y quizás de este documento sacaron los monjes de San Millán la falsa reclamación sobre el mismo. Después daremos la explicación de cómo pudieran estas «campas» de Gabiña estar en manos del rey leonés y conde de Castilla.


LAS PRIMERAS NOTICIAS DE LA VIRGEN DE LA ANTIGUA

Hay noticias históricas muy tempranas de comienzos del siglo X, que atestiguarían la existencia de un monasterio dedicado a Santa María «bajo la Peña Mayor», es decir, a los pies de la peña de Orduña: «Sancta María sub Penna Maiore».

El historiador bilbaíno Andrés E. Mañaricúa (1911-1988) en su libro “Obispados en Álava, Guipúzkoa y Vizcaya hasta la erección de la diócesis de Victoria”, comentaba que no creía que se tratase de Nuestra Señora La Antigua de Orduña:

“En 937, el abad Lifuare y sus monjes Oveco, Dulquiti y Belastar -los dos primeros son calificados por Lifuare de presbiteros y los tres de «regulantes meos»- donan al monasterio de San Esteban de Salcedo varias iglesias situadas en el valle de Pinedo, Abalca, Abecia y «Sancta maría sub penna maiore».

El privilegio se extiende siendo Ramiro rey de León y Fernán Gonzalez conde de Castilla y Álava (conde consorte como hemos visto). El obispo Munio lo leyó y confirmó. Todas las iglesias citadas se hallan en Álava. Salcedo, cuya iglesia parroquial sigue dedicada a San Esteban, es cabeza del ayuntamiento de su nombre. Pinedo se halla en Valdegobia y Abecia y Ondona —donde pudiera situarse Santa María bajo la pena mayor— al pie de la Pena de Orduña, en el ayuntamiento de Urcabustaiz”.

Pero realmente, Gujuli-Ondona no está «sub» o bajo la peña, sino justo sobre ella, en la explanada tras el puerto de Orduña. Ésa es, sin embargo, la descripción perfecta de la Nuestra Señora de La Antigua de Orduña. El texto anterior de los «Falsos Votos de Fernán González» como éste, parecen más bien sugerir que el condado de Alaba llegaba en aquél entonces hasta Orduña lo que explicaría todos los demás municipios fuesen alabeses.

Texto 525 completo del Códice de San Millán (fecha crítica 937): «Cum nostras ecclesias qui sunt in Valle de Spineto: Sancti Stephani et Sancti Christofori, et alia ecclesia Sancti Clementi et Sancti Martini et Sancti Salvatoris in loco qui dicitur Abalca. Et alia ecclesia Sancti Emiliani et Sancti Iacobi in Abezia. Et alia ecclesia Sancta Maria sub Penna Maiore. Istas cum suis pertinentiis, tam in montes quam in fontes, et cum suis hereditates, et cum omnia nostra ganantia. Ego Lifuare presbiter, cum meos regulantes Oveco presbiter, et Amate presbiter, et Ulaquida presbiter, et Oveco presbiter, et Dulquiti presbiter, et Belastar monachi qui tradmus ad regula roboravimus. Si quis vero homo ex nostris aut extraneis disrumpere in aliquo hec nostra offertione voluerit, in primis ira Dei descendat super eum, et demum cum Iuda traditore sit sortitus. Et ad rege parte exsolvat IIII or libras cocto auri; et duplum ad regula. Facta carta era DCCCCLXV a, II kalendas decembris, regnante Regimiro in Legione, et comité Fredinandi Gondissalviz in Castella et in Alava. Hecscrip[ta] Monnio episcopo, primitus legi et confirmavit.

El Santuario actual es una construcción barroca del siglo XVIII, que luce en su exterior el escudo de la Ciudad de Orduña. En su interior un interesante retablo neoclásico acoge la imagen de la patrona bajo el prototipo de Andra Mari gótica. El lugar donde se ubica marca los orígenes de poblamiento de la zona, por lo que anteriores construcciones anteceden a la actual, como queda de manifiesto en la portada ojival gótica que encontramos en un lateral bajo pórtico renacentista, donde en pleno siglo XVI se ubicó una hospedería y una ermita anexa).

Por su parte, la iglesia de San Pedro de Lendoño ha arrojado resultados negativos en cuanto a la presencia de estructuras, depósitos o sepulturas que demuestren la existencia de un templo o necrópolis medieval en sus inmediaciones con diferentes tumbas en laja. No obstante, sí se pudo documentar un nivel de ocupación fechado entre los siglos VIII al X que permite confirmar la existencia de un asentamiento en Lendoño de Arriba desde, al menos, época altomedieval.

La primera vez que aparece en un documento Lendoño es en el año 1123 y hace mención al origen de un tal Alvaro Muñoz -Alvaro Munnioz de Lendortio- que desea ser enterrado en Santa María (sin precisar), a la que dona todos sus bienes, sin que en ningún momento se haga alusión a una iglesia en Lendoño.

 

San Pedro de Lendoño de Arriba o Goiti en Orduña. La aldea de Lendoño de Arriba se sitúa al noroeste de la villa de Orduña, en un rellano de la ladera oriental de Sierra de Sálvada y junto a una importante vía de comunicación de la Sopeña ayalesa.

El barrio de Zedelika se encuentra ubicado al norte de Orduña, a media ladera de la vertiente sur de la peña Kokutxa, protegida de los vientos del norte. Su ermita se encuentra ligeramente apartada del caserío, en el extremo suroeste, junto al camino que lleva a Lendoño de Abajo.

