Cariño, cuidados y un hogar en El Refugio de los Sabios de Orduña
El terreno de juego del antiguo campo de fútbol de La Rondina es, ahora, un amplio espacio verde donde disfrutar, pasear y correr al aire libre. Y las dependencias que, en su día, acogieron almacenes, vestuarios o duchas han sido reconvertidas en una guardería felina con acceso al exterior y en establos que cumplen, a la perfección, su función como lugar de alojamiento y descanso. En menos de un año desde que echó a andar la iniciativa, El Refugio de los Sabios de Orduña se ha ido transformando en un acogedor y funcional recinto donde dar una segunda oportunidad a animales abandonados, callejeros, maltratados o que, por una u otra circunstancia, no pueden ser cuidados por sus dueños.
Todo está siendo posible gracias a la implicación y la dedicación de Mari Jose Martín y Víctor Sánchez, impulsores de un proyecto de carácter social y voluntario que pudo arrancar tras la cesión de las abandonadas instalaciones deportivas por parte del Ayuntamiento y que está contando con el apoyo de particulares a la hora de sacar adelante tareas diarias como limpiar o adecentar las instalaciones, sacar por turnos a los animales o llevarlos al veterinario, recoger las donaciones realizadas por vecinos o negocios de la zona, comprar alimentos o preparar las raciones de comidas. «Yo fui la promotora, pero el alma de este sueño es Víctor. Está siempre al pie del cañón encargándose de todos los trabajos de remodelación y mantenimiento, de las necesidades alimenticias y sanitarias, de educar a los animales…», reconoce con agradecimiento Mari Jose. A pesar de todo el esfuerzo que conlleva, y las dificultades añadidas generadas por la situación de pandemia, el balance es satisfactorio. «Seguimos ilusionados y está siendo todo muy gratificante. Aunque contar con voluntarios fijos y continuos es complicado, la respuesta de los vecinos de Orduña y del entorno está siendo vital en cuestiones como donaciones de alimentos, de juguetes o de mantas para que los animales pudieran pasar el invierno calentitos».
El último ejemplo de colaboración altruista y desinteresada ha llegado del Instituto Zaraobe de Amurrio. El grupo de segundo curso del ciclo de formación profesional básica de Carpintería y Mueble, junto al profesorado, han ideado, diseñado y construido ocho casetas para El Refugio de los Sabios, cada una con su propia personalidad, combinando colores, adornos y originales distribuciones de espacio. «La donación ha llegado ya esta semana a nuestras instalaciones. Estamos muy agradecidos. Nuestros peludos van a estar muy a gusto y cómodos en ellas», afirma emocionada Mari Jose.
Cuidados y adopciones
Y es que, el bienestar animal es el principal objetivo del proyecto promovido por Víctor y Mari Jose. En ello, se están volcando con inquilinos ya permanentes como Zipi y Zape, una pareja de burros que iban a sacrificar porque su dueño, que era ganadero, falleció y no había quien se hiciera cargo de ellos; la pareja de pitbulls formada por Mami y su hija Gaya que tras intensos pleitos por maltrato animal contra su dueño lograron recalar en el refugio el pasado verano; o la cerdita tibetana Clotilde, encontrada atada en la puerta de un establecimiento hostelero de la ciudad después de ser utilizada como entretenimiento por los participantes en una despedida de soltero. «Forman ya parte de nuestra familia y, seguramente, se queden para siempre en el refugio. Aunque Mami y Gaya están listas para ser adoptadas, por su historia y lo que han sufrido, queremos que sigan juntas, que vayan las dos a la misma casa», explica Mari Jose. Si, finalmente, no fuera posible, «no nos importa, seguimos cuidándolas aquí».
El recinto que, en estos momentos, se encuentra vacío es el habilitado como guardería felina. «Hemos llegado a acoger y cuidar a más de una veintena de gatos. Y todos tienen ya un nuevo hogar», aunque de vez en cuando reciben la visita de «tres o cuatro callejeros que saben que aquí van a encontrar algo de comida y les dejamos entrar y salir cuando quieran», comenta como anécdota.
La manada perruna también se ha visto reducida gracias a las adopciones, pero aún están a la espera de encontrar familia los pitbulls Mami y sus hijas Gaya y Samba, los mastines Zesar y Martín, la pastora vasca Gora y el cariñoso Batman. Todos se entregan con su cartilla sanitaria y vacunas al día y esterilizados y desde El Refugio de los Sabios «les hacemos un seguimiento», algo que no está resultando nada complicado «porque son las propias familias de adopción las que, de manera voluntaria, nos mandan vídeos y fotos». Los avances están siendo muy positivos, pero la actividad nunca para y las visitas tampoco. «Nos gusta que la gente venga, vea y toque a los animales, nos acompañe en los paseos hasta la laguna… Es una manera de educar en el respeto, otro de nuestros objetivos».
Tomado de www.abc.eus