
LA TENENCIA NABARRA DE ORDUÑA (III)

EL ARCIPRESTAZGO DE ORDUÑA
Andrés E. Mañaricúa, en el libro mencionado sobre las diócesis de la Nabarra Occidental, nos hace un resumen de la cuestión. Señalaba el historiador bilbaíno que en el siglo XI el valle de Llodio y probablemente el de Ayala junto con Orduña, estuvieron dentro de la diócesis alabesa de Armentia primero y en la de la Calahorra-Santo Domingo, tras la invasión de Castilla de 1076 tras la muerte de Sancho el de Peñalén que elimina la de Armentia.
Sigue Andrés de Mañaricúa: «Más difícil es señalar el límite de las diócesis de Álava y Valpuesta a partir del Nervión y en dirección Sur principalmente, aunque es muy probable fuera el mismo que dividió el condado alavés del castellano. Por los datos que ofrecen algunas escrituras del Cartulario de Valpuesta, vemos claramente que Valpuesta se internaba en Álava por Valdegobía hasta cerca de Amurrio, citándose expresamente los nombres de Pojabas, (Retes de) Tudela, que fue más tarde arciprestazgo, Espejo, Gurendes, Bóveda, Acevedo, Entrambasaguas hasta las proximidades de Amurrio. En Vizcaya se internaba por Arceniega, el litoral hasta el Nervión y dudosamente en tierra de Ayala y arciprestazgo de Orduña (…).
«Nos cuesta creer que se internara por tierras de Ayala y Orduña, ya que en la relación de pueblos de la diócesis de Calahorra hecha el año 1257 y ordenada por arcedianatos y arciprestazgos figuran ya los arciprestazgos de Ayala y Orduña como integrados en el obispado calagurritano, y parece más bien que había de figurar en el de Burgos, si allí hubiera llegado la jurisdicción de Valpuesta, puesto que a esta diócesis se incorporó la desaparecida sede de Valpuesta hacia el año 1086, como la de Álava se agregó a la de Calahorra al año siguiente»
El listado de los municipios pertenecientes al Arciprestazgo de Orduña nos lo aporta también Mañaricúa: «Uzquiano, Abecia, Santa María de Orduña, Velandia con sus aldeas, Delika, Urrunu, Tertanga, Artomana, Aloria, Aryietu, Lezama, Berracaran, Unza, Apreguindana, Ondona, Oyardo, Guyuli, Izarra, Abornicano, Belunza, Larrazqueta».
Por tanto, sería Amurrio con el valle de Arrastaria (Aloria, Artomaña, Delika y Tertanga, pertenecientes a Orduña hasta 1379), Lezama (Amurrio), el valle alabés de Urkabustaiz (Uzkiano, Abezia, Urruno, Gujuli-Ondona, Belunza, Unza-Aprendikana, Izarra, Abornikano, Larrazketa, Berrakaran-Unza y Oiardo) y el valle de Orduña.
La anteiglesia de Orduña con Nabarra se construiría con Santa María de la Asunción como referencia y constaría de las tres clásicas calles, dos exteriores (la actuales Harategia-Carnicería y Burdin-Yerro) y una central o Artekale-Del Medio, incluso no es descartable que estuviera amurallada, como se ha comprobado en la villa de Vitoria sobre la puebla de Gasteiz, donde la muralla es anterior a la carta puebla de Sancho VI el Sabio de Nabarra de 1181. La primitiva iglesia-fortaleza de Santa María, estaría en uno de los extremos del muro junto al mismo, siendo de un tamaño mucho más reducido que el actual, y es probable que este núcleo inicial ya contara con un castillo o fortaleza:
«Con anterioridad (a la fundación de la villa), cabe suponer la existencia de un castillo, y quizás una primera puebla o núcleo poblacional asentado a sus pies (…), resulta plausible sospechar la presencia de un primitivo asentamiento, muy posiblemente en el mismo lugar donde se levanta el núcleo fundacional de la villa, en las actuales calles Burdín, Artekale y Harategi. Los trabajos arqueológicos efectuados hasta la fecha no permiten precisar el origen de este asentamiento, si bien su existencia antes de la fundación señorial de 1229 está fuera de dudas».
Sigue el texto: «(…) No existen argumentos para sostener que las murallas sean prefundacionales (a la villa), aunque también es verdad que tampoco los hay para decir lo contrario, es decir, que sean coetáneas a la fundación de la villa.
En lo que respecta al castillo, poco o nada conocemos sobre su origen (…). Anterior al siglo XIII nada sabemos de él, aunque parece lógico pensar en un origen previo, vinculado quizás al primer asentamiento poblacional. De hecho, algunos de los estudios efectuados sobre poblamiento se apoyan en el estudio de fortificaciones, principalmente en el trabajo de P. Toubert (1973) sobre el incastellamento, en el que presenta un modelo de configuración social basado en la fundación de castillos».
EL PATRONATO LAICO DE SANTA MARÍA
Las ermitas donde se realizaban las Juntas Vecinales se hicieron en auzolan (o lorra en Bizkaia), entre todos los vecinos, mediante derramas y el trabajo en común, pero, lo que serán las iglesias parroquiales alrededor de los cuales se crearán las anteiglesias o municipios, requerían de una inversión solo al alcance de unos pocos caballeros o damas, miembros de las principales familias de la comarca.
Estas iglesias diviseras eran las construidas por caballeros o damas frente a las más abundantes de realengo. En estas últimas, el señor de Bizkaia o el rey de Nabarra (y después el de Castilla), nombraba un patrono o rector entre los nobles de su confianza para que llevasen la «fábrica» o la explotación del conjunto de bienes, así como la recaudación de los impuestos y limosnas de la iglesia.
Los bienes no se limitaban a la iglesia o ermita para el culto, podían abarcar bosques para el carbón, madera para la construcción (edificios, utensilios y barcos), todo tipo de ganado (vacuno y ovino-caprino), frutales, tierras de labranza o seles para el pasto.
La historiadora Ana María Canales Cano sobre Orduña, resalta una importante peculiaridad: «Otro factor de carácter primordial serán los intereses de los patronos laicos; es cierto que en Orduña no aparecen, pero aquí será la propia ciudad, entonces villa, patrona de sus iglesias, quien se embolse las contribuciones, lo cual condicionará las reticencias al pago que tradicionalmente realizaba a Calahorra y Armentia.
El padre Iturrate recoge una cita de Mansilla que dice: «Por lo que a Orduña se refiere, tenemos que la influencia del obispo fue nula desde que el citado arciprestazgo se incorporo al Señorío de Vizcaya el año 1284».
Este año es el que se ha tomando en Orduña como su incorporación a Bizkaia al incorporarse ese año al mayorazgo de Lope Díaz de Haro III, aunque no parece la fecha más apropiada, ya que siguió siendo moneda de cambio entre el rey de Castilla como merced a sus caballeros más poderosos, por lo que su incorporación definitiva a las Junta de Bizkaia se produjo mucho después como vamos a ver.
José Ignacio de Salazar escribio un libro sobre el trabajo de Antonio Armona y Murga, llamado “Apuntaciones históricas de la ciudad de Orduña”, en él explicaba este error, de cómo todavía Orduña no se integró para siempre en Bizkaia, ya que solo estuvo 4 años dentro del mayorazgo de Bizkaia de los Haro:
“Da la importancia que se merece al privilegio de Sancho IV del año 1288 por el que no sólo se otorga una feria de ocho días después de San Miguel, la primera otorgada a una villa vizcaína, sino que también se conceden una serie de exenciones tributarias. (…) Esta concesión se da en un contexto en el que Sancho se apodera de Orduña y pierde la vizcainía que en 1284 le había otorgado Diego López de Haro «para siempre jamás«».
«Sepan cuantos todos este privilegio vieren et oyeren, como yo Lope Díaz de Haro, fijo primero de don Diego et doña Constanza, et Señor de Vizcaya…do a Orduña por mayorazgo de Vizcaya para semper jamás, que nunca se aparte una de la otra en ningún tiempo, et que ninguno la puede heredar sino quien fuere Seños de Vizcaya..Vitoria 17 del mes de junio de 1284»
En 1315 Orduña participó en las Corte de Burgos, por tanto, volvió a ser de realengo saliéndose del señorío.
«Mientras que Orduña había dejado de contribuir, las iglesias del valle, que eran del mismo arciprestazgo, siguen aportando las cuartas a Armentia hasta que, en el primer cuarto del s. XIV, tenderán a imitar a las iglesias de la entonces villa. La solución a la que se llegará en el pleito celebrado en Pamplona entre 1321 y 1322 resultó favorable a las iglesias. De este modo se equiparaban a Orduña, pero el hecho de que años antes pagaran, mientras la villa lo había dejado de hacer, denota un distanciamiento entre estas aldeas-hoy Junta de Arrastaria, provincia de Alava-y el núcleo orduñés.
Hemos apuntado ya la cuestión del patronato, que conserva en la Bizkaia bajomedieval una gran fuerza, a diferencia lo que ocurría en Álava, donde prácticamente todas las parroquias hallaban sujetas a la jurisdicción eclesiástica ordinaria. En las iglesias de ré gimen patronal, las décimas pertenecen a los patronos, los cuales tomaban a su cargo el cos te material de la fábrica del templo, la cobertura de todas las necesidades cultuales y el sustento de los clérigos, adscribiendo para cada una de estas partidas cantidades de lo recaudado concepto de diezmos. En Orduña el patronato será ejercido por la propia ciudad.
Dado el amplio poder que el patronato otorga a sus titulares nuestro caso a la propia ciudad personificada en su concejo-, se produjeron abundantes pleitos. En posteriores veremos cómo los clérigos orduñeses protagonizarán repetidas quejas ante la ciudad por motivo de los beneficios del patronazgo. El memorial presentado por la ciudad capítulos en 1764 en punto al patronato de sus parroquias nos aporta una serie de datos sobre esta cuestión (152). En él se recuerda cómo Alfonso X, al dar el fuero a Orduña en 1256, otorgaba a las iglesias sus costumbres, pero se «reservaba el derecho de patronazgo como solía ser en tiempo de mi bisabuelo el rey don Alfonso (1158-1214)».
Aitzol Altuna Enzunza