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Mosaico histórico de ALORIA

Mosaico histórico de ALORIA

En la división foral alavesa tradicional, Aloria formaba una de las cinco hermandades de Ayala, junto con Artómaña, Délica y Tertanga, los otros pueblos del valle.

Se encuentra en una ladera al este de Orduña, con un cabezo que domina las tierras del alto Nervión y sus flancos montañosos; este lugar, ocupado hoy por el cementerio, fue primero asiento de una ermita dedicada a San Fausto, que empezó asumiendo el culto parroquial desde comienzos del siglo XVIII hasta convertirse en parroquia desde 1791 a 1882, fecha en que se erigió el actual templo en el centro del pueblo.

Aloria se encuentra en un cruce de caminos de herradura, olvidados hoy, pasos de Orduña y Arrastaria hacia Lezama, en el extremo oriental de Ayala por San Pedro de Beraza, y hacia Urcabustaiz por Uzquiano, en ruta a Zuya y a la llanada alavesa. El camino de Beraza, transitado aún en el siglo XVIII, se cita en las noticias que el cura de Lezama enviaba a Tomás López; dice éste que Lezama “al mediodía tiene una sierra llamada San Pedro de Beraza, cuya subida empieza desde la iglesia del lugar. Es de media legua, en su cumbre está el puerto llamado de San Pedro”. Cuando a mediados del siglo XIX se abrió el camino de Orduña a Urcabustaiz, hoy carretera, por el puerto llamado “La Barrerilla”, con subida desde Aloria y Artómaña, se abandonaron estos caminos más cortos, aunque difíciles y agrestes.

El emplazamiento de Aloria en un cruce de caminos es la razón de que la ermita arruinada de San Pedro de Beraza (lo estaba ya en 1757) se cite a veces en las visitas pastorales de Aloria y otras en las de Uzquiano. No obstante, en el siglo XVII aparece vinculada a Aloria en diversos documentos: así, en 1686 los ermitaños de Beraza (un matrimonio que vivía en lo alto del puerto y cuidaba de la pequeña iglesia), alcanzados en sus cuentas, no teniendo con qué resarcir sus deudas con la ermita, eran encarcelados en Arrastaria.

La situación de Aloria en la entrada de Orduña y Arrastaria fue causa también de pérdidas en sus casas y campos y contribuciones de servicios  y raciones en las guerras del siglo XIX. Dicen los libros parroquiales que “quando entraron los franceses en principios de och.º y ocho se abandonó este pueblo y la Ygª precipitadamente”; las tropas tomaron la iglesia y la antigua parroquia de San Juan de Abajo y la ocupación del pueblo “por el enemigo”  duró “una considerable temporada”.

Repuestos ya los efectos de esta entrada, registró la zona el paso masivo de tropas que, en 1813, persiguiendo a los franceses, iban a enfrentarse con ellos en Vitoria el 21 de junio; entonces la iglesia de Aloria tuvo que entregar parte del trigo de su primicia para raciones del ejército.

El interés estratégico de este lugar y de todo el valle de Arrastaria, vértice entre las tierras de Ayala, Urcabustaiz y Cuartango, señoríos de los Ayala en el siglo XIV, hizo de esta tierra un objetivo más del poder de la casa. Después de largas tensiones y pleitos con Orduña, la Chancillería de Valladolid reconocía en 1380 el señorío de los Ayala sobre Arrastaria, cuando aún vivía Don Fernán Pérez de Ayala, el padre del que después sería Canciller, al que se le confirmaba dicho señorío en 1391. Por eso, cuando el Licenciado, Martín Gil, visitaba la parroquia de Aloria en nombre del obispo, en 1556, reconocía el lugar como “del Conde de Salvatierra”, señor de Ayala.

La parroquia de Aloria existía ya en 1257, fecha en que se cita dentro del arciprestazgo de Orduña y del arcedianato de Álava. En 1320, cuando las iglesias de Arrastaria se oponían a abonar a la Colegiata de Armentia la parte de los frutos de sus diezmos que venían entregándole, tenía la parroquia de Aloria dos clérigos, uno con el título de cura.

La parroquia de la aldea es la de San Juan Bautista, templo construido en 1882, con una nave de cuatro tramos. Realizó la obra de cantería, José de Echevarría, y la de carpintería, Bruno Echevarría. Andrés de Lecanda era el suministrador de materiales para la obra (tejas, ladrillos, etc). El altar se trajo de Nuestra Señora de la Encina, de Arceniega, que fue restaurado por Ignacio Aldama. El nuevo templo se inauguró  el 7 de enero de 1883. (contribuyeron a cubrir el coste de las obras: el marqués de Urquijo, con 2.750 pts, los testamentarios de Don lorenzo de palacios, con 1.500 y el obispo con 1.375. El resto se cubrió con pequeñas cantidades aportadas para este fin)

La espadaña se erigía en 1923. Tiene tres huecos de campana y remate triangular. Al construirse se fundieron las tres campanas que estaba rotas en el cementerio, lugar de la antigua parroquia. La iglesia no tiene retablos, pero sí tiene el sagrario, una cruz y dos tallas modernas de la Purísima y San Juan. En la sacristía queda una imagen decapitada de San Juan, que quedó destrozada en la última guerra. Parece ser que hacia 1916 tenía tres retablos.

