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Un recorrido nostálgico

Un recorrido nostálgico

22013567He subido, sin más, hasta el Santuario de La Antigua. En un lateral, fuera del recinto religioso, he visto un reciente panel informativo señalando una ruta por el piedemonte. No tení­a intención de ir por ese lugar pero, dado el buen tiempo que hace, me he animado a ello.

De momento he iniciado el camino que asciende hasta la cumbre del Txarlazo. En su cima se encuentra el Monumento a la Virgen de la Antigua. Una réplica en cemento de la imagen que se conserva en su Santuario. Este «monumento» es uno de los primeros del Estado en ser construido en cemento armado. El «tronco» oculta una amplia escalera de caracol que permite ascender por la imagen (hueca en el interior) y salir a un hermoso balcón desde el que se percibe una vista no sólo del valle sino de amplias distancias. Acaba de cumplir los cien años. Me decí­an, cuando era niño, que en dí­as muy claros se veí­a el mar…

Pasada la «barrera del tranco» he tomado un camino a la izquierda y me he adentrado en el frondoso bosque de robles. Sobre mí­ se alza el imponente Txarlazo por cuyas inmediaciones discurrió el primer camino carretil de ascenso a la Meseta. La intransitabilidad del mismo, especialmente el paso de Goldetxo en invierno, motivo la construcción de lo que ahora es Puerto de Orduña, aprovechando, en parte, el camino de herradura ya existente con anterioridad. Este camino partí­a de la desaparecida ermita de San Bartolomé ubicada en lo alto de las peñas. Si hoy dí­a es una ruta difí­cil, quiero imaginar bajar por allí­ las reatas de mulos… Aún recuerdo el accidente ocurrido en los años cincuenta del pasado siglo cuando un autobús con la Orquesta Compostelana se salió en una de las primeras curvas y se precipitó al vací­o. Los muertos fueron varios. No puedo menos que recordar a Doña Mari íngeles Larrea, catedrática de Historia de la Universidad de Deusto, que hizo su tesis doctoral sobre los caminos de Bizkaia en el siglo XVIII. Mi recuerdo no es sólo por su calidad humana y profesional (no menor que la de su esposo, el Dr. Goti) sino porque hace ya unos años dirigió mi tesis doctoral.

Tras un rato de tranquilo y cómodo caminar llego a la moderna «balsa de Gartxeta» construida recientemente para asegurar el abastecimiento de agua a la ciudad. Desde ella desciendo a la aldea de Tertanga, a pie del puerto de Orduña. Su «torre» aún muestra tiempos más duros aunque escasamente conserva alguna ventana rasgada. Es una de las aldeas más pequeñas del valle aunque, en tiempos pasados, ocupó un lugar estratégico. No he podido bajar a ver el molino pero consta dónde está gracias a Miren y Gervasio (originarios de este lugar donde aún tienen su casa) amigos de la Parroquia del Carmen de Barakaldo. No les he visto cuando he pasado frente a su casa, ya en la afueras de la aldea camino de la carretera general. Poco antes paso junto a las viejas escuelas. Me trae recuerdos de alguna actividad en este edificio cuando, desde la Parroquia de El Carmen de Barakaldo se hací­an aquí­ «colonias de verano». Estuve unos dí­as haciendo de «cicerone» de mi amigo Javier Aguinaco, sacerdote paúl como yo y nacido en Unzá.  Desde este punto he contemplado, una vez, el llamado «Pico del Fraile» hito de la primitiva escalada y cuya denominación aún causa controversia. Al margen de ello, la verdad es que tiene forma de un «fraile con su capucha». En su entorno está uno de los nacederos del Nervión.

En vez de descender por la carretera hacia la «Venta» (nombre que claramente nos trae sabor medieval) tomo una de las recientes pistas asfaltadas que lleva hacia Délica. Más que «Venta» debiera denominarse «Ventas» porque hay dos. Curiosidad: una (la más famosa por su excelente yantar) está en ílava; la otra en Bizkaia. La muga pasa entre sus paredes. Dicen que hasta tiempos no muy lejanos las mujeres alavesas las utilizaban para «dar la luz» en la vizcaí­na y poder acogerse a determinados privilegios que otorgaba su fuero (especialmente el no ir a la mili). Esto mismo ocurrí­a (en términos burgaleses) con la famosa, y tristemente olvidada, «Cerca de Villaño». Alguien me ha comentado que la actual Corporación está dando pasos para recuperar esa «posesión». ¡Olvidemos el asunto!

Esta pista me permite ver la más antigua de las ventas, la llamada de Arbí­n. Ubicada a más altura que las anteriores, a su vera discurrí­a (antes de la apertura del camino carretil) el más antiguo camino de herradura. Por esta pista me dirijo hacia la minialdea de Paul (cuatro casas). Hay dos lugares con este nombre en el valle. La zona «detrás del Colegio de la Enseñanza» y esta aldeilla. Junto a este mi muy querido Colegio existe un camino que se llama «Camino de la Paul». Paul o Paules es un término que hace referencia a «zona húmeda o lacustre». En este sentido le cuadra, como anillo al dedo, a la zona primera. Este barrio debe tener, dada su altura, otro origen que desconozco. Tampoco me lo aclara un  vecino con el que hablo.

Siguiendo la carreterita (preciosa como paseo) paso por Zamarro. Lo mismo. Aunque el dí­a estaba soleado se ha ido cubriendo y, pasando por allí­, me acompaña un molesto sirimiri. Sin más contratiempo (salvo unos minutos bajo un hermoso roble) llego a Délica. Atravieso el puente sobre las ví­as de RENFE y me encuentro con la Iglesia. Como ya he descrito en otro momento esta aldea (la más significativa de la Junta de Ruzabal) no me detengo. Paso junto a la casa de mi hermana Lucí­a y saludo a mi cuñado, Txema, que está ocupado en arreglos varios de la casa. Estupenda persona para ser de «peluchilandia». De allí­, directamente a casa por una de las pistas asfaltadas. Ha sido una buena mañana.

NOTA: la tarde se ha oscurecido totalmente. El accidente de Barajas. Entre las victimas, me indican por teléfono, mi compañero Claudio Ojeda, sacerdote paúl y, desde hace años, trabajando en Camerún. Rezo por las ví­ctimas y por sus familias.

2 Comentarios

  1. SERGIO

    Interesante recorrido e interesantes reseñas personales. Me queda la curiosidad de saber de donde son los de «peluchilandia». He disfrutado mucho de la lectura.

  2. mitxel

    Como ocurre en uchos lugares «vecinos» los apodos son frecuentes. En Orduña llamamos «peluchos» a los de Amurrio (y viceversa). Parecido a «tiñosos» respecto a Sestao…

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