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Descripción de Orduña (Armona)

Descripción de Orduña (Armona)

Plaza 1907Una de las cuestiones más interesantes del manuscrito histórico que presentamos es el que se refiere a los aspectos urbaní­sticos que en él aparecen. Después de narrar las vicisitudes históricas a través de los siglos, dedica un capí­tulo a lo que llama situación de la ciudad. Aun cuando pudo copiar párrafos enteros de las notas que redactó Cayetano de Palacio, tal y como hemos visto con anteriori­dad al hablar de las fuentes, la descripción de la ciudad, sea del propio Armona, sea, como es lo más probable, del alcalde ordu­ñés, tiene indudable interés desde el punto de vista urbaní­stico.

Primero se explica la ubicación del casco urbano, desde un enfoque territorial, en medio de un valle o campiña, cerca del rí­o Nervión y con abundante agua y alimentos. Esto en lo que se refiere al emplazamiento.

Desde el punto de vista morfológico, se analiza bien la estructura radioconcéntrica del plano orduñés, esto es, la existencia de una serie de calles convergentes que confluyen en una plaza o núcleo central. «La idea de las calles, ni puede ser mejor, porque las unas vienen a salir a esta hermosa plaza para cogerla en medio» escribe Armona.

La descripción de la plaza es escueta pero acertadí­sima en sus rasgos fundamenta­les, hermosa, amplia, con soportales, llena de tiendas, céntrica. Sólo le falta explicar las funciones que como mercado, lugar festivo o centro administrativo con la casa consistorial allí­ situada, también tení­a la plaza mayor de la ciudad.

Cita más adelante las murallas, elemen­to esencial en la villa medieval y que en vida de Armona, si no intactas, si circundaban en su casi totalidad el recinto urbano. Como investigado en otro lugar, la destrucción de la muralla orduñesa se produce a fines del siglo XVIII y todo el siglo XIX, a causa de las guerras civiles, la inactividad municipal y la urgencia de buscar accesos a los principales caminos de la comarca.

Los reductos, baluartes, torreones, puertas y tamaño de la cerca hacen afirmar a Armona el carácter de plaza militar que tuvo en el pasado la ciudad y que, en efecto, gravitó sobre la histo­ria de Orduña durante toda la Edad Media, como objeto de enfrentamiento de poderes en conflic­to, el señor de Bizkaia, el de Ayala y el monarca castellano.

A continuación describe alguno de los ele­mentos arquitectónicos principales del casco urbano. Empieza con el que es, sin duda, el edifi­cio más importante, la iglesia de santa Marí­a. La califica de fábrica majestuosa de la arquitectura gótica, y si bien pudo exagerar un tanto su apre­ciación, no cabe duda que se trata de uno de los principales y mayores templos góticos de Biz­kaia. Si bien es seguro que en tiempos de Al­fonso X, como aparece en el manuscrito, se edifi­case una iglesia en Orduña, la fábrica que cono­ció Armona y existe hoy en dí­a es obra del siglo XV, edificación con planta de cruz latina, tres na­ves y seis capillas laterales, tres en cada flanco. No parece, por tanto, verosí­mil que la construc­ción de la iglesia fuese anterior a la de las mura­llas. El propio carácter amurallado del templo parece atestiguar que ambos elementos se fue­ron construyendo de manera simultánea o, cuan­do menos, de forma coordinada para satisfacer las necesidades de defensa del recinto urbano.

También describe muy sucintamente algu­na de las edificaciones religiosas más importan­tes, el santuario de Nuestra Señora de la Antigua, el convento de san Francisco y algunas ermitas y parroquias rurales. Se olvida por com­pleto de la arquitectura residencial y de la de servicios. Sólo se acuerda del edificio de la adua­na y no precisamente para alabarlo, llegando a decir que nada tiene de grandioso ni de real para ocupar lo mejor de una gran plaza. Con todo, hace una descripción bastante minuciosa de la construcción.

También se dedica un amplio apartado a la infraestructura más importante de la comarca. La peña de Orduña y el camino que la atraviesa de acceso a la meseta, es objeto de su atención pues conoce, como persona preocupada por el progreso que los caminos son clave en el des­arrollo económico de un paí­s.

La incorporación de un plano del casco urbano al manuscrito de Armona, al parecer tra­zado por el corregidor madrileño, otorga un valor añadido a este estudio histórico local, porque no es habitual que en textos tan antiguos se incor­poren documentos gráficos.

En el plano se observan bien los tres núcle­os en que se divide la ciudad. El primitivo núcleo urbano, situado en la parte superior del dibujo, se componí­a de tres calles, Hierro, Medio y Carnicerí­a, y adoptaba una forma rectangular, con la parroquia de santa Marí­a en uno de sus extremos, la que aparece con la letra A. A la derecha de este núcleo, con la letra E, se situaba la pequeña colina que ubicó el castillo que tanta importancia tuvo en la vida medieval de la ciu­dad y que desapareció en 1521.

El segundo de los núcleos, a la izquierda del dibujo, es el primero de los ensanches medievales y también adopta una forma regular rectangular con tendencia a cuadrada. Se com­pone de cinco calles: Vieja, Francos, Orruño, san Juan y san Lucas (Rondas de Orruño en el plano) y es el de mayor superficie y, consecuentemente,  el que mayor población acogí­a. Con todo, se puede observar en el plano de Armona una serie de solares sin edificar en las calles de san Juan y san Lucas.

El tercer núcleo, último de los ensanches medievales, a la derecha del dibujo, adopta un plano regular de forma ligeramente triangular que en la traza de Armona no está muy bien con­seguido. Consta de tres calles: Burgos, Nueva y Cantarranas, cuya última manzana se alarga sobre calle Nueva, envolviéndola y formando una diminuta plaza frente a la puerta del camino de Castilla.

En el plano, los principales monumentos aparecen remarcados con sendas letras, y, apar­te las ya citadas, se pueden ver el colegio de jesuitas (B), la aduana (D), el monasterio fran­ciscano (C), este último ya fuera de la muralla. Este elemento defensivo se pone claramente de manifiesto al remarcar el borde del casco urbano con trazo más grueso. Aparecen también con claridad las puertas de acceso a la ciudad, en conexión con los principales caminos. Así­, la puerta de calle Vieja sale al camino de Bilbao, la de calle Burgos al camino de Castilla, la de Cantarranas al camino de Nuestra Señora de la Antigua, la de calle Orruño al camino de Gecha, la de calle Carnicerí­a al camino de Vitoria. Muy cerca de esta última puerta se encontraba otra, probablemente de utilidad para el antiguo casti­llo porque conectaba con un camino que iba a la fortaleza.

El plano incorpora la plaza mayor, en el centro urbano, de la que no olvida trazar los pór­ticos que la rodean en todo su contorno y el edi­ficio de la aduana, sin finalizar en el año en que se traza el plano. También incluye la existencia de algunas huertas en la zona de la calle Carnicerí­a, en lo que fue el núcleo originario lin­dante con la zona del castillo y que era el sector de menor densidad urbana.

Juan Ignacio Salazar Arechalde

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