Tres veces ha cambiado de lugar la iglesia de San Juan. A comienzos de 1723 existían en Aloria dos iglesias, la de San Fausto y la de San Juan, situada esta al pie del monte al Poniente del pueblo, distante de las casas del pueblo. La ermita de San Fausto era más cómoda para que los vecinos asistiesen a los oficios religiosos, al estar más cerca.

En 1791 la iglesia de San Juan se encontraba “en un estado de indecencia increíble” y la “antiquísima” cofradía de San Íñigo tuvo que trasladarse a Artómaña. Por ello se ordenaba trasladar la pila a la parroquia de San Fausto, pasando también los restos de los enterrados en la iglesia antigua. La iglesia de San Fausto se titularía, a partir de entonces, parroquia de San Juan Bautista y San Fausto.; la de San Juan debería de hacerse nueva. Esta última es la que ha predominado, olvidándose paulatinamente la de San Fausto.

Esta segunda parroquia fue abandonada al erigirse la tercera, con la única advocación de San Juan, en el centro del pueblo en 1882. La que fue parroquia de San Juan y San Fausto quedó convertida en cementerio.

La primera parroquia de San Juan de Abajo no se demolió como había ordenado el obispo en 1791, sino que siguió abierta al culto como ermita, llamada en algunos documentos “ermita de Santo Domingo”, parce ser que por conservar alguna efigie del santo, copatrono, con San Íñigo, de la cofradía de hidalgos con sede en esta primitiva iglesia.

En ella se celebraba segunda misa en los días festivos a comienzos del siglo XIX, por la que percibía el cura 3 reales de estipendio.

La ermita de San Pedro de Beraza se cita en las visitas pastorales a Aloria desde 1740, encargándose al cura y feligreses de Aloria que la mantuvieran con decencia. En la visita de 1757 se ordenaba que “en la ermita de San Pedro de Beraza, que parece se arruinó, se ponga una cruz que sirva de memoria”.

Con anterioridad a 1739 la ermita de san Pedro de Beraza había estado al cuidado de los curas de Uzquiano (Urcabustaiz); pero en 1739 el cura de Uzquiano no accedía a celebrar misa en ella por hallarse el edificio en malas condiciones, carente de ornamentos y hasta de ara; por ello debió pasar a Aloria ya en 1740.

Radicaba en Aloria una cofradía de hidalgos llamada de “Santo Domingo y San Íñigo” y, en otros lugares, de “San Juan de Aloria”, escasamente documentada en protocolos notariales y en libros parroquiales. No obstante, como el pertenecer a esta cofradía era hecho fehaciente de hidalguía en las pruebas de ingreso en las órdenes militares, algunos expedientes de caballeros aspirantes a sus hábitos citan esta cofradía y transmiten curiosos datos sobre su antigüedad y funcionamiento. En el de Don Juan de Urdanegui e Inoso, después marqués de Villafuerte  y fundador del Colegio de Jesuitas de Orduña, incoada en 1667, se repite por varios testigos que el padre del pretendiente al hábito, Don Juan de Urdanegui, había sido mayordomo de la cofradía de San Juan de Aloria, compuesta sólo por hidalgos; esto, según costumbre y “estatuto que se a obserbado y observa con tanto rigor q no se ha visto en tiempo alguno se aya admitido a dicha Junta  ni dispensado con persona alguna que no sea hidalgo de quatro costados y christiano viejo”. Según declaraban los informadores de este expediente, la cofradía tenía ordenanzas con treinta y dos capítulos aprobados en 27 de mayo de 1610, traslado y confirmación de otros también refrendados en 2 de julio de 1527 “en el campo de San Juan de Aloria”, que a su vez recogían costumbres muy viejas de la cofradía, cuya antigüedad se remontaba a “más de trescientos años”, según los informadores de 1667, la componían hidalgos casados y asentados en Arrastaria y Orduña, quienes podían ingresar en la cofradía , tras de su petición “el primer día de Santo Domingo que biniere en el año despues que fuese casado” y después de una seria información de limpieza de sangre.

Esta cofradía tuvo sus primeras juntas en el campo de la iglesia y más tarde en un “camarato” o pequeña cámara situada a la entrada de la propia iglesia de San Juan. Por eso en 1788, cuando este templo se encontraba en ruinas y se celebraba parte del culto parroquial en la ermita de san Fausto, la cofradía trasladó sus “congresos, funciones y misas” a la parroquia de San Jorge de Artómaña, pero la advocación de Santo Domingo, copatrono de la cofradía, se mantuvo en la vieja parroquia de San Juan de Aloria, reparada y convertida en ermita.

En 1556 la población de Aloria era de quince vecinos; los diezmos y primicias recibidos en Aloria consistían en trigo, vino y corderos, aparte de ciertas cantidades en dinero. A mediados del siglo XIX los vecinos eran doce y 60 los habitantes.

 

Fuente: Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria (Tomo VI), Micaela Portilla.

 

1 comentario

  1. Jorge Casals Oliver

    José de Echevarría. Cantero. Hermano de mi bisabuelo. Los Echevarría contribuyeron en la construcción de iglesias en los Lendoños,Belandia y Lezama. Y el coro de STA María de Orduña.
    Este José Echevarría y sus antepasados 100 años antes. Todos canteros, escultores y carpinteros.

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