Uno de estos nuevos asentamientos se emplazaría en Zedelika, cuyo origen podríamos retrasar hasta el siglo VIII. De hecho, cada vez existen mayores evidencias materiales que invitan a pensar en este siglo VIII, no como un periodo de transición hacia el siglo IX sino, como una centuria de suma importancia en la configuración del poblamiento altomedieval, caracterizado por la aparición de nuevos asentamientos estables.

En el caso concreto de San Román de Zedelika, se ha permitido documentar cómo entre los siglos VIII al XI existía una necrópolis altomedieval, que debe interpretarse como la prueba palpable de la primitiva aldea de Zedelika, dotada de una iglesia parroquial que, sin embargo, acabará convertida en simple ermita hacia el siglo XI o la mitad del siglo XII. En el siglo X-XI, la actividad política y religiosa se dispara desde la Corte de Nabarra como hemos visto.

En el siglo XI, se ha constatado el abandono poco a poco de estas necrópolis de Zedelika, Lendoño Goikoa y Arbileta, lo cual parece marcar la bajada al llano de los «montañeses» como se les denomina en los Fueros de la comarca, como los que también habría en los alrededores de Nuestra Señora de La Antigua, para crear el núcleo principal de Orduña dentro del reino de Nabarra en un proceso de creación de nuevas poblaciones que se repite por todo.

Tal y como señala el historiador Igor Santos Salazar: «En el caso de Orduña se habla de incertidumbre, porque la fundación «oficial», aquella que toda la historiografía reconoce, fue realizada por Lope Díaz de Haro II en 1229. Sin embargo, la detenida lectura de la documentación orduñesa anterior a dicha data permite inferir la existencia de un territorio perfectamente ordenado ya desde el siglo XI, momento en el que Orduña parece ejercer las funciones de cabecera de un valle en el que se encuentran diferentes villae» (Apuntes sobre la organización jurisdiccional del territorio vizcaíno -XIII al XV-).

Es más, al fundar la villa, Alfonso VIII de Castilla en su carta foral, habla de conceder «al concejo» de Orduña el fuero de Vitoria-Gasteiz.

Así se desprende del documento de Lope Sánchez del que hablaremos después, ya que será el primer tenente nabarro de Orduña, el cual dona al monasterio de San Millán varias posesiones, entre ellas in valle de Urdunia «in totas villas suos mazanares» (A. Ubieto Arteta «Cartulario de San Millán de la Cogolla 759-1076» Valencia, 1976). En el mismo documento, se habla del lino, por tanto, quizás de una industria textil en la comarca.

Sigue Igor Santos: «Sea como fuere, las primeras referencias a espacios aldeanos en el valle de Orduña aparecen en el siglo XI. Centros que, sin embargo, no vienen localizados específicamente en áreas concretas de nuestro territorio, pues la referencia documental habla de un conjunto de villae (aldeas) situadas, genéricamente, en el valle de Orduña. Aun así, resulta muy significativo el hecho de que en la documentación se mantenga la referencia al valle o al territorio de Orduña como unidad supralocal en la que quedan insertos estos centros aldeanos.

Tal conjunto de villae quizás pueda reconocerse en el puñado​ ​de aldeas que a partir del siglo XII comienzan a documentarse con mayor seguridad​ ​en el valle, aún más fácilmente rastreables a partir de los siglos XIII y XIV, ya con la​ ​villa real de Orduña fundada, como dependientes del mismo centro concejil. Nos referimos​ ​a las aldeas de Gaumea, Harrureta, Lendoño de Arriba y de Abajo, Belandia,​ ​Mundeica, Délica, Tertanga, Artomaña, Arvieto, Aloria y Odelica​».

​»(…) el regalengum, cuya demarcación recibiría el nombre de alfoz regio (lo que en Nabarra era una tenencia). Tales alfoces​ ​vienen generalmente administrados desde un castillo situado en su núcleo capitalino,​ ​punto de control de todo el ámbito jurisdiccional. Si bien en nuestro caso la presencia​ ​en la documentación de una fortaleza real aparece tan sólo dos siglos más tarde,​ ​nada parece contradecir la posibilidad de su existencia ya desde aquel momento, lo​ ​que reforzaría -posee todas las características necesarias para ello— el papel que identifica​ ​a la futura villa como centro cabecero de un alfoz de realengo al menos desde​ ​el primer tercio del siglo XII​.

(…) durante el último​ ​tercio del siglo XII parece poder advertirse una posterior evolución jurídica del alfoz​ ​de Orduña, convertido en las décadas finales del mismo en concejo «de villa y tierra»​ ​por parte de Alfonso VIII. El privilegio de (re)fundación de Lope Díaz de Haro II,​ ​datado en 1229 así parece corroborarlo (…)​.

Como nuevo señor de Orduña, Lope Díaz se veía obligado a conceder nuevo fuero. Resulta así significativo que, en la carta de privilegio a la villa, no se haga referencia a todos los pobladores del lugar, fórmula habitual que puede encontrarse en otros privilegios de fundación, sino al concejo de la villa, evidenciando que tal institución existía ya en un momento anterior a la redacción del documento».

Por tanto, parece que la población de Orduña desde su centro de reunión vecinal anterior en La Antigua, pasó en el primer tercio del siglo XII a construir un núcleo urbano con una iglesia «vieja» y un castillo cabecera de toda la comarca donde celebraban sus juntas.

Aitzol Altuna Enzunza

 

Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *