Menú

El Señorí­o de Orduña y su Vizcainí­a (I)

El Señorí­o de Orduña y su Vizcainí­a (I)

1975 (39)INTRODUCCION

En este trabajo se tratarán los diferentes aspectos geográficos, históricos (especialmente lo relativo a su vizcainí­a) y humanos que convergen sobre la localidad de Orduña, que constituye actualmente un enclave vizcaí­no en tierras de ílava y colindante, asimismo, con tierras de Burgos.

El estudio en particular de una zona y una población como las de Orduña, como en otros casos similares, ha de tener en cuenta una circunstancia muy especial que influye en gran medida en su configuración: esta circunstancia es, obviamente, su condición de enclave.

Por lo que se refiere al marco geográfico, la condición de enclave de Orduña no se traduce en un especial aislamiento natural respecto al resto de la provincia, puesto que en el valle del rí­o Nervión constituye un camino natural hacia Bilbao. En todo caso, en su condición de enclave tendrí­a relevancia su posición de camino hacia la meseta, caracterí­stica ésta que si influye decisivamente en el devenir histórico de la ciudad.

Esta condición de núcleo fronterizo del Señorí­o de Vizcaya en las comunicaciones con la meseta también fue decisiva en la vida económica de Orduña en tiempos pasados.

La existencia de la aduana representaba uno de los motivos fundamentales de la existencia de la ciudad. La desaparición del sistema foral de aduanas tuvo, lógicamente, importantes consecuencias en la economí­a local, que se vio forzada a buscar otras formas de ingresos. De este modo, se puede establecer una comparación entre la importancia relativa que tuvo Orduña dentro del Señorí­o y la que tiene en la actualidad, donde ha quedado un tanto disminuida ante el mayor crecimiento de otras localidades, ya sea dentro de Vizcaya o bien localidades como Llodio, que ha adquirido un mayor peso especí­fico dentro de esa zona geográfica.

Por último, habrí­a que hacer mención a los problemas concretos que pueda presentar Orduña hoy en dí­a, derivados de su misma condición de enclave. En este punto, surgen inevitablemente las comparaciones con los otros enclaves situados en Vizcaya y ílava, como son Villaverde de Trucios y el Condado de Treviño, respectivamente. Pero son innegables las diferencias que existen entre la situación de Orduña y la de los otros dos enclaves anteriormente citados.

Desde el punto de vista geográfico, Orduña no se encuentra en un pequeño valle con difí­cil acceso al resto de la provincia, y concretamente a su capital, donde los vecinos han de resolver la mayorí­a de sus asuntos administrativos, como serí­a el caso de Villaverde de Trucios, con unas pésimas comunicaciones y especialmente alejado de Santander, lo que causa a sus habitantes incomodidades considerablemente mayores que si hubieran de dirigirse a Bilbao. En el caso de Orduña, como va hemos dicho más arriba, el valle del Nervión constituye una ví­a natural que permite un rápido acceso hacia Bilbao.

Por otra parte, tampoco constituye un enclave de gran extensión en el mismo corazón de la provincia, como ocurre con el caso de Treviño, donde además sucede que las ví­as de comunicaciones que vertebran gran parte de las salidas de la provincia, y muy especialmente de la capital, atraviesan este enclave, lo que contribuye a dar una sensación de falta de continuidad con otras tierras de la provincia, como la Rioja Alavesa.

Para finalizar, está el aspecto más importante de todos: la voluntad de los habitantes de los respectivos enclaves. Mientras que en el caso de Villaverde la población se manifiesta mayoritariamente a favor de la integración en Vizcaya y en Treviño las opiniones están algo más repartidas, hasta el momento no se ha dirigido ninguna iniciativa desde Orduña con vistas a su integración en ílava, por lo que se deduce que la población está satisfecha con la situación actual. Del mismo modo, es significativo que tampoco ílava haya presentado algún tipo de reclamación sobre Orduña, lo que contrasta con los casos de Villaverde y Treviño.

Por tanto, a la vista de lo anteriormente expuesto, no es de esperar ningún cambio en el status actual de Orduña.

INTRODUCCION GEOGRAFICA

1.- Situación y rasgos fí­sicos

El municipio    de Orduña, incluido en    la comarca de Arratia-Nervión, se extiende por una superficie de 33,57 Km2, formando un enclave vizcaí­no, separado de la provincia por tierras de ílava y Burgos, en el alto Nervión.

íšnica ciudad de Vizcaya, perteneció al partido judicial de Amurrio y en la actualidad se halla adscrito al de Valmaseda. Se halla a 40 Km. de Bilbao, distancia en la que debe salvarse la diferencia de altitud que separa las costas de estas tierras.

Linda al E. con el Valle de Arrastaria; al S. ‘y O. con la Peña de Orduña (1066 mts .) y la Sierra Salvada, que la separan de Burgos, y al N. con el Valle de Ayala. A partir de esas máximas alturas del lí­mite occidental va descendiendo hasta los 200 mts. de altitud, formando un pasillo de Norte a Sur, que siguiendo el curso del rí­o Nervión sirve de de zona de paso y da asiento a la población.

Madoz definí­a su clima como «templado y muy sano», con «vientos reinantes N.,NO. y S». Sus medias de Enero y Junio son de 5g y 19Q respectivamente. Las precipitaciones varí­an de los 1000 a         los 2000 mm. como media anual dependiendo de la altitud.      En el mapa climático del Paí­s Vasco se incluirla dentro de la banda de clima oceánico.

2.- Población

Los habitantes, que se distribuyen entre Orduña ciudad y las poblaciones de Belandia, Lendoño de Abajo, Lendoño de Arriba, Mendeica y los barrios de Adobeñas y La Estación, han tenido una evolución de constantes incrementos y descensos desde principios de siglo por la mayor o menor corriente migratoria hacia la rí­a del Nervión u otros núcleos industriales.

En el siglo pasado se contabilizaban unas 300 casas en la ciudad y otras en el resto de las poblaciones. La evolución puede verse en los siguientes datos:

1630: fogueración: 131 f. (4,5)                                 595

1704: fogueracion: 163 f. (216  f con aldeas)           734

1798:  fogueración: 191 f.                                         860

1848: Archivo municipal                                           2250

1900: Archivo Municipal                                           2100

1950: Archivo Municipal                                           3200

1988: EUSTAT                                                            4222

3.- Recursos económicos

Antaño se constataba la producción de «trigo, maí­z, lino, hortalizas, frutas, y vino chacolí­, así­ como la «crí­a de ganado vacuno, caballar, mular y muy poco lanar». Como industria existí­an «4 alfarerí­as de vidriado ordinario, varios telares de lienzo y dos yeserí­as». Hoy dí­a la agricultura está prácticamente abandonada y los terrenos se dedican a pastos; algunas pequeñas industrias montadas a mediados del s. XX han cerrado o están a punto de hacerlo (cerámica, yeseras, laminados, agujas, muebles,…). Los intentos de los últimos año por reactivar algún tipo de industria (motores…) no han se han visto reflejados en la realidad.

En 1973 del total de la superficie, 2295 hectáreas se explotaban en régimen de propiedad y 315 en arrendamiento, en gran parte para la alimentación del ganado y en pequeñas parcelas. La concentración parcelaria realizada en la década de los 80 ha venido a racionalizar un tanto el tamaño de las parcelas. Unas 400 hectáreas se ocupaban con masas forestales, compuestas de rebollos, abetos y otros, a los que en los últimos tiempos se han sumado los inevitables eucaliptos y pinos.

4.- Entidades del Valle de Orduña

Orduña: Ciudad y Aldeas (Lendoño Arriba, Lendoño Abajo, Mendeica y Belandia); estas aldeas conforman la Junta de Ruzábal.

Durante- 400 años un pequeño enclave en Burgos, llamado La Cerca de Villaño. VIZCAYA.

Arrastaria: Aldeas (Délica, Artómaña, Tertanga y Aloria). ALAVA.

Otros lugares (hoy dí­a sin entidad): Poza, Erbileta, San Román, Arbieto, Gárcheta

Todos ellos, eclesiásticamente, dependen hoy dí­a, de la diócesis de Vitoria.

 

ALGUNOS ELEMENTOS ARQUITECTONICOS Y ARTISTICOS

1.- Trazado urbano

Su más primitiva planta se asentaba directamente sobre la ruta que, bajando por La Barrerilla, llegaba de Vitoria, y que debla de coincidir con la que hoy es la calle Carnicerí­a. Otros dos viales (Enmedio y Santa Marí­a) cortados por dos estrechos cantones completaban la sencilla puebla.

Esta trama ortogonal de calles y cantones se hallaba delimitada por una sólida muralla de la que aún se conservan algunos restos en el que fuera su ángulo Noroeste (Torreón del Ayuntamiento) y arco de la calle Santa Marí­a.

Pero en una fecha indeterminada se produjo una importante modificación en la red de caminos de la zona que tuvo una inmediata repercusión en el plano de la villa. Por lo que fue necesario adecuar la ciudad al nuevo trazado por lo que se levantó un nuevo cuerpo de cuatro calles (Vieja o Bizkaia, Francos, Orruño y San Juan) con sus correspondientes cantones en ángulo recto respecto al núcleo más antiguo de la villa. Algo más tarde otro bloque, éste de tres viales convergentes (Burgos, Nueva y Cantarranas) se alzaba frente al anterior. El amplio casco urbano así­ resultante aparentemente poco coherente, quedó fuertemente cohesionado al ser rodeado por una muralla. De éste sólido recinto se conserva aún un largo paño que va desde la Iglesia de Santa Marí­a a las proximidades de la Casa Consistorial y que vuelve a aparecer intermitentemente en puntos como la antigua puerta de Orruño, la de Santa Marina y las proximidades de la de San Francisco.

Su aparejo se ordena en un doble lienzo de sillarejo, relleno en su interior con cascotes y argamasa, alcanzando un grosor que no supera el metro, tiene una altura aproximada de ocho metros y a lo largo de su recorrido aparece jalonada por sólidos cubos. Se han perdido los merlones que defendí­an su borde superior. La iglesia de Santa Marí­a y sobre todo su ábside aparece perfectamente integrada en el circuito de la cerca y está dotada de un adarve que discurre en voladizo perforando los contrafuertes del templo.

Pero la defensa de la ciudad no sólo estaba depositada en manos de la poderosa muralla. Orduña albergaba el castillo de mayor relevancia y envergadura histórica de toda la comarca y posiblemente de todo el señorí­o. Levantado sobre una mota, en el lugar que hoy ocupa el jardí­n de los PP. Josefinos (antes de los PP. Jesuitas), la referencia más antigua que sobre él tenemos se remonta hasta 1288, año en el que fue tomado por el Rey Sancho IV de Castilla. Tipológicamente respondí­a al modelo de fortificación erigida sobre un promontorio de laderas abruptas al que se accedí­a a través de un sistema de planos inclinados en zigzag. De su alzado no queda ningún resto identificable, ni tampoco conocemos las formas reales de su planta.

Pese a su pujanza, la única ciudad vizcaí­na no necesitó romper los limites históricos marcados por la cerca y el castillo hasta el siglo XIX; con anterioridad tan sólo se habla absorbido el camino de ronda, y en parte del perí­metro de la población, la muralla habla quedado embutida dentro de las viviendas. Por otro lado, la sustitución de la iglesia de San Juan por el edificio de la Aduana tampoco supuso cambios de importancia en la trama urbana. Los nuevos arrabales esperaron hasta bien superado el 1800 cuando se ocuparon algunos solares junto a las puertas de Bizkaia y San Francisco. Y aún más tarde, a partir de 1905, Orduña conoció un tardí­o ensanche, de marcadas caracterí­sticas residenciales en dirección a la Estación y al Santuario de la Antigua: palacetes y chalets flanqueaban una prolongada alameda, ya decididamente extramuros. Junto a éste hábitat urbano, concentrado y ordenado, las cinco aldeas que conforman la Junta de Ruzábal responden a un tipo de poblamiento en barriada relativamente frecuente en el resto del señorí­o; sin embargo, tienen caracterí­sticas que recuerdan a las alavesas y encartadas.

2.- Restos arqueológicos

El testimonio más antiguo de una ocupación del municipio se remonta a la Edad del Bronce. Es el dolmen de Campas de Choza, ubicado en las estribaciones de la Sierra Salvada, macizo montañoso en el que las prácticas de pastoreo han sobrevivido hasta la actualidad.

Tipológicamente corresponde a un dolmen largo abierto. La cámara funeraria está compuesta por ocho losas que delimitan un espacio rectangular ligeramente cerrado a la entrada. Esta se encuentra cubierta por un túmulo de forma oval. Sus dimensiones son de 15 metros de diámetro y 1,30 de alto.

De época romana existe en las proximidades de Aloria, en la frontera con ílava, un yacimiento interesante. En superficie se han encontrado fragmentos de «terra sigilata» o vajilla fina de mesa en buen estado de conservación y datada en el s.II. Aún no ha sido excavado por lo que se desconoce su carácter real. De la Edad Media pese a ser uno de los espacios vizcaí­nos que conserva más referencias escritas, no se conocen vestigios materiales. Ignoramos la ubicación precisa de la Iglesia de Santa Marí­a «situada bajo la Peña Mayor» según un documento del año 937 e identificada, sin demasiado apoyo con el santuario de la Antigua. Lo mismo podemos decir de las villas del valle citadas en otros documentos. Sólo se han localizado con seguridad la necrópolis de Lendoño de Arriba y el pequeño templo de San Clemente de Erbileta, donado por el monarca castellano Alfonso VIII en 1198 al obispado de Calahorra.

3.- Arquitectura religiosa

Si bien las referencias documentales a los templos orduñeses se remontan de forma fidedigna a finales del s. XI cuando menos, los edificios religiosos que hoy podemos admirar en el valle son muy posteriores. En concreto, hemos de situar en la segunda mitad del s. XV las desatendidas ruinas de San Clemente de Erbileta. Los restos del anterior santuario de la Antigua, hoy integrados en el convento de las Carmelitas, son un poco anteriores, del siglo XIV.

Al mismo estilo gótico corresponde la mayor parte de la fábrica de la Iglesia de Santa Marí­a, un voluminoso y grávido edificio de tres naves ligeramente escalonadas con capillas bajas ordenadas en cuatro tramos y cruzadas por un amplio transepto, tras el que se sitúa un ábside de planta cuadrada. Entre sus contrafuertes se abrieron en distintas épocas varias capillas particulares. A los pies de alza la torre-pórtico, renacentista en el fuste y clasicista en el campanario, trazado lo segundo por Martí­n Ibáñez de Zalbidea en 1617. A esta época corresponde también el templo del convento de Santa Clara con una única nave dividida en tramos más ábside, cubiertos mediante bóvedas de crucerí­a. Lo más viejo parece la nave cubierta con terceletes que caen a ménsulas, de hacia 1510. Después de la añadidura del ábside, más ancho y casi a la vez, a mediados de siglo. La capilla ochavada, y por fin, la que se cubre con terceletes, propiedad de notables de Orduña.

Por estos años se construirla también la Iglesia de Santa Eulalia de Belandia, un bonito templo de una nave dividida en dos tramos de terceletes apoyados en medios pilares. También de ésta época es el claustro del antiguo convento de San Francisco, de arquitectura renacentista y está conformado por dos pisos de galerí­as, las de abajo de medios puntos que cargan en pilastras y las otras medio cegadas para función residencial. Se construirla poco después de iniciado el s. XVII.

