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El camino directo a la Meseta Orduña-Pancorbo (III)

El camino directo a la Meseta Orduña-Pancorbo (III)

Técnica de construcción

La dirección técnica de la construcción del camino a la meseta, Bilbao-Pancorbo, corrió a cargo de D. José Santos Calderón y su realización práctica la efectuaron los asentistas, previa contratación.

El estudio topográfico del terreno original se conserva en el Archivo Municipal Bilbao.

La distancia de Bilbao a Pancorbo según esta delineación era 269.876 pies, es decir, 75 kms. y su amplitud de 24 pies útiles de chura (6,6 mts.).

Fue construido, en general, a la romana como camino regular, aunque en alguna parcela se realizase otro tipo de calzada.

Los puentes de Rezola eran llanos, tanto en el centro como en la entrada y salida, con antepechos de mamposterí­a.

Pero el centro del resto de la calzada era algo más elevado, recargado de grijo menudo y arena o tierra, bien pisada, de forma que permitiera el deslizamiento del agua y pudiera soportar las heladas sin agrietarse, ofreciendo resistencia para evitar inseguridad en los animales, en los dí­as invernales.

Calderón lo divide en 13 partes que aparecen en 13 planos.

El primero arranca donde empieza el camino de la Villa (carnicerí­a de Achuri), hasta la ferrerí­a de D. Vicente Larrinaga, situada entre Arrí­go­rriga y Miravalles. Los puntos más importantes señalados en este plano son: el alto de Miraflores, el puente de Bolueta, compuesto de 7 arcos (4 de 60 pies y los restantes con la mitad de diámetro), iglesia de S. Miguel de Arrigorriaga, etc.

El segundo trozo abarca, desde la citada ferrerí­a de Larrinaga hasta el puente Areta, incluyendo a Miravalles, Arrancudiaga, Mojón de Acheta (divisoria del Señorí­o con Llodio), para finalizar en el puente de Areta. El Director del camino manifiesta la gran dificultad que, en este trozo, presenta el terreno por lo escabroso, añadiendo que «sobre esta porción de camino se han hecho varios imaginarios proyectos pero todos propiamente aéreos, sin más fundamento, que el que da de sí­, la falta de geo­grafí­a, y otros principios esenciales para el efecto, y si la «aprovación que tengo de S. M. en la inteligencia que me considera en varias artes de la Mathemática deve servir de apoyo y crédito p.’ mi opinión, soy de la que no se dará mejora sustanc.’ ni en la dí­recc.» ni en la delineac.» que aqui se manifiesta». La explicación de Calderón termina con la nota de que se construyen o cinco puentecillos, con los que esta porción de camino quedará en estado de transitar con toda comodidad.

El trozo tercero abarca desde el mojón divisorio, entre el Señorí­o y Llodio, hasta al primera casa de Luyando, después de atravesar Llodio, especificando que, desde la iglesia de Llodio hasta la casa de Barrera, se construye camino de calzada, lo mismo, en la parte que va desde la Casa de Orúe hasta la ferrerí­a de Morga (ambas señaladas en el plano), lo demás –explica– es camino regular.

El plano n.° cuatro va desde Luyando hasta las proximidades de la Torre y antigua Cárcel de Ayala. Como punto más notable de este trayecto, se señala «La Cruz del írbol Malato» que marcaba el lí­mite territorial del servicio militar de los vizcaí­nos.

El trozo quinto comienza en la citada Torre y termina en la Ciudad de Orduña. Con respecto a ésta, el plano indica que, para que el camino atravesase la ciudad, las calles son estrechas (15, 17 y 22 pies), por lo que es conveniente dirigir el camino por la Puerta del Oriente a salir detrás del convento de S. Francisco.

En el plano núm. seis se traza el camino desde la ciudad de Orduña hasta lo alto de S. Bartolomé. En él se dice, expresamente, que de los perfiles para las paredes, cimientos y rellenos, se entregó copia y condiciones a D. Manuel de Salcedo, «Super Intendente de los caminos». Esta parte es la que presenta más dificultad, que queda bien refIejada en el plano donde están perfectamente señalados el viejo camino de Peña y el nuevo.

El plano núm. siete comprende la distancia que separa la Ermita de S. Bartolomé y la iglesia de Berberana, e incluye cómo ha de construirse el firme y las das alcantarillas de la Sierra.

El trozo núm. ocho abarca desde la Villa de Berberana hasta enfrente de Fresneda. El camino, desde este lugar hasta la llamada Venta del Monte, está representado en el plano núm. nueve. En una nota al pie el director aconseja unas medidas técnicas de las cuales, dice, no es partidario Vierna.

En el plano núm. diez se especifica desde la Venta del Monte hasta Berguenda, sin más accidentes notables que el Puente de Espejo y otro en Venta Blanca.

En el trozo núm. once, desde Berguenda hasta el Monasterio de Espejo, está perfectamente dibujado el plano y elevación del Puente de Larrada (Puente Larra), compuesto de seis arcos.

Los planos doce y trece comprenden: el camino entre el Monasterio de Espino y la subida a Hencio, el primero y, hasta la Villa de Pancorbo el núm. trece. Con ellos termina la detallada descripción de Calderón.

Todo el itinerario está realizado con meticulosidad técnica, pues ningún accidente orográfico ha sido ignorado. La configuración del terreno las diversas cotas del mismo, aparecen señaladas con bastante detalle, en un intento de reflejar las curvas de nivel.

Una visión de conjunto permite apreciar no sólo meticulosidad sino belleza y mimo, en la labor desplegada por el director del camino. No puede negársele dedicación y alto nivel profesional, pues son bien patentes en el material cartográfico. Es muy difí­cil concebir un itinerario por una ruta distinta a la señalada por Calderón, que aprovechó al máximo los viejos caminos y se adaptó al terreno en cuantas posibilidades le ofrecí­a.

Por otra parte, el trazado sigue muy cerca de las agrupaciones urba­nas como de los emplazamientos artesanales o de pequeña industria (ferrerí­as).

Puede decirse, a la vista de estos planos, que Calderón llevó adelante el proyecto con gran libertad de acción y, tal vez, un poco al margen de las preocupaciones y problemas económicos que del mismo se derivaban. Cabe la duda de si lo presupuestado fue obra suya, en cuyo caso, aunque no hubiera error técnico en la construcción, lo hubo, y bien grande, en la estimación del valor del mismo.

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