Descripción de Orduña (Armona)
Una de las cuestiones más interesantes del manuscrito histórico que presentamos es el que se refiere a los aspectos urbanísticos que en él aparecen. Después de narrar las vicisitudes históricas a través de los siglos, dedica un capítulo a lo que llama situación de la ciudad. Aun cuando pudo copiar párrafos enteros de las notas que redactó Cayetano de Palacio, tal y como hemos visto con anterioridad al hablar de las fuentes, la descripción de la ciudad, sea del propio Armona, sea, como es lo más probable, del alcalde orduñés, tiene indudable interés desde el punto de vista urbanístico.
Primero se explica la ubicación del casco urbano, desde un enfoque territorial, en medio de un valle o campiña, cerca del río Nervión y con abundante agua y alimentos. Esto en lo que se refiere al emplazamiento.
Desde el punto de vista morfológico, se analiza bien la estructura radioconcéntrica del plano orduñés, esto es, la existencia de una serie de calles convergentes que confluyen en una plaza o núcleo central. «La idea de las calles, ni puede ser mejor, porque las unas vienen a salir a esta hermosa plaza para cogerla en medio» escribe Armona.
La descripción de la plaza es escueta pero acertadísima en sus rasgos fundamentales, hermosa, amplia, con soportales, llena de tiendas, céntrica. Sólo le falta explicar las funciones que como mercado, lugar festivo o centro administrativo con la casa consistorial allí situada, también tenía la plaza mayor de la ciudad.
Cita más adelante las murallas, elemento esencial en la villa medieval y que en vida de Armona, si no intactas, si circundaban en su casi totalidad el recinto urbano. Como investigado en otro lugar, la destrucción de la muralla orduñesa se produce a fines del siglo XVIII y todo el siglo XIX, a causa de las guerras civiles, la inactividad municipal y la urgencia de buscar accesos a los principales caminos de la comarca.
Los reductos, baluartes, torreones, puertas y tamaño de la cerca hacen afirmar a Armona el carácter de plaza militar que tuvo en el pasado la ciudad y que, en efecto, gravitó sobre la historia de Orduña durante toda la Edad Media, como objeto de enfrentamiento de poderes en conflicto, el señor de Bizkaia, el de Ayala y el monarca castellano.
A continuación describe alguno de los elementos arquitectónicos principales del casco urbano. Empieza con el que es, sin duda, el edificio más importante, la iglesia de santa María. La califica de fábrica majestuosa de la arquitectura gótica, y si bien pudo exagerar un tanto su apreciación, no cabe duda que se trata de uno de los principales y mayores templos góticos de Bizkaia. Si bien es seguro que en tiempos de Alfonso X, como aparece en el manuscrito, se edificase una iglesia en Orduña, la fábrica que conoció Armona y existe hoy en día es obra del siglo XV, edificación con planta de cruz latina, tres naves y seis capillas laterales, tres en cada flanco. No parece, por tanto, verosímil que la construcción de la iglesia fuese anterior a la de las murallas. El propio carácter amurallado del templo parece atestiguar que ambos elementos se fueron construyendo de manera simultánea o, cuando menos, de forma coordinada para satisfacer las necesidades de defensa del recinto urbano.
También describe muy sucintamente alguna de las edificaciones religiosas más importantes, el santuario de Nuestra Señora de la Antigua, el convento de san Francisco y algunas ermitas y parroquias rurales. Se olvida por completo de la arquitectura residencial y de la de servicios. Sólo se acuerda del edificio de la aduana y no precisamente para alabarlo, llegando a decir que nada tiene de grandioso ni de real para ocupar lo mejor de una gran plaza. Con todo, hace una descripción bastante minuciosa de la construcción.
También se dedica un amplio apartado a la infraestructura más importante de la comarca. La peña de Orduña y el camino que la atraviesa de acceso a la meseta, es objeto de su atención pues conoce, como persona preocupada por el progreso que los caminos son clave en el desarrollo económico de un país.
La incorporación de un plano del casco urbano al manuscrito de Armona, al parecer trazado por el corregidor madrileño, otorga un valor añadido a este estudio histórico local, porque no es habitual que en textos tan antiguos se incorporen documentos gráficos.
En el plano se observan bien los tres núcleos en que se divide la ciudad. El primitivo núcleo urbano, situado en la parte superior del dibujo, se componía de tres calles, Hierro, Medio y Carnicería, y adoptaba una forma rectangular, con la parroquia de santa María en uno de sus extremos, la que aparece con la letra A. A la derecha de este núcleo, con la letra E, se situaba la pequeña colina que ubicó el castillo que tanta importancia tuvo en la vida medieval de la ciudad y que desapareció en 1521.
El segundo de los núcleos, a la izquierda del dibujo, es el primero de los ensanches medievales y también adopta una forma regular rectangular con tendencia a cuadrada. Se compone de cinco calles: Vieja, Francos, Orruño, san Juan y san Lucas (Rondas de Orruño en el plano) y es el de mayor superficie y, consecuentemente, el que mayor población acogía. Con todo, se puede observar en el plano de Armona una serie de solares sin edificar en las calles de san Juan y san Lucas.
El tercer núcleo, último de los ensanches medievales, a la derecha del dibujo, adopta un plano regular de forma ligeramente triangular que en la traza de Armona no está muy bien conseguido. Consta de tres calles: Burgos, Nueva y Cantarranas, cuya última manzana se alarga sobre calle Nueva, envolviéndola y formando una diminuta plaza frente a la puerta del camino de Castilla.
En el plano, los principales monumentos aparecen remarcados con sendas letras, y, aparte las ya citadas, se pueden ver el colegio de jesuitas (B), la aduana (D), el monasterio franciscano (C), este último ya fuera de la muralla. Este elemento defensivo se pone claramente de manifiesto al remarcar el borde del casco urbano con trazo más grueso. Aparecen también con claridad las puertas de acceso a la ciudad, en conexión con los principales caminos. Así, la puerta de calle Vieja sale al camino de Bilbao, la de calle Burgos al camino de Castilla, la de Cantarranas al camino de Nuestra Señora de la Antigua, la de calle Orruño al camino de Gecha, la de calle Carnicería al camino de Vitoria. Muy cerca de esta última puerta se encontraba otra, probablemente de utilidad para el antiguo castillo porque conectaba con un camino que iba a la fortaleza.
El plano incorpora la plaza mayor, en el centro urbano, de la que no olvida trazar los pórticos que la rodean en todo su contorno y el edificio de la aduana, sin finalizar en el año en que se traza el plano. También incluye la existencia de algunas huertas en la zona de la calle Carnicería, en lo que fue el núcleo originario lindante con la zona del castillo y que era el sector de menor densidad urbana.
Juan Ignacio Salazar Arechalde