Este siglo XVII dejó en Orduña una obra importante a nivel territorial, la de las instalaciones de la Compañí­a de Jesús, del que podemos considerar la iglesia asomada a la plaza a través de una formidable fachada abierta abajo en portales. Es un edificio grande, de tres naves y tres tramos más transepto alineado y capilla mayor con cubierta de cañones penetrados por lunetos y en el centro del crucero, hay una cúpula. Fue trazado por Raon (1680) con gran sentido urbano, con un comportamiento rí­gido y un esqueleto clasicista con gran recargamiento decorativo. El promotor fue Urdanegui, que instala su sepultura, ingrediente que hay que considerar, porque no es demasiado frecuente en Bizkaia.

Al siglo XVIII corresponden edificios religiosos dé traza muy popular. Vamos a citar algunos ejemplos: La Iglesia de San Pedro de Lendoño de Arriba de tres tramos más ábside, se construyó en el último tercio del siglo XVII pero su aspecto actual es sobre todo el resultado de una reforma muy completa del siglo XIX. En 1788, siguiendo planos de Manuel Martí­n de Carrera, se construyó el pórtico de Santa Marí­a, ocupando a los pies del templo la anchura de las tres naves y envolviendo totalmente la torre. Lo forman arcadas de medio punto sobre pilastras.

El monumento religioso más destacable del siglo es el nuevo Santuario de la Antigua, edificado entre 1754 y 1782 según trazas de Juan Bautista de Ybarra. Se trata de una Iglesia de una sola nave latina, con crucero marcado con cúpula en el centro (su fachada principal recuerda en su estructura a la de la Compañí­a). Sin duda este edificio sirvió de modelo a la hora de construir la iglesia de San Esteban de Lendoño de Abajo que es un sencillo templo de una nave de cuatro tramos cubiertos con cañón penetrados por lunetos. También podemos añadir la portada casi ecléctica del cementerio y, en clave más moderna, la monumental estatua de la Antigua, obra en cemento armado llevada a cabo en 1903 según proyecto de Claudio Durán y Ventosa bajo cuyas raí­ces se sitúa la ermita de Santiago.

4.- Arquitectura de Servicios

a) La Casa Consistorial

Reedificada en 1772 es un compacto bloque alineado en el extremo de una de las más antiguas manzanas del núcleo urbano. Su fachada ordena tres ejes de huecos en cuatro alturas; la primera se integra en la plaza a través de una arquerí­a, mientras que la inmediatamente superior acoge una amplia balconada sobre mensulón corrido a la que se abren grandes huecos adintelados. Entre los elementos ornamentales del Ayuntamiento hemos de mencionar su ostentoso escudo rococó muy poco acorde con la sobriedad del resto. La canterí­a la hizo Francisco A. de Arratia y la carpinterí­a Carlos de Ugarte.

b) La Aduana

Fue construida entre los años 1787 y 1792 bajo supuesta traza del arquitecto Carrera; pertenece al estilo neoclásico y es uno de los edificios más interesantes de Orduña. No rompe el trazado de la plaza al tener una prolongada arcada en la planta baja. Su fachada consta de una ordenación reticular de los huecos con un frontón triangular que la remata. En el interior nos encontramos con un amplio patio con cuatro pandas porticadas a las que se asoman los cuartos de oficinas y de residencia de los funcionarios. Hoy está prácticamente abandonada y acoge algunos servicios municipales.

c)Fuentes

La de la plaza de los Fueros obra en origen de 1745 pero rehecha en 1862 y la neoclásica debajo de la Antigua (Marino Echevarria, 1802) más discreta pero de interés-.

Mitxel Olabuenaga

1 comentario

  1. Gontzal

    Serí­a ineresante plasmar en este artí­culo cómo nació su condición de vizcainí­a (el proceso histórico que dio lugar a ser parte de Bizkaia)
    Y aunque esto no le supone quebradero alguno, a diferencia de los otros enclaves, en el tema judicial sí­. No es lo mismo tener que ir a Amurrio, por ejemplo, que es Partido Judicial que desplazarse a Balmaseda. O en el tema INEM que creo les toca Basauri, en lugar de Laudio, localidad más cercana

Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *