Ángel Pulido, un rejero en Orduña
La gótica iglesia de Santamaría, siglo XV, llama la atención por la modernidad de la reja que cierra la capilla de los Olaso.
Como se leerá más adelante, el dibujo se debe a Daniel Zuloaga. Daniel Zuloaga, reprodujo para ello la magnífica reja que cierra la capilla de la Piedad de la catedral de Segovia. Fue obra del célebre rejero fray Francisco de Salamanca, de la Orden de Predicadores. De su taller salieron las rejas de la capilla mayor y de la del coro de la catedral de Sevilla; rejas para el palacio de las Conchas, en Salamanca; reja para el retablo mayor del monasterio de Guadalupe; del de El Paular, etc. La citada de la actual catedral de Segovia proviene de la antigua, echada a tierra en 1521 por culpa de la guerra de las Comunidades. Por ser ésta del período solicitado por Olaso, gótico y transición a renacimiento, fielmente lo reprodujo Zuloaga para que lo interpretara Pulido.
En Orduña, del zócalo surgen dos cuerpos divididos en tres calles que siguen las normas clásicas de la rejería del siglo XV. Sobre ellos, una compleja crestería renacentista, que marca la transición de estilos muy compenetrados y de grata contemplación. Mide la obra 4,20 metros de ancho y 4,80 metros desde el suelo hasta el remate de la cruz.
La labor de albañilería del zócalo se interrumpe en el centro para dar lugar a la puerta, de una sola hoja. í‰sta lleva el suyo correspondiente para que igualen la posición de las basas de los balaustres. La decoración es a base de dos triples corazones que cada uno de ellos enmarca un rombo sobre el cual, en chapa repujada, se acoplan una flor de cuatro pétalos.
La puerta está formada por siete balaustres lisos, presentados en arista, más dos en los extremos de mayor cuerpo, retorcidos. Ganada altura, los cuatro barrotes impares se abren formando corazones invertidos, y los tres pares presentan triples corazones.
Cerradura. íngel Pulido, para el cerrojo y en especial para la manija, ha recurrido a técnicas surgidas de su privilegiada creatividad con estilos y formas refinadísimas. Se diría que son obras de un orive, un orfebre. Domeña el hierro, cincelando, como si de cera se tratara. Pieza de museo, sin duda. El primer cuerpo sigue la misma traza de la puerta, pero cada calle la forman nueve barrotes con basas ornamentadas con toros y escocias en sus caras cuadrangulares. Los triples corazones van en los barrotes impares y los corazones invertidos, en los pares. Potentes haces de cuatro columnas sujetan por los extremos el armazón general de la reja. Ascienden hasta la crestería, acabando en afiligranado pináculo. Antes han dejado cuatro pináculos ornamentados en sus aristas con florones.
El primer friso corre a lo largo de toda la reja. La decoración es un alarde del rejero: hojas de cardo en chapas de hierro recortadas, medias coronas en cuya intersección surgen puntas de lanzas, arquetes, corlas, etc.
El segundo cuerpo recibe la traza del primero.
El segundo friso sigue el primor anterior, con la diferencia de que si se repiten las filigranas del centro y zona baja de esta faja, la alta queda suprimida para dar lugar a la ornamentación final de la reja que corre a cargo de la crestería.
La crestería es un coronamiento complejo a base de siete segmentos de coronas circulares que se entrecruzan, formados con dobles chapas. En la intersección florones cierran el dibujo. Entre estos segmentos de corona, en el centro de cada calle, un medallón presenta personajes de la mitología griega. Culmina toda la obra, en el remate de la calle central un triunfante crucifijo de muy buena factura.
Queda para la posterioridad el nombre y condición de los autores:
En el batiente inferior de la puerta se lee: «Dibujada por D. Zuloaga. Construida por íngel Pulido en Segovia, 1906. Arquitecto, José María Basterra«.
¿Quién es íngel Pulido?
Don José María Basterra es un muy célebre arquitecto bilbaino. Don Daniel Zuloaga, es un ceramista internacionalmente reconocido. En cualquier enciclopedia hay profusos datos de ellos. De Pulido en Orduña nada se me dice; en tratados de arte vasco, tampoco hallo. Si el constructor cita a Segovia, en Segovia se salvará la incógnita. íngel pulido trabaja con Daniel Zuloaga.
Daniel Zuloaga: De ascendencia vasca –era hermanastro de Plácido, el padre del insigne pintor Ignacio– por necesidades de trabajo tuvo que instalarse en Segovia el año 1893. Vivió en ella hasta su muerte, diciembre de 1921.
Los biógrafos citan el gran retablo en cerámica que ejecutó para instalar el Santísimo Cristo de la Agonía que acababa de ser donado a la catedral. Rodea el retablo una reja en cuya puerta, en el escudete de la cerradura se lee: D. Zuloaga dibujó, A. Pulido construyó, Segovia, 1898.
Ni en trabajos específicos sobre la rejería segoviana que se han editado, ni en las numerosas obras de arte que se han escrito, hay noticia alguna del autor de la reja. Ocurre como en Orduña.
Indagando en la vida de Daniel Zuloaga, logré saber que un discípulo suyo había solicitado formar parte del grupo de obreros que irían a París con motivo de la inauguración de la Exposición Universal de 1900. Las gestiones fueron confiadas a la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País, que, dada la laboriosidad que la distinguía sobre las de otras provincias, aumentaron el cupo primitivo de dos a cinco obreros. Fue en las actas de la Económica donde vi que íngel Pulido, natural de Madrid, de 39 años, solicitaba entrar en el grupo. El periódico local, El Adelantado de Segovia, publicó el día 21 de febrero de 1906 un artículo titulado «Una obra de arte» que trataba de la reja que había construido Pulido para Orduña y que estaba presta para facturarse por ferrocarril a Orduña.
El 21 de diciembre de 1921 ese periódico publicaba la esquela del fallecimiento de este artista. Como en ella se hacía mención de la parroquia a la que pertenecía, ya había un camino que seguir. En el libro de difuntos de la de San Millán, figuraba el deceso, familiares y domicilio. Otros libros, los de Matrículas, me fueron señalando año a año su presencia en esa parroquia, en la calle de la Independencia número 2. En el libro del año 1900 ya no registraba la presencia de esa familia.
En el proceso de una investigación, si la fortuna acompaña, –lo que en las más de las ocasiones se esconde– se logran objetivos sorprendentes.
En los años que llevo clasificando correspondencia en el Museo Ignacio Zuloaga, en Zumaia, el ordenador se ha ido llenado de nombres, así es que es allí donde Pulido aparece relacionado con este pintor y con el escritor argentino, de ascendencia vasca, Enrique Rodríguez Larreta.
Larreta era asiduo visitante del caserío de Zuloaga, «Santiago Echea», y de la correspondencia que emanó entre ambos he llegado a saber que tanto le gustaron unas rejas hechas para diversas ventanas del caserío, que encargó otras semejantes para el palacio que construía en Belgrano, Buenos Aires. Estoy citando hechos ocurridos los años 1915 y 1916.
Así pues, tenía controlado devenir de íngel Pulido desde 1898 que realizó la reja para la catedral de Segovia; en 1905 ésta de Orduña; en 1910 un gran bastidor para la mampara llamada de los Reyes Católicos en el alcázar; en 1915 y 1916 los encargos de Ignacio Zuloaga y Larreta. Quedaba algún paréntesis inicial. Un paréntesis que hubiera sido de cuatro años de no ser por las cualidades que distinguen al encargado del Archivo Municipal de Segovia. í‰l, sabiendo mi interés, me presentó un expediente de permuta de terreno municipal que solicitaba Pulido. Por esa petición al Ayuntamiento supe que en 1894 vivía en el barrio de Santa Eulalia. ¿Cuándo se estableció en Segovia? Se había casado en Vivero (Lugo); sus hijos nacieron tres en Madrid y el último en Alcalá de Henares el año 1893, un año antes de trasladarse a Segovia.
¿Cómo sabía Daniel Zuloaga las cualidades excepcionales de este artista, escogido entre más de una docena de herreros que en 1896-1897 había en Segovia? Para su obra querría lo mejor que encontrara en la ciudad. Artesanos había, artista ¿sólo Pulido?
Se conoce que sólo Pulido.